“Ha aumentado la concienciación contra el maltrato animal en Fuerteventura”
-En Oasis Park se han embarcado en una campaña muy ambiciosa de lucha contra el maltrato animal, ‘Yo hablo por ti’. ¿Cómo surge esta iniciativa?
-Como institución de bienestar animal nos marcamos objetivos de divulgación y concienciación y cada año desarrollamos una campaña distinta. Generalmente han estado enfocadas a animales salvajes. Por ejemplo, Canarias es un punto de entrada para el tráfico ilegal de primates. En Fuerteventura los hay incluso en casas particulares y en Oasis Park, que es un centro de rescate oficial, nos hemos hecho cargo de ejemplares que han sido incautados. En esta ocasión decidimos apostar por los animales domésticos, porque apreciamos que en las Islas existe un problema muy grande y queríamos trasladar nuestra experiencia en la protección de la naturaleza y en bienestar animal.
-¿Después de varios meses de campaña, qué conclusiones extraen sobre las jornadas que ya se han celebrado?
-Muchas. Lo principal es conseguir la unión entre los entes privados, las asociaciones, las protectoras de animales, clínicas veterinarias, las instituciones públicas, los cuerpos y fuerzas de seguridad, la Fiscalía... El maltrato y bienestar animal es un tema complejo y con la campaña se inicia una línea de trabajo que hay que continuar. Una herramienta fundamental para solucionar el problema es la formación, actuar sobre la raíz.
-Da la impresión de que en los últimos tiempos el movimiento animalista está ganando espacio en la sociedad y que se le da más valor a las condiciones de vida de los animales.
-Hay un cambio que es obvio. Desde que se inició la campaña también ha aumentado la concienciación en Fuerteventura. Hay imágenes que ya no pasan desapercibidas y las redes sociales se encienden enseguida. Eso es muy positivo. Una de las cuestiones que más me preocupa es la empatía. Es decir, hay un perfil claro de maltratador pero también hay otro perfil, que engloba a personas que quieren muchísimo a los animales pero que por costumbre, especialmente en Fuerteventura, no cumplen con los elementos que definen el bienestar animal: tenerlos bien alimentados, jugar con ellos, que tengan buenas instalaciones y espacio, buen comportamiento social interactuando con otros individuos de su misma especie...
-¿Es necesario endurecer la legislación sobre la protección de los animales? ¿Existen las herramientas necesarias para evitar el maltrato?
-Estoy de acuerdo en que hace falta una nueva ley pero, con la normativa que ya tenemos, si solo se cumpliese en un 50 por ciento, habría un cambio radical. Cuando nos visitó el fiscal de Medio Ambiente del Tribunal Supremo, Antonio Vercher, explicó que las penas son duras y que cada vez hay más condenas por maltrato animal. En cuanto a la gestión, es prioritario un papel más decidido de las instituciones públicas, como de los ayuntamientos. A escala municipal se pueden adoptar medidas, que ya se han implantado en otros países y han funcionado. Una opción es regularizar el número de animales por persona y establecer un impuesto por la tenencia de animales, porque también parece muy injusto que la gente que no tenga animales deba cargar con las responsabilidades de aquellos que no han cumplido. Así, si tienes un animal es porque realmente lo quieres y te haces cargo de todos los costes que conlleva.
-¿Cuáles son las principales citas que quedan de la campaña ‘Yo hablo por ti’?
-Entre enero y febrero vamos a seguir abordando algo que es muy importante, que es la gestión de los refugios para animales, algo que, desde Oasis Park, podemos enseñar a las protectoras. Quien no tenga en cuenta aspectos como la financiación está condenado al fracaso. El primer paso es contar con profesionales que diseñen las instalaciones, porque no pueden estar juntos 40 perros, ni siquiera 10... En una de las jornadas se me acercó una señora porque su hija tenía 30 perros y 19 gatos en su casa y no quería desprenderse de ellos. Eso es un problema. Los animales son curativos para las personas y cubren carencias que tenemos, pero al final, probablemente sin pretenderlo, hay quien incurre en maltrato.
-¿Asumen su responsabilidad las instituciones públicas?
-El Cabildo se ha implicado en la campaña, al igual que los ayuntamientos de la Isla excepto Tuineje. No obstante la realidad es que las asociaciones, protectoras y voluntarios siguen cargando con responsabilidades que son de las instituciones y las ayudas son mínimas por no decir carentes. Hay colectivos con deudas abismales y tienen que aprender a decir que “no”. Y los ayuntamientos no pueden seguir mirando para otro lado y tienen que disponer de servicios, establecer protocolos actualizados, crear nuevos centros, realizar acuerdos con protectoras, campañas de esterilización y formación, así como control de tiendas y asumir consecuentemente el problema para hacerle frente, no de una manera puntual sino constante, liderando el sacrificio cero en la Isla.
-¿Se puede llegar a erradicar el maltrato animal?
-La lucha contra el maltrato no debe de ser un concepto de personas dedicadas exclusivamente al rescate ni acumular animales, sino considerarse como una fuerza que consigue llegar a los lugares más altos de decisión en la sociedad majorera y que promete seguir dando frutos en la protección de la biodiversidad en la Isla.
-Oasis Park tiene en marcha una Escuela de Naturaleza para formar a los docentes y trasladar a las aulas una visión integradora. ¿Cómo se plantea este proyecto?
-Desde hace muchísimos años hacemos jornadas para los docentes y compartimos la realidad de las especies. Hay problemas en especies de la Isla, como el guirre, la pardela cenicienta o muchísimas especies de flora de las que solo hay ejemplares en Fuerteventura y de las que se están tratando de reproducir semillas. A los niños, el contacto con una jirafa les llama la atención, pero los talleres de botánica son de las actividades que más éxito tienen. También trabajamos en proyectos de conservación internacional y compartimos información con científicos que están a pie de campo. Por ejemplo, tenemos elefantes africanos, una especie de la que muere un ejemplar cada 15 minutos. Intercambiamos datos sobre cómo se comportan cuando se acerca una hembra, qué alimento les gusta, cuál rechazan, cómo responden a estímulos como sonidos o cuando cambia el tiempo, aportamos datos para estudios que ayuden en análisis para la preservación de la especie por medio de su conocimiento.