Rosa Vila, un sueño fallido
Los vecinos de esta urbanización llevan más de un década esperando parques, zonas de ocio y deportivas y un puente que les salve de su aislamiento
A Eva y a Carlos les vendieron el sueño de su vida con la urbanización Rosa Vila. Un sueño que se ha convertido en pesadilla después de comprobar cómo, una década después, la urbanización continúa sin parques ni espacios de ocio o deportivo para sus hijos, tal y como les prometieron, y carente de servicios públicos básicos.
A oscuras, sin transporte público y con el temor que provoca la inseguridad por la cada vez mayor afluencia de personas que practican el menudeo, así como el hecho de haberse convertido en circuito para carreras de coches, el centenar de familias que reside en la zona sigue esperando unos servicios que no llegan y por los que están pagando una contribución muy superior a la del resto de la ciudad por habitar lo que el Ayuntamiento de Puerto del Rosario considera zona residencial y que ahora, inacabada, presenta serias deficiencias.
Tiene apenas cuatro contenedores para toda la urbanización, ubicados a la entrada, con un alumbrado público seriamente deficiente y al que le faltan farolas porque el Consistorio ha estado “robándolas” de la zona, dicen los vecinos.
Las aceras están deterioradas y sin accesibilidad a los edificios en los que tampoco funcionan los ascensores. Tan sólo cuentan con una pequeña rampa en uno de los portales tras una obra reciente para adaptarlo a raíz de una demanda familiar. Aún así, las aceras están en mal estado y hundidas, lo que origina una gran acumulación de agua en un día de lluvia.
En la segunda fase, inacabada y germen de insalubridad, la maleza invade un carril de la vía pública ahora intransitable. Eva cuenta el día que se encontró una rata en la habitación de sus hijos y que cree que entró por el tubo de la lavadora procedente de la zona donde permanecen los escombros de las edificaciones que estaban destinadas a la segunda fase de la urbanización.
En esa fase, una parcela pública se ha utilizado para el centro de rehabilitación psicosocial que, rodeado de escombros y vegetación, ofrece una imagen muy desoladora. Eva se pregunta: “¿quién va a acudir a ese centro? ¿Es que acaso está en funcionamiento?”.
“Sin posibilidad de acceder al carril bici, ni paso de peatones para cruzar al polígono Risco Prieto, sin guaguas y sin el prometido puente del proyecto inicial, estamos incomunicados”, comentan Eva y Carlos. Son los grandes olvidados en una ciudad que continúa en expansión. Las guaguas urbanas de Puerto de Rosario no llegan a la zona y tan sólo tienen la posibilidad de coger la línea interurbana que viene de Morro Jable.
Eva y Carlos compraron su vivienda sobre plano en 2005. En el proyecto se incluía un polideportivo, iglesia, mezquita, parque, cancha de tenis, un hogar social... y hasta un puente sobre el barranco que les conectase con la ciudad.
Sin embargo, se ven obligados a coger un taxi cuando se quedan sin vehículo propio para hacer su vida diaria y atender las necesidades educativas y sociales de sus dos hijos, a no ser que se arriesguen a cruzar por un inseguro barranco, siempre y cuando sea a la luz del día, porque al llegar la noche las posibilidades de pasear por la zona están restringidas ante la ausencia de un alumbrado público en funcionamiento en gran parte de la barriada.
Eva muestra una imagen panorámica de la urbanización totalmente a oscuras mientras se divisan a lo lejos las luces del centro de Puerto del Rosario. La instalación de una gran superficie de alimentación a sus puertas no ha supuesto más que un inconveniente detrás de otro. Colas de tráfico e infracciones por parte de la mayoría de los conductores que visitan el establecimiento para hacer sus compras ponen en peligro a los viandantes y demás conductores de la zona.
A lo que se suma la “irracional” decisión, lamentan los vecinos, de habilitar el centro de almacenamiento justo al lado de las viviendas, lo que provoca a los residentes un enorme malestar por las llegadas y salidas de camiones descargando la mercancía a altas horas de la madrugada.
La respuesta municipal a todas estas carencias sigue siendo la crisis. “Pero es que yo no tengo los servicios por los que me cobran 300 euros de contribución”. Y curiosamente, antes de verse privados de dos farolas de la rotonda principal, ya sufrieron el expolio de maceteros que debían embellecer las nuevas calles.
Sus hijos, al igual que los del resto de familias, se ven obligados a limitar sus actividades a la acera o en casa. Por las noches, la vía pública se convierte en un circuito de carreras. El cuerpo de bomberos es el servicio público que más acude a la zona, según los vecinos, ante los fuegos que se originan por la quema de cables para obtener el cobre. “Y esto no cambia, sino para peor”, sentencia el matrimonio indignado.
Eva y Carlos recuerdan también la invasión en los edificios aledaños, en los que grupos organizados se dedicaban a desvalijar mobiliario y material. Ahora los carteles de una compañía de vigilancia proliferan por las fachadas de los bloques. Es la única manera de garantizar algo de tranquilidad en una barriada donde la presencia policial sigue ausente, según los vecinos.
Recientemente han visto como un espacio libre lucía nueva arboleda en lugar de habilitarse como parque. “Es que con unos columpios para los pequeños bastaba”, y el servicio de jardinería tan solo acude un par de veces al año. Por ello, no es de extrañar que los matojos sigan creciendo.
Los vecinos de Rosa Vila siguen padeciendo las mismas carencias que en 2008, cuando Carlos presidía la comunidad de vecinos y consiguió que una televisión local acudiera a recoger sus denuncias. A día de hoy no existe asociación de vecinos y eso que han aumentado los residentes durante este tiempo, tras una rehabilitación que propició el alquiler de las viviendas. Esa falta de unión entre los vecinos les impide también hacerse oír más fuerte ante las instituciones.
Suelo urbano (sobre el papel)
Sobre el papel, o el plano, Rosa Vila está compuesta por dos sectores, uno de ellos, el que se ha desarrollado, con la categoría de suelo urbano consolidado, remitido a un plan parcial aprobado. Así se recoge en el Plan General de Ordenación (PGO) de Puerto del Rosario. Tiene una superficie de 176.446 metros cuadrados. De tal manera que la Avenida Rosa Vila o la calle Rosas Majoreras son igual de urbanas que León y Castillo o Virgen de la Peña, aunque los vecinos denuncian que los servicios municipales brillan por su ausencia.
Al norte de la actual urbanización se encuentra previsto otro sector de suelo, en este caso urbanizable y no ordenado, también de uso residencial, de 160.568 metros cuadrados, con la previsión de construir hasta 932 viviendas de cinco plantas como máximo. Diario de Fuerteventura ha intentado ponerse en contacto, sin éxito, con el concejal de Urbanismo, Roberto Padilla (CC), para recabar la postura del Ayuntamiento sobre la situación del barrio y su versión acerca de las críticas de los vecinos.
Eva y Carlos, vecinos de Rosa Vila.
El grupo popular presentó una iniciativa para desarrollar un plan de embellecimiento y mejora del barrio que recoge buena parte de la demanda de estos vecinos y que ha sido rechazada en pleno. El grupo de gobierno alegó que a través del plan de empleo ‘La Enredadera’ se había actuado en 34.000 metros cuadrados de la zona, que a día de hoy se ha limitado a la plantación de unos árboles en una parcela delimitada. La portavoz del grupo popular, Jessica de León, les recriminó que “no han ido a Rosa Vila y se encuentran ajenos a la realidad”.
En cuanto a las deficiencias del alumbrado público de la zona, el argumento esgrimido fue que no funcionan porque habían robado el cable. También ve incomprensible que los escasos contenedores que se encuentran a la entrada de la urbanización sean los únicos que dan servicio para el nuevo supermercado y dos barriadas. A juicio de la portavoz popular, “la urbanización está perdida y no hay nada proyectado, ni presupuestado”.
Comentarios
1 Visitante Lun, 10/12/2018 - 13:18
2 Dam Lun, 10/12/2018 - 22:41
3 Antonio López Mar, 11/12/2018 - 02:20
4 Gabriel Sáb, 15/12/2018 - 15:34
Añadir nuevo comentario