Esteban San Juan regresa a librerías con ‘El noble arte de morir’
El conjunto de cuentos, que publica Ápeiron, explora las sombras de personajes con trasfondos tan humanos como histriónicos
Esteban San Juan se define como un aprendiz de la literatura y rehúsa aún de ser nombrado escritor. Sin embargo, el autor de las novelas El juego de los ególatras (Ápeiron ediciones, 2023), No siempre llueven vírgenes (La equilibrista editorial, 2020) y Nunca olvidaré su adiós (Entrelíneas editores, 2020) confiesa que ya no puede separarse de la escritura: “Diría que es casi como si me atrapara”, asegura. Fruto de este magnetismo hacia la hoja en blanco nace su último libro, El noble arte de morir, un compendio de relatos cortos que el autor presentará el próximo 24 de abril en la biblioteca municipal de Corralejo, tras una primera puesta de largo en la biblioteca pública de La Oliva de la Asociación Cultural Raíz del Pueblo.
Se trata del primer libro de relatos del escritor, que, afianzado en el género criminalístico, explora en esta nueva entrega personajes repletos de sombras, con perfiles que pivotan entre la carga psicológica y conductas extremas en un ejercicio de exposición de lo más perverso del comportamiento humano. “Procuro poner al lector ante el espejo de lo que realmente somos, de la esencia del ser humano, no solo ver sus virtudes, sino también sus miserias”, explica el autor, que apunta como trasfondo de todos los relatos la aparición de conflictos y antecedentes personales que derivan en situaciones límite. Así, San Juan convierte la literatura en un laboratorio de personalidades histriónicas que desfilan ante el lector, personajes que, asegura su autor, comparten un elemento común: una característica mente sin cordura y conductas disruptivas fruto de la tensión psíquica.
“Mis personajes me ayudan a entrar, indagar en otras mentes, explorarlas, entenderlas. En la escritura tienes que procurar que todo lo que el personaje haga sea coherente con lo que tiene en la cabeza”, explica San Juan, que confiesa que crear este entramado psicológico “tiene un punto de diversión”. “Incluso creo que aprendes de ellos”, señala el autor, que asegura que en el trabajo de elaboración del personaje jugar a entrar en otras mentes obliga a empatizar de una manera más evidente: “Te da otra visión del mundo, aprendes a ver el mundo a través de sus ojos y a entender por qué reaccionan de una manera o de otra”, señala. Quizás por este motivo asegura que guarda cariño para todas las personalidades que ha creado.
Sin embargo, más allá del corte singular de todos sus protagonistas, la conexión principal que reúne todos los relatos es la presencia de la muerte, tal y como anuncia el título del compendio de cuentos, El noble arte de morir, un denominativo que juega además a lo metaliterario, resonando para los seguidores del género criminal y, en particular, para lectores de relatos como un guiño a El simple arte de matar, el primer libro de cuentos del norteamericano Raymond Chandler, uno de los fundadores del género.
Para San Juan, la presencia de la muerte se convierte en una forma de dar sentido completo al conjunto, si bien, del mismo modo que en sus novelas, hay un especial interés por los temas secundarios que aparecen en cada una de las historias: “La muerte siempre, pero procuro que no sea el tema principal. Trato de hacer hueco a otros subtemas, a conflictos humanos”, explica el autor, que relaciona estos conflictos con la particularidad de sus personajes.
Así, siguiendo la característica idiosincrasia de la narrativa breve, los trece títulos que abarca la obra se construyen a partir de tramas livianas que quedan resueltas con sorpresivos giros, si bien en el centro de cada historia confluyen dinámicas reconocibles de la vida cotidiana: asperezas de convivencia en la pareja, ambición que silencia toda empatía, roles familiares difíciles de salvar e, incluso, la religión y la fe. El reto de El noble arte de morir es tensar la cuerda de vivencias de los personajes hasta el límite y llevar situaciones ordinarias a derivas extremas, con resoluciones y consecuencias igualmente extremas. “Coloco al lector frente a esos conflictos, para que pueda reflexionar sobre diferentes cuestiones que, al fin y al cabo, son humanas y están presentes en la realidad cotidiana, más de lo que solemos creer”.
Romper estilos
Cuenta Esteban San Juan que en esta ocasión el juego era experimentar. Tras la publicación de tres novelas, todas ambientadas en entornos cercanos (Corralejo, donde vive, o Santa Cruz de La Palma, su ciudad natal) y compartiendo todas el mismo género (novela negra), con El noble arte de morir el autor da un pequeño paso en una nueva dirección. En primer lugar, elude situar el relato en entornos específicos, evitando localizar la acción: “Los cuentos no tienen geografía”, confirma, y señala que para no circunscribirse a ningún espacio eliminó intencionadamente cualquier referencia lingüística al dialecto de Canarias o de otros territorios, a diferencia de sus novelas donde el ámbito territorial quedaba referenciado por el habla de los personajes, además de por los espacios.
“Mis personajes me ayudan a indagar en otras mentes, entenderlas”
En segundo lugar, con El noble arte de morir, San Juan se adentra en la narrativa breve por primera vez, con cuentos que transitan la estela de algunos de sus autores de cabecera, como confiesa al referenciar a Patricia Highsmith: “Me gusta cómo va creando un ambiente de misterio y sobre todo ese atrevimiento que tiene de justificar los crímenes”, señala y apunta a relatos como El hotelito, donde juega a experimentar esta racionalidad de lo irracional.
Por último, como tercera característica diferencial, cabría señalar una apuesta tímida por la ruptura con el estilo que ha marcado hasta ahora su trayectoria de escritura, impregnando algunas pinceladas de realismo mágico en algunos de los relatos (Ingrid o La niña telépata).
Adelanta San Juan que ya cerró una nueva novela, con la que ahora inicia el periodo de revisiones. Por el momento, los lectores pueden disfrutar de los pequeños bocados de realidad siniestra que ofrece su último libro en un ejercicio de curiosidad transformadora, de acercamiento al lado sórdido más oculto. Y es que, en palabras de Raymond Chandler: “De todas las curiosidades humanas, la curiosidad de un hombre por lo que no puede comprender es quizás la más extraña y duradera”. No hay duda: el lector de género oscuro es un perseguidor de lo extraño, lo terrible y lo incomprensible.
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