La crisis hace más daño a las Islas orientales
Lanzarote y Fuerteventura son las que más dependen del turismo y el comercio: el 50% de sus 5.500 millones de PIB procede de estos sectores, los que más van a notar el impacto de la pandemia
La crisis económica que se avecina va a afectar de forma más cruda a Lanzarote y Fuerteventura. Las Islas orientales son las que más dependen del turismo, una de las actividades económicas sobre las que se ciernen más incertidumbres por la pandemia global de coronavirus.
La reflexión está sustentada con datos: el Producto Interior Bruto (PIB), el valor de la producción de bienes y servicios, alcanza los 3.200 millones de euros en Lanzarote y los 2.300 millones en Fuerteventura, según un estudio de la Confederación Canaria de Empresarios. El peso del sector servicios, en sentido amplio, supera en ambas Islas el 85 por ciento.
El comercio, la hostelería y el turismo ronda el 44 por ciento en Lanzarote y llega hasta el 48 por ciento en Fuerteventura de manera directa. Otros estudios elevan ese porcentaje al 50 por ciento. Con la expansión de la pandemia del Covid-19 el turismo ha parado por completo el motor.
“La importancia del turismo en Lanzarote y Fuerteventura no se ciñe únicamente a lo que representa de forma directa para la economía sino en la actividad de las empresas que abastecen a hoteles y restaurantes, además de la renta que genera para los trabajadores y los beneficios para las compañías, un dinero que circula luego en otros sectores económicos”, señala Pedro Calero, profesor de Economía en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que da clases en la Escuela Universitaria de Turismo de Lanzarote. “El efecto del parón se va a notar en estas islas turísticas muchísimo más”, recalca.
Una de las consecuencias del bautizado como turismo cero ha sido la destrucción de empleo. En marzo ya se ha empezado a percibir: Fuerteventura incrementó la lista de parados inscritos en 1.502 personas, un 15,7 por ciento más con respecto al mes anterior, el peor dato de Canarias en términos porcentuales. Lanzarote incrementó el número de parados en 1.506, un 13,4 por ciento más.
Sin embargo, las cifras de marzo se teme que sean el inicio de la sangría. A escala regional, se contabilizaron casi 20.000 parados, pero ha habido 60.000 bajas en la Seguridad Social y 186.700 afectados por expedientes de regulación de empleo.
El presidente Ángel Víctor Torres señala que Canarias es la comunidad “más golpeada” por el impacto económico de la crisis del coronavirus, que ha enviado al paro de forma temporal o definitiva a uno de cada cuatro trabajadores.
Torres asegura que solicitará al Gobierno central un plan con “medidas específicas” para Canarias, como ampliar la duración de los expedientes de regulación de empleo más allá de lo establecido con carácter general en el país y mecanismos de apoyo para pequeñas y medianas empresas y autónomos para que puedan “sobrevivir”.
Las Islas orientales son las que están acusando más la destrucción de puestos de trabajo. “Un número importante de empresas no va a superar esta situación si se alarga mucho”, señala el profesor Pedro Calero
El profesor Pedro Calero augura que “un número importante de empresas no va a superar esta situación si se alarga mucho”, lo que confirmaría los peores escenarios también para el empleo.
Calero señala que es difícil buscar algún antecedente histórico similar. “Cuando se han producido guerras o cuando la famosa gripe española de 1918 la economía era distinta, no tan de servicios y turística como la nuestra”, indica el profesor, que también resalta las diferencias entre comunidades autónomas.
“En el País Vasco, por ejemplo, que es muy industrial, ahora tienen la producción parada, pero mañana pueden retomar la actividad, acelerar y recuperar bastante en términos económicos. En el turismo, del que dependemos especialmente en Lanzarote y Fuerteventura, una plaza vacía en un avión o una cama vacía en un hotel se ha perdido, es algo que ya no se recuperará en el futuro, porque la capacidad de la oferta es limitada”, explica.
El volumen de negocio que pueden perder las empresas turísticas en las Islas orientales -desde el bazar al turoperador- supera las diez cifras. En el segundo trimestre, que ya se da por perdido, el turismo en Lanzarote generó 650 millones de euros y en Fuerteventura más de 456 millones en el pasado ejercicio, según el estudio del Istac que mide el gasto turístico total.
Según el análisis del profesor Calero, la recuperación de las Islas será en forma de “U”, básicamente porque “el turismo no va a regresar de golpe” y dependerá de lo que suceda en los países emisores de visitantes de Europa, algunos de los cuales “casi acaban de comenzar con el confinamiento”, para tratar de frenar la propagación del coronavirus.
Al menos parte del transporte aéreo da la impresión de que “se va a ver restringido, como mínimo inicialmente”, una vez pase lo peor de la crisis sanitaria. Con esos ingredientes, “el turismo será el último sector que empiece a arrancar”, diagnostica.
Morro Jable.
Diversificación y futuro
En sectores empresariales y políticos de Fuerteventura y Lanzarote ya se piensa que de esta crisis, cuyos efectos económicos apenas se han empezado a notar, hay que aprender la lección. La diversificación económica es una de las asignaturas pendientes de las Islas orientales.
El sector primario majorero es más pujante que el de Lanzarote y, de hecho, representa el doble en el Producto Interior Bruto de la Isla. Aun así, su peso en el total no llega al uno por ciento, según el último informe de la Confederación Canaria de Empresarios que evaluó estas grandes magnitudes económicas en el Archipiélago.
El peso de la industria es reducido y el de la construcción se ha moderado, después de la gran burbuja que estalló en la última crisis económica, en 2008. “En la anterior crisis se dijo que tardaríamos décadas en salir a la superficie y, curiosamente, Canarias fue de las primeras comunidades en hacerlo”, recuerda el profesor Calero.
Entonces influyeron circunstancias externas, como el “cierre” turístico por la inestabilidad política y social de países como Egipto y otros destinos competidores del Mediterráneo. Hay factores, como dar con una vacuna o un tratamiento médico a base de fármacos que ya existen, que pueden acelerar la recuperación.
En una de sus comparecencias públicas durante el estado de alarma, el presidente del Cabildo de Fuerteventura, Blas Acosta, se mostraba realista y estimaba que hasta abril del próximo año no se recuperaría la situación previa al estallido de la crisis del coronavirus.
En el debate público vuelven a aparecer advertencias a diversificar el futuro económico de las Islas, pero no será sencillo. “Como estaba la economía global antes del coronavirus ya era complicado diversificar y después de la pandemia, honestamente, no sé qué va a ocurrir”, afirma el profesor Calero.
“Ya se estaba viendo, en las políticas norteamericanas de Trump y el Brexit, cierto afán de proteccionismo comercial y evitar que se produzca fuera, pero en Canarias tenemos difícil plantearnos algo así, porque no podemos competir ni con el resto de España”, añade.
Una salida está en África: convertir las Islas en una plataforma logística, comercial, de conocimiento y un centro financiero. “Con una población joven y recursos, posiblemente África sea el futuro, pero lo es desde hace años y no se ha terminado de convertir en presente”, sentencia.
Salir de una crisis global como la que se intuye no será sencillo para el sector privado ni tampoco para el sector público, que va a tener que asumir más costes de los habituales y reorientar el gasto.
En el ámbito empresarial hay voces, como la del presidente de la Cámara de Lanzarote, José Torres, que piden medidas como que los ayuntamientos “condonen deudas” tributarias a las empresas, en vez de aplazarlas. Una fórmula podría ser una línea de subvenciones que se pueda utilizar para gastos como el pago de impuestos. “El pago del IBI o de la basura habría que trasladarlo a 2021, aplazarlo a noviembre no es la solución”, subraya.
La reducción del “aparato administrativo”, ajustar los costes insularizando gastos como la recogida de residuos, y un “retroceso en la globalización” como se ha entendido hasta ahora, podrían ser otras acciones.
Sobre esto último, Torres señala que esta crisis debe servir para que las empresas se digitalicen y que los consumidores asuman que comprar en empresas cercanas “mantiene el puesto de trabajo de una hermana o de un primo”, mientras que comprar a través de plataformas como Amazon solo “engorda la cartera del hombre más rico del mundo”, Jeff Bezos, pero destruye el tejido empresarial a escala local.
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