Víctor del Árbol: “En mis novelas siempre busco entender, nunca juzgar”
El autor de ‘Nadie en esta tierra’ visita la Feria del Libro de Fuerteventura el próximo 22 de octubre
El escritor Víctor del Árbol es uno de los invitados a la Feria Insular del Libro de Fuerteventura, que se celebra entre el 18 y el 22 de octubre en la Plaza del Palacio de Formación y Congresos. El encuentro, que cumple su edición número 33, contará con el autor de Nadie en esta tierra (Ediciones Destino) en una presentación que tendrá lugar el domingo 22 a partir de las 19.30 horas.
-Háblenos de Julián Leal, el protagonista de Nadie en esta tierra, al que el apellido le viene al dedo, ¿no es cierto?
-Sí, es un personaje que me gusta mucho porque es muy contradictorio. Me gusta mucho ese tipo de personaje que siempre es un perdedor. Me atraen mucho este tipo de personas que a pesar de tener circunstancias difíciles son capaces de mirar más allá de su propio ombligo y tener una perspectiva más amplia de la vida. Es un tipo que efectivamente en apariencia es muy distante, muy fría. Puede parecer un poco arrogante pero tiene un mundo interior muy sólido, firme. Ese mundo se arraiga mucho en las lealtades, precisamente. Es algo que yo valoro mucho: más allá de los discursos y de las apariencias, la gente que cree en algo y que lo defiende hasta el final. Para él la lealtad básicamente es el sentido de lo correcto, los amigos, los recuerdos de la infancia, pero, sobre todo, un sentido muy profundo de justicia que no siempre tiene que ver con la ley. Y esa contradicción es lo que me gusta de él, el hecho de que siendo un policía debería primar por encima de todo la ley y para él lo que prima por encima de todo es el sentido de la justicia. Es una cosa innata, que se tiene o no se tiene.
-Julián regresa a Galicia, desde Barcelona que es donde trabaja, y hace un viaje a sus orígenes que es algo más.
-Es un viaje metafórico. Al final la literatura siempre va de eso, desde la Odisea. Siempre hay un retorno atrás, al pasado. En este caso este es un viaje físico pero, sobre todo, un viaje espiritual, un viaje al interior. Llega a un momento en el que su presente se está acabando porque está enfermo y porque está pendiente de un juicio que le puede arruinar la vida. Cuando el presente nos agobia y el futuro no existe, muchas veces recurrimos al pasado, al origen, a volver a las raíces para encontrar esa seguridad que nos permita seguir adelante. En el caso de Julián, ese viaje al pasado es también volver a los dolores, a las cicatrices de su infancia y es inevitable que esas cicatrices vuelvan a supurar.
“Parece que nos clarifica la mente el saber en qué lado nos tenemos que colocar pero creo que es en los matices donde suele estar la verdad”
-Y en medio de todo, la voz del asesino le llega al lector en primera persona. ¿Por qué recurrió a ese recurso narrativo?
-Sí, ese sicario sin nombre que es un personaje fascinante un poco por lo mismo. También es un ser muy contradictorio y su discurso es un discurso muy cínico. No estamos ante uno de estos psicópatas americanos que es muy gris e inteligente y que va matando gente porque está enfermo. Él, por el contrario, es una persona que asume su condición, esa rigidez y crueldad y, poco a poco, vemos como en la novela se van matizando. Creo que las categorías absolutas no existen. Esas categorías del bien y del mal absoluto tienen más que ver con las ideas que con la realidad. Al final acabamos viendo a un hombre que en cierto sentido es la otra cara de la luna de Julián Leal, es como su antagonista pero al mismo tiempo es un reflejo. Es decir, uno y otro son la misma imagen de lo que podrían haber sido si las circunstancias los hubieran colocado en un lugar distinto. Me gusta mucho ese diálogo entre los dos, entre dos posibilidades.
-No hay ni buenos ni malos...
-Creo que el verdadero arte, y creo que la literatura es arte, tiene mucho que ver con huir de los dogmatismos, con huir de los maximalismos. Es verdad que somos seres de opinión y que nos hemos acostumbrado a tomar partido o por una cosa o por la otra. Eso parece que nos clarifica la mente, el saber en qué lado nos tenemos que colocar pero creo que es en los matices donde suele estar la verdad. Todo depende, como decía la canción: depende del punto de vista, del contexto... Siempre busco en mis novelas, más que juzgar, entender. Eso es lo que me parece más importante.
Alexis Ravelo “tenía una cultura increíble que no era la cultura del púlpito sino la cultura del autodidacta, de la gente de la calle que aprende a través de la experiencia”
-Publicó ‘Nadie en esta tierra en enero’. Vivimos una etapa muy buena para la novela negra en nuestro país. ¿Esto juega a favor del autor o hace más complicadas las cosas porque hay más competencia?
-Nunca he competido con nadie, jamás. Solo compito con mi propia capacidad. Desde que empecé, me propuse ser el mejor escritor posible. Me alegra mucho, muchísimo, ver que hay tan buenos autores que están jugando mucho con el género negro pero desde una visión muy literaria, muy honesta. Me gusta mucho eso. Me siento un poco más alejado del tipo de literatura más del best seller, que lo entiendo pero que no es mi camino. Creo que la literatura es una herramienta para ver posibilidades, para ver otras realidades, para analizar las cosas desde otro prisma, para empatizar y estoy muy contento de que haya cada vez más escritores que adoptan el género negro pero con esa visión. Sí, hay ritmo, trama, entretenimiento y todo eso está muy bien pero tiene que haber profundidad en el texto y en la voluntad del escritor. Eso me pone muy contento porque creo que hay una literatura muy potente en este país, voces muy buenas, unas veteranas y otras que están surgiendo y ofrecer una visión de la realidad de la España del siglo XXI a través de la literatura me parece muy interesante.
-Hablando del género negro, en Canarias sufrimos hace unos meses una enorme pérdida que fue el fallecimiento, aún muy joven, de Alexis Ravelo. También será homenajeado en la próxima Feria del Libro de Fuerteventura.
-Éramos muy amigos. Estuve en su homenaje en Las Palmas y de hecho hay una anécdota. Dos días antes de falleciera, estuvimos hablando porque teníamos una conferencia juntos en una mesa redonda en Barcelona Negra e íbamos a hablar de Óscar Wilde. Así que imagínate, de la novela negra al Retrato de Dorian Gray. De eso íbamos a hablar. Él iba un poco en esta línea porque últimamente además estaba entrando también en la novela más intimista, en la novela histórica. Era un tipo que tenía una cultura increíble que no era la cultura del púlpito sino la cultura del autodidacta, de la gente de la calle que aprende a través de la experiencia. Conectábamos muy bien y además era una persona muy alegre que transmitía muy buena energía allá donde iba. Ha sido una gran pérdida.
“Los libros, para los que nos gustan, forman parte de nuestra vida y nos gusta hablar de ellos. Ese tipo de diálogos enriquecen mucho”
-Desde su punto de vista, ¿cuál es el papel que juega un encuentro como el de la Feria del Libro de Fuerteventura a la hora de poner al escritor en contacto con el público y los libreros?
-Me parece que son fundamentales porque te dan el pulso de la realidad, de cómo está el mundo del libro, de cómo está el mundo de los lectores, de los libreros y de los editores. Piensa que escribir es un trabajo muy introspectivo, cuando estás escribiendo estás en tu mundo y a veces eso te provoca una visión de todo que no te permite ver nada más. En cambio, cuando vas a una feria entras en contacto con otros colegas que no ves, escuchas otras conferencias, otros puntos de vista, puedes charlar, sobre todo en las ferias que no son tan grandes, que es lo que me gusta. Y a mí me gusta mucho charlar porque al final la literatura forma parte de la vida. Los libros, para los que nos gustan, forman parte de nuestra vida y nos gusta hablar de ellos. Ese tipo de diálogos enriquecen mucho el punto de vista de un escritor que quiere estar en el mundo y no encerrado en su casa.
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