Los hoteles supervivientes que permanecen abiertos en Fuerteventura en plena pandemia, unos veinte en toda la Isla, registraron una ocupación media del 40 por ciento en Semana Santa. Era una cita marcada en el calendario que deja un sabor agridulce. El balance del primer trimestre ha sido “catastrófico” y el trabajo diario se ha vuelto “imprevisible” para los establecimientos hoteleros, que trabajan con un movimiento de reservas y cancelaciones, en función de los niveles de contagio y del ritmo de vacunación en Europa.

Si se compara con el primer trimestre de 2020, la crisis es brutal. Hace un año, hasta el cierre por el confinamiento, el volumen de reservas era de un 90 por ciento, con una economía floreciente, mientras que este año la pandemia arroja una situación negativa y de gran incertidumbre para el sector turístico.

La pandemia ha provocado un cambio radical en el sector, con un incremento notable de viviendas vacacionales ante la demanda generada por muchos turistas, que reservan online un alojamiento aislado y viajan en las líneas regulares. Como primera prueba de cara a lo que anhelan en la temporada de verano, las cadenas hoteleras recibieron con entusiasmo a los primeros turistas europeos esta pasada Semana Santa, en su mayoría suecos, alemanes, italianos y franceses, junto a los nacionales y canarios.

El subdirector del hotel Barceló Castillo Beach Resort de Caleta de Fuste, Juan Pedro Gómez, asegura que desde su reapertura, en junio del año pasado, han mantenido una ocupación media de un 40 por ciento: “Antes teníamos muchos ingleses y franceses, y siempre estábamos llenos, y ahora trabajamos con otros destinos y hemos recibido italianos, polacos, suecos, peninsulares y canarios”, explica.

Asimismo, Gómez reconoce que las reservas llegan a última hora: “No se puede planificar nada, porque dependemos de las decisiones de los gobiernos europeos, del español y del canario, así que funcionamos casi por semanas”. Una gran incertidumbre que se prolongará durante todo el año, vaticina el hotelero, con picos de subidas y bajadas en verano y festivos. “Para volver a cifras de años anteriores creo que va a pasar bastante tiempo”, reflexiona.

Gómez insiste en que los establecimientos son “muy seguros”, y el plan de contingencia en su hotel se cumple a “rajatabla” para la tranquilidad de los clientes y trabajadores. “Hemos implantado con eficacia todas las medidas de seguridad, los clientes pueden disfrutar de las instalaciones sin miedo, y colaboramos con las clínicas que realizan los test para viajar sin riesgos”, destaca.

“No se puede planificar nada. Dependemos de las decisiones de los gobiernos”

El mundo del turismo en la era de la COVID ha provocado cambios que, a priori, han venido para quedarse durante una larga temporada. “Al principio los clientes estaban perdidos y preguntaban por los test o las normas, pero ahora los que llegan lo han asimilado, acuden con sus pruebas negativas, hay quien viene vacunado, y tienen todo controlado”, agrega el subdirector de Barceló Castillo.

También han habilitado una zona del hotel para realizar los test correspondientes, que han incluido como un servicio más en sus paquetes turísticos, y se hacen las pruebas a los turistas horas antes de regresar a sus países de origen. Este grupo mantiene cerrados sus hoteles de Corralejo Bay, Fuerteventura Thalasso Spa, que será objeto de una remodelación durante todo el año, y Barceló Jandía Mar.

Salvados por el deporte

Un segmento que también trata de sobreponerse a la crisis de la COVID-19 es el del turismo deportivo, con más posibilidades que el turismo familiar, que es el que solía llenar la mayoría de los hoteles de Fuerteventura.

En el reciente periodo vacacional, que con todas las cautelas posibles se ha marcado como un termómetro de las expectativas de recuperación a corto plazo, el complejo Playitas Resort rozó el 90 por ciento de ocupación en sus villas y en el apartahotel.

El grupo abrió también el edificio del hotel en los días festivos, donde alcanzó un 30 por ciento de ocupación. Juana Hernández, del departamento comercial del grupo Club Playitas Resort, explica que reabrieron tras el confinamiento, en octubre pasado, y han podido sobrevivir hasta la actualidad gracias al deporte.

“Nuestros clientes son deportistas que vienen a entrenar; la mayoría son suecos que practican un turismo activo y, en general, tenemos clientes de toda Europa que acuden a nuestro establecimiento por las magníficas instalaciones y por el clima tan favorable de Fuerteventura para hacer deporte al aire libre, como bicicleta, atletismo o natación”, resume Hernández.

Desde su reapertura, hace seis meses, han tenido un repunte de clientes en periodos concretos, como Navidad y Semana Santa, pero el resto del tiempo han logrado mantenerse con la llegada por goteo de equipos y deportistas profesionales, a pesar de la escasa conectividad aérea de la Isla con las principales ciudades europeas.

Playas llenas

La concejala de Turismo del Ayuntamiento de Pájara, Marisol Placeres, expresó su “alegría” al conocer los datos de ocupación de algunos establecimientos hoteleros en la reciente Semana Santa. Un balón de oxígeno corto en pleno cataclismo económico en el municipio sureño.

La planta alojativa de La Oliva ha sido renovada para recibir turismo de nuevo

“Hemos alcanzado datos importantes en las últimas semanas, con un 70 por ciento en los dos hoteles Robinson, con turistas alemanes, la cadena Meliá llenó su establecimiento, y el visitante nacional y canario ha elegido nuestras inmensas playas, y consume en los restaurantes y bares de Morro Jable, algo muy importante para mover la economía local”, reconoce la responsable de Turismo.

Seguidamente, la concejala de Turismo sureña añade que varios hoteles decidieron reabrir coincidiendo con la Semana Santa: en el municipio de Pájara se encuentran en funcionamiento una decena, explica, al tiempo que subraya que los establecimientos captaron clientes de última hora, hasta llegar a cifras de un 30 o 40 por ciento de ocupación de media.

“A diferencia de otros años, las navieras no fletaron más ferris, pero trasladaron a numerosos viajeros de Gran Canaria y otras islas, las playas se llenaron de autocaravanas, estacionadas por toda la costa, ofreciendo una imagen parecida a la de años anteriores o apuntando hacia una normalidad”, manifiesta la responsable de Turismo del Ayuntamiento de Pájara.

Turistas británicos

En el norte de Fuerteventura existe una estrecha dependencia del turismo inglés, que mantiene sus fronteras prácticamente cerradas. El concejal de Turismo del Ayuntamiento de La Oliva, Marcelino Umpiérrez, resalta que el municipio ya se vio afectado previamente a la pandemia por una situación complicada, como fue la quiebra del turoperador Thomas Cook.

“Hemos intentado mantener la industria turística, comercial y la restauración, que son el motor económico de nuestro municipio, porque no podíamos quedarnos de brazos cruzados y nos reinventamos con campañas nacionales y canarias, que fueron un salvavidas en verano, junto a la llegada de los nómadas digitales que practican el teletrabajo desde las terrazas, al sol, con un clima fantástico y que han dado vida a nuestro municipio”, manifiesta Umpiérrez.

“De esta forma”, asegura, “hemos conseguido mantener el pulso económico y evitar el cierre masivo de negocios. Ahora todos nuestros objetivos están puestos en el mes de abril, que es cuando el mercado británico anunciará si vuelve a iniciar la conectividad aérea con Fuerteventura y, si somos optimistas, a partir del 17 de mayo recibiremos ya a los primeros turistas del Reino Unido”, afirma el concejal de Turismo.

No obstante, Jet2, el mayor operador británico, ya ha retrasado los vuelos hasta el 24 de junio. Umpiérrez asegura que la planta alojativa del municipio está renovada y preparada para recibir de nuevo a los turistas con “todas las garantías de seguridad”. Ahora solo falta que vengan.