Pianocean: surcando los mares con 88 teclas
La pianista francesa Marieke Huysmans-Berthou viaja en su velero con su piano para ofrecer conciertos y grabar discos en cada puerto de destino
El primer viaje fue por el Mediterráneo, en 2015. Recorrió dos mil millas. Marieke Huysmans-Berthou es pianista profesional. Vive durante el año cerca de la localidad francesa de Montpellier, pero cada verano zarpa con su velero Lady flow para atracar en distintos puertos y, sobre todo, para conocer y dar a conocer su música.
Ofrece conciertos desde la cubierta de popa. Lleva a bordo un sistema de amplificación y otro sistema que ella misma diseñó y fabricó para encajar el piano en uno de los camarotes del barco y para permitir que se eleve hasta la superficie cuando va a comenzar el concierto. Así da conciertos cada año con su piano Feneich desde el barco para el público que permanece en el muelle. Aprendió a navegar hace veinte años y a tocar el piano, desde niña.
Atracada en Marina Rubicón, en Playa Blanca, Marieke toca la pieza que compuso durante ese primer viaje, que se llama así, como la distancia recorrida: Dos mil millas. Lo hace sentada en la cama en uno de los dos camarotes que tiene su velero de dos mástiles con el que en esta ocasión ha viajado con su marido Sebastián, su hijo de seis años y su gato, que duerme en ese momento en el pantalán.
“Lo mejor de todo es encontrarse las diferentes culturas y compartir las músicas”, destaca
Mariueke viaja a vela, compone y actúa. Después del Mediterráneo llegó la Bretaña francesa durante varios años seguidos y más tarde Irlanda, Escocia y Noruega. Ya son más de doscientos conciertos en estos diez años de viajes del proyecto que ha bautizado como Pianocean. En Marina Rubicón actuó el 23 de agosto, pero volverá a Canarias en primavera durante tres meses e intentará atracar esta vez en cada una de las islas.
Dice que no sabe mucho español, pero se le entiende perfectamente. Aprendió portugués en su último viaje el año pasado a Madeira y Azores. En cada viaje compone temas en la lengua local. Ya lo ha hecho en noruego, inglés gaélico, francés o portugués. Cada puerto de escala es una inspiración y al finalizar cada temporada de navegación graba un nuevo álbum con los temas que ha ido componiendo.
Un inconveniente es que tiene que estar afinando el piano de manera casi continua, por la humedad. Ha aprendido a afinarlo, que no es una tarea sencilla, y tiene un aparato que le indica el nivel de humedad en cada momento.
Volverá a Canarias en primavera durante tres meses e intentará atracar esta vez en cada una de las islas
Para llegar hasta el estudio de grabación tampoco tiene que moverse mucho. Lo hace en el mismo barco donde vive y donde actúa. Para las canciones se inspira en la vida a bordo, en las personas que conoce, las situaciones que vive, la cultura y la historia local. Son como “diarios de un viaje musical”. A las grabaciones suele incorporar a músicos locales e instrumentos tradicionales de cada lugar: una cantora portuguesa, una viola de terra, una percusión, un harpa... Algunos de sus últimos trabajos son Faoi íochtar na Spéire (2019), Cap au Nord (2022) y Hello Saudade (2023).
Un inconveniente es que tiene que estar afinando el piano de manera casi continua, por la humedad
¿Por qué lo hace? “Porque pienso -responde- que como música, como pianista, necesito del viaje, de la música creativa y porque la música es perfecta para conectar con las personas, viajando se conoce a mucha gente y es una buena manera de conectar con la gente”.
Mientras tanto, no le da tiempo a aburrirse: “En un barco siempre hay cosas que hacer, el motor, lavar las velas, reparar algo, limpiar”, señala. Asegura que en la navegación no ha tenido ningún gran susto o contratiempo e insiste en que “lo mejor de todo es encontrarse las diferentes culturas y personas y compartir las músicas”.
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