Una ‘Flauta mágica’ retrofuturista
Alumnos de estudios superiores de Arte y Música asombran con su propuesta operística
El espectáculo lírico La flauta mágica, producido por alumnos de enseñanzas superiores de música y artes de Canarias, arrancó una merecida ovación entre los espectadores de las dos funciones que se programaron en el auditorio del Palacio de Congresos de la capital.
La producción, que se enmarca en el proyecto educativo InterArtes de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, involucró a un total de 400 estudiantes provenientes de los conservatorios profesionales de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife y el superior de música de Canarias, las escuelas de arte y la superior de diseño de Gran Canaria, la escuela de arte de Fuerteventura y el IES politécnico de Las Palmas.
Tres estudiantes de canto majoreros formaron parte del elenco principal. Contra todo pronóstico, los 1.200 alumnos de bachillerato que abarrotaron la sala en la función del jueves por la mañana aseguraron haber tenido una experiencia “muy buena”, a la salida de la obra, aunque a alguna de las asistentes se le hizo “un poco larga”, según sus propias palabras.
No resulta extraño, teniendo en cuenta la duración de más de dos horas de la ópera de Mozart, que, además, tampoco tiene una temática fácil, “como podrían ser las óperas románticas italianas, donde el profano puede emocionarse con el drama o el romanticismo”, como explica María José Trujillo. La soprano majorera puso voz al personaje de la Reina de la noche, cantando el aria más conocida de la composición del genio de Salzburgo.
Una de las bazas de la producción fue, sin duda, la escenografía, de estética retrofuturista, inspirada en el género steampunk, que se desenvuelve en una ambientación tecnológica anacrónica, con invenciones futuristas desde una perspectiva victoriana de la cultura, el arte, la moda e incluso la arquitectura.
Una veintena de alumnos de la Escuela de Arte de Fuerteventura se encargaron de la parte gráfica de la escenografía. El centro educativo ofrece módulos de fotografía, animación, gráfica publicitaria y vídeo interactivo. “Se realizaron vídeos de animación que formaban los cuadros de situación de la escena, como la casa de Mozart, una ensoñación del compositor, el laberinto o la serpiente”, explica el jefe de estudios de la Escuela de Arte, Roberto Canedo.
El docente subraya la gran oportunidad que ha supuesto esta ‘situación real de aprendizaje’ para que los alumnos “pongan en práctica sus conocimientos y se vean en la tesitura de responder a unas necesidades muy específicas, como ocurrirá en su vida profesional con los encargos que reciban”.
Educación ha retomado, después de cinco cursos sin convocarse, el proyecto InterArtes, cuyo objetivo es impulsar las enseñanzas artísticas y profesionales en Canarias y “visibilizar el talento, la profesionalidad y el potencial del alumnado del Archipiélago”, dijo, en la presentación, la consejera del área, Soledad Monzón.
El éxito de la convocatoria se debe, asimismo, a las condiciones escénicas con las que cuenta el Palacio de Congresos, una infraestructura que “debe acoger más eventos como este”, señaló Ayla Rodríguez, una de las majoreras que formó parte del cartel principal de la obra.
El consejero de Educación y Cultura del Cabildo, Juan Jiménez, señaló a este respecto la importancia de que este espacio participara como anfitrión del proyecto. Cabe decir que las invitaciones para la función abierta al público en general se agotaron días antes de la representación.
Álvaro Moro, sacerdote:
“La preparación de esta obra ha despertado vocaciones”
Con tesitura de barítono y cinco años de pertenencia al coro de la Ópera de Las Palmas de Gran Canaria, participó en la representación como uno de los dos sacerdotes. Sin embargo, Álvaro (nacido en Puerto del Rosario) es, en realidad, titulado superior en clarinete, composición y dirección. Admite haberse sorprendido muy gratamente con la ovación del público en ambas funciones en Fuerteventura: “Yo soy de aquí y sé que no nos gusta aplaudir, solo lo hacemos en ocasiones contadas, como fue esta”.
Destaca la profesionalidad mostrada en los ensayos tanto por los directores, Pelucchi y Ruth Sánchez, como por los propios alumnos, “que han trabajado muy duro y con seriedad, que es la única forma de sacar un proyecto como este adelante”, asegura. A pesar de la dificultad de los ensayos, vivida en propia carne, dado que “nunca había tenido un papel de solista, siempre inetegrado en la masa de coro”, Álvaro cree que la experiencia “ha despertado muchas vocaciones”.
“Hay multitud de profesiones necesarias para un montaje escénico, desde iluminadores a peluquería, vestuario o regiduría. Los regidores son los dioses, como nos decía Ruth”. Álvaro subraya “el mundo” que hay detrás de una ópera. “Si hemos conseguido ‘captar’ a un solo alumno para el teatro, habrá merecido la pena”, sentencia.
Ayla Rodríguez, uno de los muchachos:
“El público de la Isla está pidiendo más espectáculos como estos”
Para esta joven soprano, estudiante de cuarto curso de canto lírico en el conservatorio superior de Las Palmas de Gran Canaria, la experiencia de interpretar el papel de uno de los tres muchachos ha sido “muy enriquecedora”. “Hemos tenido la oportunidad de ver cómo funciona por dentro una gran producción, el ‘curro’ que se han pegado los chicos de maquillaje, de vestuario, de regiduría...”, dice.
Califica las condiciones escénicas del Palacio de Congresos de “maravillosas” y apuesta por programar más espectáculos de este tipo. “El público de la Isla está pidiendo que se hagan más cosas y por eso responde tan bien a iniciativas como ésta de InterArtes, que ha venido a Fuerteventura”. También dice haberse asombrado del interés suscitado por la representación, “tanto en el público joven como en el general de la noche, que agotó las invitaciones”.
Aunque está muy agradecida por participar en La flauta mágica, cubriendo en su Isla natal al artista que daba vida al personaje en otras funciones, no cree que se dedique al canto profesional una vez finalice sus estudios. “Para ello se requiere muchísima disciplina y sacrificio y poca gente tiene la capacidad de aguantar este estilo de vida. Hay que tener en cuenta que el más mínimo desliz lleva a una mala crítica y ello puede influir en tu carrera”, asegura. Como opción, Ayla ha elegido dedicarse a la docencia “para niños, en las escuelas de música”.
María José Trujillo, la reina de la noche:
“Me encantó la reacción de los espectadores más jóvenes”
María José, portuense de orígenes norteños -“mi padre es de La Caldereta”- cantó las dos arias del personaje de la reina de la noche, que requiere una voz de soprano ligera con dominio de la coloratura. ¡La venganza del infierno hierve en mi corazón! es sin duda la pieza más conocida de esta ópera de Mozart y fue necesario encontrar a la intérprete adecuada. “Pasó lo mismo con la voz de Sarastro, al que dio vida Elu Arroyo, uno de los poquísimos bajos que hay en Canarias”, explica María José.
Aunque por su trabajo ha participado desde 2011 en grandes producciones escénicas, esta titulada universitaria en música, especializada en interpretación por el conservatorio de Tenerife, no había dado vida hasta la fecha a un personaje tan importante como éste. “Me encantó, sobre todo, la reacción del público majorero en la función para alumnos. Hay que tener en cuenta que son adolescentes y que no es una obra fácil, que no tiene elementos románticos o dramáticos como otras óperas que tienen un argumento más atractivo para el espectador profano que, al final, siempre se emociona con la tragedia, como ocurre en las obras de Puccini o Verdi”, dice.
La ovación de los 1.400 jóvenes que llenaron el auditorio del Palacio de Congresos confirmó lo oportuno de este tipo de eventos pedagógicos “para difundir la ópera”.
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