Verdaderamente, éste es un asunto polémico, el de la re-introducción, no introducción, de la foca monje en Canarias, donde antaño fue muy abundante, hasta acabar desapareciendo a principios del siglo XX. Los primeros ataques fuertes contra esta especie, fueron perpetrados por los conquistadores normandos y castellanos de Canarias, a comienzos del s. XIV, con el fin de obtener grasa, cueros y carnes. Actualmente, si no existen en costas canarias, sí se pueden encontrar en las de territorios relativamente próximos, como Madeira (y Desertas) y Cabo Blanco, Sahara Occidental-Marruecos. La colonias que habitan en estos dos enclaves atlánticos, son de las más importantes de esta especie existentes actualmente,pero que se encuentra aisladas genéticamente, con la consiguiente amenaza para la permanencia futura de estos animales por estas regiones atlántico-africanas. Por lo tanto, la re-introducción de la foca monje en nuestras islas, no es asunto que afecte/incumba solamente a los canarios, no digamos a los pescadores isleños. En el enclave más próximos a nosotros, el de Madeira -Desertas, parece que se ha superado el punto crítico al que llegó hace años, pues en las Desertas, de sólo 8 ejemplares en 1998, se ha pasado a 20. En conjunto, en estos archipiélagos portugueses, el número de focas monje se ha multiplicado por 4. ¡ Datos muy esperanzadores!