¿Qué seguridad? La realidad de las violencias estructurales
Las protestas por una mayor seguridad en el norte de Fuerteventura surgen en medio de un discurso xenófobo tras el homicidio de un joven de 25 años
El pasado 29 de diciembre se concentraron unas 300 personas en Corralejo (Fuerteventura) pidiendo más seguridad en el norte de la Isla. Entre las distintas consignas destacaban algunas exigiendo justicia tras el homicidio de un joven de 25 años, pero también se podían escuchar gritos que fomentaban creencias xenófobas y racistas, y leer comentarios en redes sociales como “hay que deportarlos”, “son moros la mayoría que está violando” o “el problema son las pateras”, entre otros. En cambio, los datos y las investigaciones en ciencias sociales desmienten esta relación.
Por un lado, ¿cómo justifican la idea de que más inmigración aumenta la criminalidad, cuando España es uno de los países europeos más seguros y con la menor tasa de delincuencia, según Eurostat, y al mismo tiempo ha experimentado un notable crecimiento en su población inmigrante?
Elisa García España, catedrática en Derecho Penal y Criminología, asegura que el crecimiento de población inmigrante no está haciendo subir la tasa de criminalidad. En su artículo científico Inmigración y delincuencia: la falacia de una sospecha desafía las creencias populares ofreciendo datos desde la criminología y el derecho penal, asegurando que el debate público sobre la inmigración y la delincuencia está plagado de ruido, prejuicios racistas y desinformación.
La catedrática, en Más inmigración, menos delincuencia, concluye que España ha sido el país europeo con el mayor crecimiento de población inmigrante en las últimas décadas y que este aumento no se ha acompañado de un incremento de las tasas de criminalidad: “Por el contrario, la tasa de delincuencia en España, que es de las más bajas de Europa, ha descendido, siendo España el tercer país europeo con menor tasa de delincuencia”. Asimismo, los datos del Ministerio del Interior subrayan que la inmigración no es un factor determinante en el aumento de la criminalidad.
Elisa menciona las ideas zombies del catedrático Paul Krugman, es decir, aquellas creencias persistentes en la sociedad a pesar de ser desmentidas por la investigación. Entre las causas de este tipo de mitos se encuentran, entre otros factores, intereses políticos y económicos, el miedo ante lo desconocido y los discursos de odio transmitidos de generación en generación. A esto se suman los sesgos cognitivos, entendidos como aquellos errores que cometemos a la hora de razonar y que nos hacen interpretar la información de manera equivocada o parcial, influenciados por emociones o creencias previas como prejuicios y estereotipos. Entre ellos se encuentra el sesgo de sobregeneralización, que describe la tendencia a generalizar a todo un grupo, colectivo o contexto a partir de un caso o situación aislada.
En la imagen de la pirámide en este mismo artículo se recoge cómo se construye un discurso de odio a partir de procesos de “otredad”, es decir, entender al ‘otro’ de forma estereotipada a partir de desinformación y estereotipos, despojándole de derechos humanos y creando generalizaciones que justifiquen el odio. Este intento de justificar el odio hacia las personas racializadas que migran la recogen Buraschi y Aguilar en el estudio Construcción discursiva de fronteras morales en manifestaciones anti-inmigración, donde señalan que los discursos antiinmigración justifican el odio racista y xenófobo, y lo hacen apelando a valores como la igualdad y la seguridad, deshumanizando a las personas migrantes y legitimando su exclusión social: “El racismo ‘democrático’ es la práctica de exclusión, criminalización, violencia, expulsión, segregación y explotación justificada en el marco democrático, haciendo referencia a la seguridad y a la libertad”.
En este sentido, Yago Álvarez, en su obra Pescar el salmón: bulos, narrativas y poder en la prensa económica indica que un sesgo protagonista de la sociedad actual es el de endogrupo: “Para dividir a la sociedad en dos y enfrentarla, o para mantenerte más tiempo en la cámara de eco generando beneficios, se crea el ‘ellos’ (o exogrupo) y el ‘nosotros’ (o endogrupo). Se trata de una tendencia a favorecer o valorar de forma positiva todo lo relativo al grupo al que creemos pertenecer o la tendencia a confrontar lo que proviene de la parte opuesta”.
El colectivo de investigación acerca de las comunidades digitales Proyecto UNA, en su obra La viralidad del Mal, explica que este tipo de discursos de odio se monetiza en internet y que esto se configura apelando a la emocionalidad de la audiencia para llamar su atención y conseguir más visitas: “Por eso funciona tan bien la agresividad, porque genera respuestas y reacciones. Si las plataformas lo promueven, los incentiva a crear más contenido de ese tipo [...]. Reaccionarios y negacionistas han encontrado un espacio propicio para extender su discurso”. No es casual que los directos más virales en redes sociales sobre la manifestación en Corralejo los hicieran influencers asociados a esos discursos.
El Eurobarómetro de 2023 refleja que la inmigración es uno de los temas más distorsionados por los bulos y la desinformación, lo que contribuye a generar percepciones erróneas en la sociedad. Además, el Barómetro de la desinformación y los discursos de odio frente a personas migrantes, de 2022, indica que el 80 por ciento de la población en España ha escuchado alguna vez un bulo sobre personas migrantes. El malestar que experimenta la población hace que sea más fácil caer en la desinformación, ya que emociones viscerales como la rabia impulsan respuestas rápidas, dejando de lado el pensamiento crítico, informado y riguroso.
“Desviar la mirada”
Por otro lado, el argumento que defiende que la mayoría de violencias machistas las cometen inmigrantes, que podemos ver de manera recurrente tanto dentro como fuera de las redes sociales, se desmiente fácilmente con datos. Según el Observatorio del Poder Judicial, cerca del 70 por ciento de los asesinatos machistas son cometidos por hombres nacidos en España.
Además, estudios como el Informe SEXVIOL y la Macroencuesta de Violencia Contra las Mujeres demuestran que la mayoría de las agresiones sexuales son perpetradas por hombres conocidos o que tienen un vínculo cercano con la víctima. El médico forense Miguel Lorente Acosta explica que los crímenes machistas son producto del machismo, no de la nacionalidad, desmontando así el mito de que las víctimas de violencia machista son mayoritariamente asesinadas por extranjeros: “Buscan un argumento para desviar la mirada de la realidad creada por su modelo androcéntrico y, de ese modo, evitar su cuestionamiento y continuar con la desigualdad”.
Los discursos racistas desvían la atención de las verdaderas causas sociales
Jainaba Danso, cofundadora de Mujeres Afro en Canarias, recuerda que la seguridad es importante y que no puede usarse como excusa para discriminar o criminalizar a ciertas personas: “A menudo, cuando se habla de seguridad, se olvida que ésta incluye la seguridad social, económica y emocional de todas las personas, no solo de unas cuantas”.
“Es preocupante que estas demandas se utilicen para justificar políticas o actitudes excluyentes. La seguridad no puede ser una excusa para promover discursos racistas o medidas que perpetúan la exclusión. Si bien la seguridad es un derecho, debe entenderse de manera integral”, añade. Danso concluye incidiendo en que algunas de las demandas de seguridad en Corralejo podrían estar siendo instrumentalizadas para justificar controles discriminatorios, en lugar de abordar problemas estructurales, y asegura que estos discursos de odio traspasan el archipiélago canario.
Desde determinados discursos políticos y mediáticos se aprovecha el malestar de la sociedad canaria para promover narrativas racistas, convirtiendo a las personas inmigrantes en chivos expiatorios y desviando la atención de las verdaderas fallas del sistema, así como de las políticas migratorias europeas que, como detalla la abogada especializada en derechos humanos, migración y extranjería Loueila Sid Ahmed, siguen siendo injustas y estando basadas en el racismo y el clasismo.
Cabría plantearse, ¿si hubiese muerto en la reyerta la persona de origen magrebí habría suscitado tanta movilización en defensa también de su seguridad? ¿Tenemos presentes variables como las condiciones de vida precarizadas, la desigualdad o la falta de recursos para vivir una vida digna siendo migrante? ¿Se ha dado acaso respuesta a las peticiones del movimiento Regularización Ya? Sabiendo que este caso en concreto se trataba presuntamente de una reyerta relacionada con la venta de drogas, ¿nos planteamos ir a la raíz de la drogodependencia en nuestras sociedades y en los factores de riesgo para el consumo? Analizar las problemáticas sociales requiere ir a la raíz de la cuestión. Y este sistema promueve una desigualdad salvaje: el uno por ciento más rico acumula casi el doble de riqueza que el resto de la población mundial, como especifica el informe La ley del más rico.
Las palabras importan, y la asociación que hacemos entre ellas, también. Relacionar palabras como “tranquilidad” y “seguridad” con “expulsión” y “deportación”, como se hizo en la concentración citada en Corralejo -y como se hace en muchos discursos mediáticos- no solo es pretencioso, sino que instrumentaliza el dolor ante una injusticia en pro de unos discursos xenófobos, racistas y que fomentan la segregación social, mientras vulneran derechos humanos básicos y fundamentales. La abogada Loueila Sid Ahmed explica que si la población precaria canaria recibe esos discursos se les lleva a un estado de alarma y miedo, y que eso es, precisamente, lo que hay que evitar para generar una unión real. Añade que ninguna persona es ilegal, que lo ilegal es no dejar a las personas viajar de forma digna y que no se respeten sus derechos humanos, que no son para unos pocos, son para todas las personas.
Pirámide del discurso de odio en la guía ‘Nos han relatado así. Claves para una comunicación transformadora’.
Estructuras de poder
Por su parte, Sani Ladan, autor de La Luna está en Duala y mi destino en el conocimiento, invita a no perder de vista la explotación del continente africano y sus recursos, subrayando cómo el sistema de bienestar de Europa se sustenta con los recursos de África: “Para calentarte en España, viene el gas de Argelia”. A esto añade que vivimos en un sistema que solo contempla los movimientos y las relaciones humanas desde un punto de vista económico y comercial, donde las mercancías y los recursos naturales son cada vez más importantes que los seres humanos: “Contamos con una política migratoria europea cada vez más represiva”.
“La seguridad no puede ser una excusa para promover discursos racistas”
¿Incrementar los refuerzos en seguridad garantiza una mayor protección? Cabría preguntarse para quiénes y de qué modos. Si acaso estamos teniendo en cuenta vidas como las de George Floyd, asesinado en 2020 por la brutalidad policial estadounidense, o la de Mahmoud Bakhum, un mantero que falleció el último domingo de diciembre en Sevilla al tirarse al río mientras la Policía le perseguía por trabajar. Movimientos como Black lives matter pretenden poner fin a este tipo de violencia institucional a nivel global a partir de protestas, activismo y pedagogía antirracista.
El racismo, como indica Jainaba Danso, sigue estando presente en nuestras sociedades y es una de las principales causas del acoso escolar: “Desde la discriminación en el acceso al empleo y la vivienda, hasta la violencia policial, el sistema perpetúa desigualdades basadas en la raza. Prevenirlo requiere de educación antirracista, políticas públicas inclusivas, representación diversa en todos los niveles y un compromiso colectivo para cuestionar los prejuicios”. Si hablamos de seguridad y de que las personas puedan vivir sin miedo, que esa seguridad tenga en cuenta a todas las personas, que vaya a la raíz de las violencias y cuestione estructuras de poder que las reproducen.
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