Juan Cruz Sepúlveda

Año internacional del camello: Fuerteventura y Lanzarote, dos modelos únicos en el mundo

La UNESCO ha declarado el año 2024 como el Año Internacional de los Camélidos para reconocer la contribución de esta especie en la supervivencia de la población en condiciones hostiles. Pocos son los actos que se han desarrollado, hasta donde conocemos, para tal fin, y que van desde un concurso de dibujo a nivel autonómico organizado por la Asociación Mercedes Medina Díaz, con sede en Lanzarote, en colaboración con el grupo empresarial CICAR; una exposición de aperos de labranza empleados para el camello, realizada por el Cabildo de Lanzarote a través de la III Feria Ganadera, Agrícola y Pesquera; y la gran cita de 34 países en París el pasado mes de abril, llevada adelante con muchas dificultades, donde España estuvo representada por un ejemplar majorero de la empresa Dromemilk Camel Bio Farm.

Existen datos que sitúan la llegada del camello a Canarias a comienzos del siglo XV, procedente del continente africano. El ingenio del agricultor fue dotándole de múltiples aperos para su uso en el campo: el arado, la tabla, la rastrilla, el serón, vaso o baso, silla de cargar, cajas de vendimia, barricas de agua o para transportar mosto, y silla de brazos. El camello, junto al hombre, ha contribuido hasta mediados del siglo pasado a moldear el singular paisaje agrario de Lanzarote, motivo por el cual la isla es mundialmente conocida. El camello canario estaba presente en todas las casas de campo y participaba en múltiples faenas: arar para la siembra de cereales, tablear en los enarenados y trillar. La raza del camello canario es muy rentable, con una esperanza de vida de 30 años y una capacidad de carga de aproximadamente 350 kg.

En Lanzarote, el camello fue “el ingeniero” trazador de las increíbles veredas para llegar con carga a los lugares más inverosímiles. Después de las erupciones volcánicas, fue el animal determinante, junto al hombre, para volver a hacer productivos los espacios densamente cubiertos por ceniza. Transportaba piedras volcánicas para realizar los socos protectores del viento. El serón, artilugio creado por el hombre adaptado a la fisonomía del animal, permitía transportar arena y estiércol para abono. La silla de carga estaba presente en todas las labores agrícolas y de transporte de enseres y personas. La cruz se utilizaba como puesto del “conductor” cuando se viajaba solo. El camello era un elemento fundamental en tiempos de vendimia: acceder a los sinuosos terrenos de vides, la armonía de sus pisadas sobre el rofe y el equilibrio para sostener pesadas cajas de carga para llevar al lagar eran tareas únicas encomendadas al camello. También lo fue cargar dos barricas de mosto de casi una pipa de capacidad entre el lagar y la bodega. El popular arao se empleaba para surcar los áridos terrenos de labranza destinados al cultivo de cereales. Miles de hectáreas eran surcadas cada año para obtener de estos secarrales el milagro de que brotase el grano. Las islas orientales fueron conocidas como “el granero de Canarias”.

EL CAMELLO ATRAE TURISMO A LANZAROTE

Los primeros aventureros se sorprendieron de los espacios naturales creados por las erupciones volcánicas y del paisaje ajardinado que el hombre, con la ayuda del camello, había realizado. Los surcos, los bancales y los socos creaban, en definitiva, una geometría paisajística única. Las primeras fotos y postales que recorren el mundo sitúan a Lanzarote en el mapa global.

Con la puesta en funcionamiento del Parador Nacional de Turismo, donde llegaron los primeros viajeros y aventureros transformados en turistas, comenzaron a demandar servicios relacionados con la visita e interacción con los campesinos, utilizando a los primeros taxistas de la ciudad como informadores turísticos. El propio director del Parador Nacional de Turismo señalaba los lugares indicados y dónde podían encontrar la actividad de labranza adecuada según la estación del año. De esta manera, el taxista y el viajero acudían al terreno en tiempos de cebollas, tomate o de recogida de cereales, y allí se contrataba el paseo a las míticas Montañas del Fuego. Así, de manera tan natural, a mediados de los años cincuenta se fue gestando el cambio de actividad del camello, pasando del uso exclusivamente agrario al turístico. Dado que el campo, por entonces, no estaba en el mejor momento, resultaba bastante rentable dedicar una quincena a las tareas agrícolas y otra a ofrecer viajes en Timanfaya.

Yaiza, Uga y El Echadero de camellos formaron el “triángulo” perfecto para el inicio de una nueva actividad turística. Poco a poco, el agricultor dejó la exclusividad del campo y se transformó en camellero. Al principio, la contratación de los servicios se efectuaba de manera similar a la de un taxi: subir los siete kilómetros y esperar que apareciera algún cliente, en un sistema cargado de incertidumbre y errores. Luego, al llegar los teléfonos públicos, se utilizaba esta vía para contratar en una tienda a la entrada del pueblo de Yaiza y en Uga, en otra tienda cantina o restaurante, quedando la responsabilidad de los “turnos” centralizados en estos dos puntos. En sus orígenes, la organización de los viajes con las agencias no era muy ortodoxa. La cabaña camellar envejecía y había dificultades para incrementar el número de camellos. Se tuvo que recurrir al Cabildo para que gestionara un contingente de camellos de África y se efectuaba un reparto para atender la demanda creciente en el Echadero. Poco a poco, la cabaña fue incrementándose, afianzando la reproducción y aumentando el número de propietarios y personal dedicado a esta actividad, fundamentalmente en el pueblo de Uga. Toda la cabaña estaba alojada en gañanías cerca de las casas de las familias hasta los años ochenta, cuando se “sacaron” los camellos del pueblo y se reubicaron en El Vallito, donde cada propietario construyó sus nuevas instalaciones de cuadras y almacenes necesarios para desarrollar esta actividad singular.

En la actualidad existen aproximadamente 300 licencias autorizadas para operar en esta actividad. Los trabajos se inician a tempranas horas de la madrugada para trasladar al Echadero, unos 7,5 km en grupos de 7 camellos por cada camellero y según los turnos asignados suben a realizar la tarea. Esta actividad está regulada para que los camellos suban al echadero entre 2 y 3 días semanas según los grupos de propietarios, permitiendo el resto de días de descanso. Los profesionales que trabajan con los camellos, más de medio centenar de personas, llevan una día dedicada a este exigente trabajo que por otro lado compensan compartiendo las emociones diarias de los usuarios que cada día suben a lomos de sus camellos en un recorrido de 45 minutos de duración. El Parque de Timanfaya, creado en 1974, es el primer parque de contenido geológico que cuenta además con una atracción única mundial del paseo en camello con cerca de 70 años de existencia y que utilizan la mayoría de los visitantes como uno de los principales atractivos de la isla. El Ayuntamiento de Yaiza, a través de una ordenanza, controla la gestión, los turnos y las licencias, también se coordina con la Consejería de Transición Ecológica y Energía del Gobierno de Canarias y con el Cabildo, a través del Patronato de Turismo. Francisco Mesa Lemes es un joven entusiasta camellero, vicepresidente de la Asociación del Camello Canario y presidente de la Asociación Cultural para el Fomento y Desarrollo del Camello Canario en Lanzarote (ACALAN).

OASIS PARK FUERTEVENTURA Innovación y Conservación para la Protección del Camello Canario a través de Dromemilk Camel BioFarm. (La Lajita)

Innovación, ciencia, tradición y conservación se unieron hace más de 35 años en Oasis Wildlife Fuerteventura, para dar paso a un proyecto único: Dromemilk Camel Bio Farm. Este proyecto visionario nació con una misión clara: rescatar y proteger la raza del camello canario, una especie autóctona que ha sido parte del paisaje cultural de las Islas Canarias durante siglos.

Este negocio familiar, que comenzó con tan solo cuatro camellos, ha crecido hasta convertirse en el principal referente europeo en la cría de camellos canarios, con una población de más de 400 ejemplares. Este ambicioso proyecto tiene como objetivo fundamental la preservación del camello canario, reconocido en 2012 como raza autóctona en el Catálogo Oficial de Razas de Ganado de España, convirtiéndose en la única raza autóctona europea de su especie. En 2023, el Camello Canario se adhirió al logotipo "100% Raza Autóctona", que certifica el origen racial de productos como su carne, leche y derivados, resaltando su valor en la conservación de la biodiversidad.

Bajo el liderazgo de Guacimara Cabrera, CEO de Dromemilk y presidenta de la Asociación de Criadores de Camello Canario, el proyecto ha alcanzado importantes logros en la conservación de esta especie. Además de incrementar la población de camellos, Dromemilk ha destacado por su firme compromiso con la conservación del entorno natural donde habitan estos animales. El proyecto se desarrolla en un entorno de un millón de metros cuadrados, donde los camellos se crían en libertad, respetando el equilibrio ecológico y promoviendo un modelo de producción sostenible que garantiza tanto la supervivencia de la especie, como la preservación de los recursos naturales de Fuerteventura.

Dromemilk ha sido ampliamente reconocido por su enfoque innovador. En los Premios Alimentos de España, la empresa fue galardonada con el prestigioso reconocimiento a la "Iniciativa Emprendedora" por su investigación y desarrollo de productos derivados de la leche de camella, obtenida exclusivamente de la raza autóctona canaria. Este galardón destaca no solo su contribución al sector ganadero, sino también su capacidad para integrar prácticas sostenibles y de alto valor añadido en la industria agroalimentaria.

Las actividades educativas de Dromemilk son gestionadas a través de la Fundación Chekipa. A través de ella, Dromemilk promueve programas de sensibilización ambiental y fomenta el conocimiento sobre la importancia de la conservación del camello canario y su entorno. Estos esfuerzos educativos se extienden tanto a la comunidad local, como a los visitantes, integrando la conservación y la educación en una única estrategia de sostenibilidad.

En 2024, Dromemilk Camel Bio Farm representó a España en el desfile del Año Internacional de los Camélidos, celebrado en París y organizado por Naciones Unidas. Este evento destacó la importancia global de los camélidos, no solo para la seguridad alimentaria, sino también para la preservación de la biodiversidad. La participación en este prestigioso encuentro subraya la relevancia internacional de Dromemilk, como un modelo de éxito en la conservación de especies y el desarrollo sostenible.

Dromemilk Camel Bio Farm es un ejemplo claro de cómo tradición, innovación y sostenibilidad pueden converger en un proyecto que protege tanto la biodiversidad, como el patrimonio cultural de las Islas Canarias. Al hacerlo, garantiza la supervivencia de una especie en peligro de extinción y promueve el desarrollo rural, contribuyendo a la conservación de los recursos naturales de Fuerteventura y consolidándose como un referente global en la gestión sostenible.

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