El joven creador majorero Delaweapon lanza su primer disco, un trabajo que tiene un nexo conceptual con el fútbol, usado como metáfora de la carrera hacia la fama
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‘Balón de oro’: un álbum como alegato contra la trampa del éxito
El joven creador majorero Delaweapon lanza su primer disco, un trabajo que tiene un nexo conceptual con el fútbol, usado como metáfora de la carrera hacia la fama
El futbolista favorito de Luis de Armas Fulgencio es Roberto Baggio. Icono italiano de los años ochenta y noventa, los amantes del fútbol reconocen en él a la leyenda que, en un parpadeo, lo perdió todo. Ídolo de masas, lideró a la selección italiana en el Mundial del ‘94; marcó los goles que salvaron al equipo en cada partido, llevó a Italia a la final y, a un segundo de darle el campeonato del mundo a su selección, falló el golpe decisivo de la tanda de penaltis en la final contra Brasil. Se convirtió entonces, durante los largos minutos que captaron las cámaras internacionales, en un joven inexpresivo, de pie, cabeza gacha, en un césped cada vez más repleto de jugadores de Brasil festejando su victoria. Pasó tanto tiempo aturdido que pasó a la historia del fútbol como “Baggio, el hombre que murió de pie”.
No es casualidad que a él dedique Delaweapon (nombre artístico de Luis de Armas) un tema de su disco Balón de oro, su primer álbum como artista en solitario. En él, el majorero toma el fútbol como nexo conceptual para un conjunto que explora la trampa, el anzuelo y la red de la búsqueda del éxito como fin en sí mismo.
El joven plantea un paralelismo entre el fútbol y la música como catapultas a la fama o precipicios al fracaso, poniendo el foco en la frustración a la que se dirige una generación completa presionada por los estándares de un mundo de ganadores y perdedores, industrias y flashes, vidas marcadas por la competición. “Roberto Baggio representa ese afán de intentarlo y no llegar a conseguirlo del todo. Representa ese tener el talento, ser el mejor y más admirado, reunir todas las condiciones para tenerlo todo y a la hora de la verdad fallar”, señala el autor, que incide en que la figura le permite conectar con el significado común del álbum.
Concepto y trazado
Construido a partir de once temas, guiño a los once jugadores sobre el campo, el disco se distribuye en tres tiempos: introducción, juego y desenlace. Así, los tres primeros temas componen una carta de presentación, el marco conceptual que abre el resto de piezas al público. Con una salva de vítores, y entre el jaleo del público, un locutor radiofónico presenta en Debut el partido que se jugará en los siguientes diez temas, una narración en la que puede reconocerse la voz de la primera colaboración del álbum: Gilo El Yeti deja su sello en la puerta principal.
La carrera futbolística y la musical, como crítica a la presión del éxito
La narración y los aplausos se van alejando y conectan con el primer tema en el que Delaweapon nos apunta direcciones. “Me santiguo, salto al campo con el hambre de un novato que sabe que le están mirando y tiene que demostrar tanto; debe ganarse el respaldo”, anuncia en este track, que lleva por título La promesa. Para cerrar el trío de presentación, en el tema El joven Roberto Baggio la voz de Delaweapon continúa asumiendo el papel de un jugador anónimo, que ahora tiene el peso de la presión de la oportunidad: “Ahora que tengo el mundo en mis manos,/debo seguir centrado/una visión que seguir: un dictado,/tengo una bala: solo un disparo”.
“El concepto del disco surge de la necesidad de homenajear a las leyendas locales”
A partir de aquí, se inicia el juego en el conjunto metafórico del álbum, con un arranque que ya pone el foco en los estragos del delirio del éxito: un jugador que se presenta a sí mismo en términos ególatras en México ‘86, con la colaboración de los conejeros Cee Goat y Merino; la presión de triunfar, en Catenaccio (“Quítate de encima esa presión,/mira atrás, vienen dos,/pega un volantazo, trázalo,/pisa el acelerador”); PES 6 - Skit, breve pieza que sirve al conjunto para dar un cambio de tiempo musical y que el autor describe como el “descanso del partido”; y, por último, los temas Total 90 y Tango, colaboraciones de Aday P y Aly Bravo y de Guayo respectivamente.
En este punto, se abren los tres temas que sirven como cierre y que Delaweapon considera “el fin de la historia del jugador”: Balón de oro, canción promocional del disco y que defiende el camino por encima de la meta, rechaza, de forma frontal, la idea del éxito (“Desde la línea de salida corredores miran/para los dos lados con fatiga quieren ser primeros,/sin saber que es una carrera de fondo con la vida/a contrarreloj, con la muerte de enemiga”); Prórroga, en que el jugador pide tiempo para reparar a sus seres queridos por dejarlos de lado por la fiebre de la fama; y, por último, Retirada, que Luis de Armas utiliza para agradecer a quienes le acompañaron en el proceso de desarrollo.
Producción
El álbum, que cuenta con la producción y composición musical de Mario Once, y mezcla y máster de 8Yi, mantiene las referencias al fútbol en todo el conjunto, desde estilos de juego, hasta balones, trofeos o nombres propios. Cuenta Luis de Armas que el mensaje nace de su propio aprendizaje y que, incluso, a veces se dirige a su “yo” adolescente: “Me hago a mí mismo una tiradera en Catenaccio, por ejemplo. Con 17 años, si subes a un escenario o juegas al fútbol hay un riesgo a creer que te vas a comer el mundo, que eres mejor y no entender que otros vivan de eso y tú no. Me canto mis verdades, me digo: ‘Madura un poco, esto no va de eso’. Intento hacer un ejercicio de madurez y de honestidad”, explica.
Este mensaje, que se mantiene en todo el disco, viene aparejado a la necesidad, explica, de “normalizar este tipo de industrias”: “Haces música o haces fútbol, no eres un superhéroe. Eres como un panadero, o un periodista, o un profesor”, reivindica, y señala la importancia de este mensaje para los más jóvenes. “El concepto del disco surge también de la necesidad de homenajear a las leyendas que no tienen aún ese alto estatus en el mundo del mainstream. Hay leyendas locales”, apunta Armas Fulgencio, que señala nombres de la escena musical de Fuerteventura como Guillermo González (El Yeti), Álvaro García (Reverendo Brown - Dj Keroi) o David Rica (David Mahoh).
“Yo ya gané el Balón de Oro con mi equipo de primera/lo demás puede esperar”. En un mundo comprado (o vendido), decidido a convertir todo en producto, ilusiona, como pequeño rayo de luz, el joven que rechaza la trampa. Delaweapon ya entró al juego: que el partido sea largo.
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