Valiente Quino, valiente su arte
Dudé si incluir en el título de esta columna el nombre de su niña, que no solo sigue siendo niña a pesar del paso de los años y sin tratamientos de rejuvenecimiento, casi sesenta, sino que continúa vigente Mafalda agrandando su leyenda, y seguirá vigente, por lo que vemos y vivimos, pero preferí destacar la valentía de su creador que en un momento histórico convulso por golpes y dictaduras militares en Argentina se atrevió a publicar hilando fino, en 1964, una de las tiras más populares, políticas y críticas del arte contemporáneo del cómic.
El padre de Mafalda, Joaquín Salvador Lavado (Quino), murió este 30 de septiembre a los 88 años de edad en su natal Argentina, aunque el autoritarismo, la represión, el desprecio a la educación, la corrupción, los atentados medioambientales, las guerras, el poco sentido común, la falta de solidaridad y un sinfín de comportamientos globales, no dejan morir a su hija mimada.
“¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?”, como ésta, han sido muchas las reflexiones de Quino que acompañadas de trazos nos ayudaron a carburar el pensamiento crítico durante nuestra infancia y juventud. Y eso que Mafalda era en apariencia una tira solo para “adultos” que todos leíamos con interés en la prensa escrita desde temprana edad.
Los biógrafos recuerdan que las historias de la niña fueron publicadas entre los años 64 y 73, aunque desde entonces no han parado de reeditarse. Es casi imposible no volverlas a publicar si la pequeña del lazo en la cabeza, con mucho cerebro, ya advertía “¿Y crear el Ministerio de A Dónde Vamos a Parar”, con la consabida réplica de su interlocutor “Digo yo, ¿y nacionalizar la nación? ¿O ya es mucho pedir?”.
En Colombia, la Policía Nacional acaba de matar en septiembre a diez jóvenes que participaban en las protestas por la muerte de un hombre de 43 años de edad víctima de una brutal agresión policial con golpes y descargas eléctricas de pistolas taser. Los dos policías agresores ni caso hicieron a la súplica de clemencia de la víctima, semejante al asesinato de George Floyd, sucedido en mayo pasado en Estados Unidos.
Como anillo al dedo aplica la viñeta de Quino en la que Mafalda apunta: “¿Ven? Este es el palito de abollar ideologías”, mientras la niña toca la porra de un militar que está a su lado. En otra oportuna creación de Quino, Mafalda aparece descojonada de risa después de leer en un libraco la etimología de la palabra democracia, que tiene su origen en los vocablos griegos (demos, pueblo, y kratos, autoridad), “Democracia: Gobierno en el que el pueblo ejerce la soberanía”. Para reírse o para llorar, pero también de indiscutible actualidad. Y crítica mordaz para todos la de Quino cuando Mafalda cuelga sobre un mapamundi giratorio un cartel que pone “¡Cuidado! Irresponsables trabajando”.
A través de la obra inmortal de Quino y de otros ingeniosos viñetistas continuaremos reflexionando sobre realidades. Es un arte imprescindible que ahora vemos más en publicaciones digitales y que además no tarda en llegarnos por whatsapp cuando un hecho político o de cualquier índole está perfectamente representado en la creación atemporal de su autor.
Actualmente sigo con mucho interés las viñetas de Julio César González, Matador, caricaturista político colombiano de 51 años de edad, señalado como de los mejores y más críticos de Latinoamérica, que además reconoce una alta influencia de Quino en el desarrollo de su obra.
En una de sus viñetas, Matador dibujó con cara de cerdo al presidente de Colombia, Iván Duque, conocido satíricamente como ‘Porky’, al lado del responsable de comunicaciones de la Presidencia de la República, Hassan Nassar, los dos metidos en una nube de polvo en suspensión, que muestra al jefe del Estado exclamando: “¡Hassan, no veo los problemas del país!” (intentando divisar el horizonte), para que su compañero de escena le conteste: “Debe ser por el polvo del Sahara”.
Según expertos en el análisis de la obra de Quino, que no solo se circunscribe a las vivencias de Mafalda, con la creación de Mafalda, el arte de las historietas y las caricaturas pasó a tener un marcado componente psicológico, además de social.
Recientemente, en 2018, el psicólogo Danny Oppenheimer publicó el libro ‘Introducción a la Psicología en Viñetas’, con dibujos de Grady Klein, que profesionales de la psicología recomiendan como un cómic que ayuda a entender mejor el mundo, entendernos a nosotros mismos y entender a los demás.
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