El presidente Lloret vuelve con una nueva fórmula humillante de control de la ciudadanía con la disculpa de acercarse a la gente: recientemente el presidente del Cabildo de Fuerteventura Sergio Lloret anunciaba que atenderá semanalmente a los ciudadanos y ciudadanas residentes en Pájara y Tuineje para "facilitar consultas y gestiones" que demandan los vecinos de estos municipios.

Parece ser que han vuelto los tiempos oscuros al Cabildo de Fuerteventura, el nuevo presidente cree poder así ejercer un mayor control sobre el pueblo, las familias y los favores. Insiste en un acercamiento al pueblo, vaya usted a saber por qué se había alejado en primer lugar. Eso sí, se centra en estos dos municipios, donde cree tener un mayor control y donde en los últimos meses los enchufes proliferan en forma de puestito en un PFAE (Programa en Alternancia con la Formación y Empleo), de contratación de una pequeña obra o de un viajecito acompañando a la comitiva de los Trump de Tuineje.

De esta manera volveremos a ver colas de personas suplicando por un favor al más puro estilo Marqués de las Dunas, rescatando prácticas pesebristas en pleno siglo XXI, o a los pegacarteles de turno, disfrazados temporalmente con uniformes del Cabildo o Caaf, escaqueándose de las labores encomendadas y presumiendo de estar ahí por decisión divina del todopoderoso Donald Lloret Trump. Por no hablar de los empresarios del ladrillo y piche sin escrúpulos frotándose las manos con la seguridad de poder realizar sus planes depredadores sin competencia ni mucho control.

Esta es la única forma que tiene un presidente sin apoyo, ni de partido ni de votos, para intentar -de forma desesperada- mantenerse lo suficientemente visible para perpetuarse en el cargo, o en cualquier cargo, a costa de quien sea y dando igual el cómo, aunque sea sacrificando la propia isla de Fuerteventura.