Sabor a tradición en La Vista
Domingo Javier Rodríguez forma parte de la segunda generación de la ganadería y quesería La Vista de Tesejerague, que lucha por conservar la elaboración de lácteos artesanales con una producción familiar
La quesería y ganadería La Vista de Tesejerague, en Pájara, lleva 35 años en activo cumpliendo fielmente con la misión de sus antepasados de conservar un trabajo lo más artesanal posible. Una producción limitada, de calidad, manual, con el uso de empleitas y la leche cruda como producto estrella.
La quesería lleva el nombre de este paraje de Tesejerague, La Vista, y va unido al fundador y conocido ganadero majorero Domingo Rodríguez Saavedra, que heredó el oficio de sus antepasados. Unas familias que se crearon entre cabras, un animal esencial que alimentó durante años al pueblo majorero.
La familia Rodríguez Saavedra cuenta con amplia historia y experiencia en la cría de la cabra majorera, un animal extraordinario que sobrevivió a tiempos de sequía y hambrunas mientras daba leche de alta calidad.
El animal era muy valorado por los abuelos, bisabuelos y tatarabuelos de Domingo, quienes practicaban la trashumancia para alimentar a las cabras, buscaban el pasto en función de las lluvias y se desplazaban por montañas y barrancos para que el ganado estuviera sano, fuerte, obtener la mejor leche y elaborar los quesos más sabrosos.
En la actualidad regenta La Vista su hijo, Domingo Javier, una segunda generación que trabaja sin descanso para rentabilizar al máximo la explotación. “Para que una ganadería y quesería sean rentables hay que mantener una cabaña caprina numerosa, unas 700 cabezas por lo menos, y comprar al por mayor el forraje, el alimento, tener depósitos de agua y espacio, porque con los precios actuales no se puede comprar al detalle”, explica el ganadero.
En la quesería producen una media de 5.500 kilos de queso al mes. “Nosotros tenemos una gran producción de leche, que se invierte en su totalidad en la elaboración de nuestros quesos”, explica Domingo Javier. Además, su línea de comercialización está repartida por la Isla: en su propia finca, en el Mercado de la Biosfera y en el Mercado de La Lajita. También envían quesos a otras islas.
Los curados son muy reclamados y cotizados en su finca, mientras que sus frescos y semicurados están muy bien valorados y se venden bastante. “Conozco bien el sector, también me crie entre cabras y me gusta este oficio, aunque es bastante duro, porque no hay festivos, ni casi vacaciones”, destaca el joven ganadero.
“Subir en exceso el precio puede convertir el queso en un lujo y perder clientes”
Además, Domingo Javier Rodríguez añade que sin las ayudas para el sector primario sería imposible mantener la explotación y entiende a los profesionales que abandonan, porque es un oficio muy duro y los gastos se han disparado. “En nuestro caso, el secreto para continuar es que somos una empresa familiar, trabajamos unas cinco personas, de una forma muy artesanal, elaboramos el queso a mano y cuidamos mucho la calidad, desde la alimentación de las cabras y ordeño hasta el producto final: los quesos que ponemos a la venta”, apunta el ganadero.
Cuidado de la ganadería
El año pasado Domingo Javier Rodríguez recibió el premio por el ejemplar de machorra más bonita de la Feria de Agricultura, Ganadería y Pesca de Fuerteventura (FEAGA). “Somos una quesería muy artesanal, cuidamos mucho a nuestros animales, y los quesos en todas sus variedades son bastante demandados, tenemos promoción y estamos contentos con el trabajo”, insiste.
Con respecto a los premios obtenidos, Domingo Javier asegura que siempre son un “regalo” que animan a seguir adelante, pero los concursos no son su prioridad. “Sabemos que son importantes y se agradecen, pero tengo que reconocer que no me preocupan tanto los premios como la calidad”, apunta. “En realidad nos emocionan más las felicitaciones de nuestros clientes y consumidores, cuando reconocen el trabajo, el esfuerzo diario, el resultado final y nos demandan más quesos cada día”, reflexiona el quesero.
Sabor original
El joven ganadero acumula experiencia, conoce muy bien el funcionamiento de una ganadería, los problemas que conlleva y los beneficios que reporta, aunque destaca que el sector está cambiando en la actualidad. En su caso, dice, siempre buscan mejorar, incluso innovar en sus productos lácteos, como con los nuevos quesos frescos de barra o con los añejos, para llegar a más público y sorprender. “La mayoría son fieles al producto y al sabor original”, advierte.
Para este quesero, lo más complicado es mantener el precio, porque tiene que haber un equilibrio entre los ingresos y los gastos, y si el coste del producto aumenta la gente no lo compra. “Estoy luchando para no subir en exceso el precio del queso, porque puede ir en nuestra contra ya que, al final, se puede convertir en un lujo y corremos el riesgo de quedarnos sin clientes”, reflexiona Domingo Javier.
Ante este complejo escenario, las queserías realizan en la actualidad malabares para mantener la finca, los niveles de calidad de sus productos y prácticamente los mismos precios que hace unos años. “Si subo los precios puede suponer mi ruina, porque empiezo a acumular producto y vivimos de las ventas”, reitera el ganadero, que destina toda su producción lechera a las elaboraciones de su quesería.
El sector agroalimentario de la Maxorata ha pasado por momentos complicados. Primero por la pandemia. Cuando parecía que se superaba, la guerra de Ucrania, de donde el sector primario importaba el forraje y la materia prima, ha disparado los precios de los productos con los que se abastecen.
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