SOCIEDAD

La pasión por el pan de un joven artesano

Panadero y emprendedor desde los 19 años, Raúl Sosa se ha lanzado a una nueva aventura empresarial junto a su socio Alberto Dionis

Raúl Sosa y Alberto Dionis en el obrador de Antigua. Fotos: Rafael Fuentes.
María José Lahora 2 COMENTARIOS 25/12/2019 - 09:06

Tras la jornada nocturna en el obrador de Antigua, en la que Raúl Sosa elabora el pan y la bollería artesanal, por la mañana, su socio, Alberto Dionis, releva al panadero para encargarse de la distribución de las piezas de panadería y repostería. Ambos han emprendido una nueva aventura empresarial en esta nueva etapa de DulceSomos, fruto de la pasión por el oficio del joven panadero de 21 años.

En el obrador, ubicado en pleno centro de Antigua, apenas hay maquinaria. Raúl Sosa quiere mantener la esencia artesanal de la elaboración del conocido como pan de Mezque, lugar donde abrió su primera panadería cuando apenas contaba con 19 años de edad, recién obtenida la titulación de Panadería y Repostería en el IES Puerto del Rosario. Su faceta empresarial le viene de familia. Su padre contaba con una empresa de construcción en la que Raúl conoció a su socio, Alberto, mientras ambos trabajaban en la empresa familiar. 

Raúl comenta que, aun sin antecedentes familiares en el sector de la panadería, era habitual ver a su padre elaborando pan en casa los fines de semana y fue “metiendo las manos en la masa”, hasta el punto de que, cada vez que había una celebración, era su padre el que se encargaba de la elaboración del pan. “Con mi ayuda, claro”, dice, entre risas. Ese fue el acicate que le llevó a estudiar la especialidad.

En su primer proyecto empresarial como panadero, Raúl amasaba, elaboraba y repartía el pan. Todo en uno. Más tarde, se atrevió a montar una cafetería en Puerto del Rosario con la incorporación de una pequeña plantilla, donde se encargaba también de la producción artesanal, para, finalmente, volver a dedicarse en exclusiva a su oficio, a su pasión, el obrador de Antigua, que puso en funcionamiento, esta vez, con la ayuda de Alberto.

El pan artesanal de DulceSomos se distingue por su sabor dulzón y tierna textura

Un sábado a medianoche, mientras otros jóvenes de su edad sólo piensan en salir de fiesta, Raúl abre las puertas del obrador para comenzar la rutina diaria de amasado y elaborado de pan que se prolongará hasta las siete de la mañana. Tras el horneado de las primeras piezas de pan, aun al alba, su socio, Alberto, llega al obrador para iniciar el reparto, ofreciendo el relevo al panadero, que logra así su merecido descanso matutino, que no siempre le resulta fácil alcanzar, por la algarabía de las mañanas en las calles del municipio. 

Por si fuera poco, Raúl también se encarga de la elaboración de repostería y pizzas, lo que supondrá ampliar su jornada de trabajo, que comenzará entonces en el horario de tarde. En la soledad nocturna del obrador, Raúl echa de menos la compañía de una conversación. Teme que las horas de soledad que pasa con las manos en la masa le acaben afectando emocionalmente, por lo que espera pronto encontrar un aprendiz que le proporcione, además de una agradable charla, ayuda en las horas de mayor intensidad y poder así contribuir a ampliar la producción. Sin embargo, es consciente de la dificultad de encontrar a un joven que siga sus pasos.

Alberto echa una mano a Raúl si hace falta, pero su función, junto al reparto de la producción, es abrir mercado a la panadería, ganarse una cartera de clientes y su fidelidad. Es el relaciones públicas del negocio. Su don de gentes contribuye a esa labor. Asegura que no le importa departir con los vecinos, aunque debe ajustarse a su itinerario de reparto. A domicilio, en pequeñas y grandes tiendas de comestibles e, incluso, gasolineras. Alberto recorre calle a calle la Isla para llevar a sus clientes el pan y repostería artesanal de DulceSomos, siempre con una sonrisa en el rostro. 

La pareja de Raúl, Kiova, ayuda también al desarrollo de este pequeño negocio con el diseño del etiquetado. La joven, que estudia y trabaja al mismo tiempo, pone así también su granito de arena en el proyecto empresarial. Otra muestra de la fortaleza de la nueva generación majorera. 

El pan bizcochado, lacitos, rosquetes o bizcochones forman parte también de la producción habitual de la panadería, que con la llegada de las fiestas incorpora la elaboración de mantecados, polvorones y roscones de Reyes, entre otros productos típicos de la época de Navidad. 

DulceSomos elabora un pan artesanal donde el sabor dulzón y su tierna textura son sus notas distintivas, para cuya masa se emplea agua mineral. Alberto lo lleva a Puerto del Rosario y otras localidades de Antigua, Tuineje y Pájara, con la mirada puesta en seguir abriendo mercado. 

Comentarios

Enhorabuena Raúl y Alberto, una gran satisfacción para los majoreros seguir contando con jóvenes majoreros emprendedores, Les deseamos un éxito total y rotundo.
Más gente así hace falta en la isla Bravo!!!!!

Añadir nuevo comentario