Alex Salebe

Hora de ponerse el mono

Que no es lo mismo que ponerse mono o bacano, como suena en el Caribe. “Ponte bacano que hay baile hoy...”, decía el maestro colombiano Joe Arroyo en ‘Tumbatecho’, uno de sus éxitos musicales de los ochenta. Ahora lo que toca es ponerse el mono de trabajo, o lo que es lo mismo el overol, y afrontar de inmediato los retos laborales y académicos después del verano para superar rápido eso que llaman estrés post-vacacional.

Para quienes tuvieron vacaciones y pudieron disfrutar viajando, porque no es suficiente tener disponibles los quince o el merecido mes de descanso, sino la pasta para pagar billetes de avión, hoteles, comida y actividades de ocio. 

Un estudio desveló que cada veraneante español gastaría este año una media de 1.700 euros en destinos nacionales, así que el ver cumplido el deseo vacacional para una inmensa mayoría supuso exponerse a las garras de un banco, y si es familia numerosa, a echar cuentas. Los créditos de consumo son leoninos y más en época de intereses altos, así que hay quienes optan por pasarlo a lo bien en casa con familiares y amigos, es casi que garantía de disfrute.

Para los jóvenes que tuvieron el privilegio de salir y para quienes no, hay una realidad común, la vuelta a los estudios cualquiera que sea el nivel. El inicio o la continuidad de estudios superiores es una gran responsabilidad para chicos y chicas universitarios, fundamentalmente por el futuro de ellos mismos, pero además constituye un compromiso serio para con las familias o tutores que pueden permitirse o hacen enormes esfuerzos para pagar los costes propios de la formación académica y otros gastos como vivienda, transporte y alimentación, que seguro asumimos con gusto e ilusión madres y padres que tenemos hijos en edad estudiantil. Las becas son un alivio pero no tapan todos los agujeros.

Si no hubo viajes, hubo fiestas de verano, celebraciones patronales por los lugares más recónditos, conciertos y festivales que no están escritos, un fin de semana sí y el otro también, más bien, de domingo a domingo, así que difícilmente alguien puede levantar el brazo para decir que no se divirtió.

Ahora hay que apechugar con los estudios, es el estribillo que traslado a mi hijo y a sus colegas que aprecio, como aprecio a sus familias. El estudio es la responsabilidad Uno A, pero existen otras actividades relacionadas con el deporte, el arte o la formación extracurricular, que si se admiten, es por que son perfectamente compatibles, y por tanto, igualmente demandan compromiso y respuesta efectiva.

Ya vendrán las responsabilidades de arriendo o hipoteca, servicios públicos y los gastos de consumo que nos acompañan durante toda la vida, pero de los que realmente no somos conscientes hasta que nos toca pagarlos.  Antes pagaron nuestros padres, ahora somos nosotros y en breve serán nuestros hijos, así que mientras llega el momento, apreciados jóvenes, aprovechen al máximo, que después no hay tiempo de llorar. Septiembre ya está aquí y el partido comienza.

Comentarios

"... así que el ver cumplido el deseo vacacional para una inmensa mayoría supuso exponerse a las garras de un banco, y si es familia numerosa, a echar cuentas." Es para dudar de capacidades culturales y neuronales de las personas que hagan estos disparates, como si "irse de vacaciones, por un mes o veinte días, fuera asunto de primera necesidad, por el que merece poner en aprietos la alimentación y otras necesidades propias y familiares durante un año, o más. La fiebre consumista y las modas, queriendo imitar a famosos y ricos, enloquecen, empobrecen y arruinan a masas populares, obligándolas, además, a trabajar como burros en beneficio de empresas y empresarios que les venden estas "necesidades vitales."
Como jubilado, no tengo el estrés vacacional ni que afrontar ningún reto laboral o académico, que se mencionan en este comentario. Por un lado, me alegro, mientras que por otro me da nostalgia, y tristeza por estar ya " fuera de servicio", como cosa inútil e improductiva. Es verdad que ahora tengo " todo el tiempo del mundo", para mí, para hacer lo que me da la gana. Pero cada vez tengo menos ganas de casi todo, y cada vez puedo hacer menos cosas de las que aún quiero. Y sigo comprobando que uno nunca está totalmente satisfecho ni contento con lo que tienes y es. Pero mientras me acerco al no ser y no estar definitivos para mí, voy a intentar seguir " pillando" las cosillas positiva que aún me encuentro en mi vida: ver amanecer, cómo está el tiempo; que si un paseo, que si una charla, con amigos, que cada vez son menos, con vecinos, con cualquiera que me encuentro por la calle o en el súper...Y conmigo mismo, que tantos recuerdos tenemos en común, como acuerdos y desacuerdos.Y me da que vamos a seguir y a acabar juntos y a la vez, igual que nacimos, crecimos y hemos vivido: de la cuna al ataúd; de la la cigüeña o el avión, a la parca.
Ahora por vacaciones y endeudarse para " disfrutarlas" por todo lo alto, una anécdota que escuché en Puerto del Rosario, a un señor ya entradito en años, no un chiquillo, aunque por su comentario bien pudiera decirse que tenía mentalidad y nivel cultural inmaduros, infantiles. Contaba, en la barra del bar, que había estado de vacaciones en Cancún, en México. Y se manifestaba muy desencantado, porque, decía él, las playas eran poco más o menos que las de Jandía o Corralejo; y que lo habían llevado a ver " monturrios de piedra", parecidos a hornos o casuchas del mismo material... ( Para él, eso eran las ruinas mayas de la región, Yucatán.). En fin, que había pasado un montón de horas en avión, como lo que gastó en perras... " para eso", decía con cara de asco y desencanto. Sin duda, para disfrutar de los viajes, además de dinero hace falta tener al menos un mínimo de cultura. Con un nivel mediano que sea de de esta, y con un poquito dinero, se puede sacar mucho más provecho, gozar mucho más, que con mucho dinero y burro, burro.

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