“Con una pesca artesanal de bajo impacto la cuota de tuna es insuficiente”
Lorenzo Brito, nuevo presidente de las Cofradías de pescadores de Canarias
El patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Gran Tarajal, Lorenzo Brito Castro, es el primer majorero que llega a la presidencia de la Federación Regional de Cofradías de Pescadores de Canarias, que reúne a 16 sociedades. Estará acompañado del patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Corralejo, Juan Francisco González Pérez, como vicepresidente primero, y de Gilberto Sánchez Hernández, patrón de la Cofradía de La Luz-Playa San Juan, como vicepresidente segundo. Lorenzo Brito destaca que una de las tareas más relevantes es la regulación sobre el control de la pesca en las Islas, además de la negociación sobre el Plan de Gestión de las Zonas Especiales de Conservación.
-¿Cómo afronta este importante cargo regional?
-Me siento muy contento y agradecido de que pensaran en mí para este cargo. Soy un marinero profesional que dedico mi vida a este oficio artesanal. Hacía falta una cabeza visible y me eligieron, con la mayoría de los votos. No tengo ninguna varita mágica para mejorar el sector. La Federación cuenta con equipo jurídico importante y todos los representantes queremos trabajar para que el sector esté más fuerte y mejore. Hay muchos retos por delante. En Canarias el sector ha estado muy poco unido, muchos pescadores iban por su cuenta, pero cada vez se trabaja de forma más coordinada. En Fuerteventura eso no ha sido gracias a mí, sino al trabajo del anterior patrón mayor, Juan Ramón Roger. Junto a todo su equipo ha sido un pescador inteligente, adelantado a su tiempo, responsable y muy trabajador para luchar por el bienestar de los profesionales. Consiguió la unión en Fuerteventura y en el Archipiélago, y que las cofradías pudieran sobrevivir como sociedades rentables que luchan por los derechos de los marineros profesionales.
“No somos nosotros los que provocamos daño o impacto ambiental”
-¿Cuáles son los objetivos de su trabajo?
-La Federación mantiene el reto de unir al sector en Canarias. Llevamos dos años negociando con las autoridades por el daño que supone al sector el Plan de Gestión de las Zonas Especiales de Conservación. Lo que exponemos es que, tal vez por desconocimiento de cómo se desarrolla la actividad y el bajo impacto que tiene, o por culpa de errores en la información en la que se basa la propuesta, se está debilitando el sector en Canarias, cuando no somos los que provocamos el impacto ambiental. Salvamos muchas tortugas enredadas en plásticos. Ni la tortuga verde, ni el pejeperro, ni los cetáceos, angelotes, ni tampoco las cuevas marinas, ni los bancos de coral o esponjas sufren la más mínima amenaza de la pesca artesanal. Por eso afirmamos que la adecuación es posible y ya coexisten en nuestras aguas la protección medioambiental y la actividad pesquera.
-¿Cómo afectan las restricciones al sector?
-Consideramos, por ejemplo, que la cuota de la tuna es insuficiente para el sector pesquero, porque hablamos de una flota artesanal de bajo impacto y tenemos una cuota muy pequeña. Somos unos 700 barcos en Canarias y sólo permiten 218 toneladas de tuna, y eso es muy poco para la flota existente, no sale ni a una tonelada por profesional. Cuando entra un año bueno, que es cuando se supone que podemos trabajar ese pescado y aprovecharlo para los años malos, no te dejan coger. Han establecido unos límites históricos que no se entienden y hay barcos que ni siquiera pueden realizar la actividad. ¿Cómo es posible que las limitaciones se nos pongan a nosotros? Por eso pedimos que se negocien las cuotas. Nosotros representamos la pesca artesanal, sostenible, y cuando hay años malos no se coge nada. A veces hay pocas migraciones de pescado, y en Canarias deberían quitarse las cuotas porque pescamos con un anzuelo... debería ser ilimitada.
“A nosotros nos fríen a normas, pero los barcos deportivos hacen lo que quieren”
-La Cofradía de Gran Tarajal ha logrado buenos resultados en los últimos años. ¿Cómo consiguen crecer cada año?
-Con el trabajo de todo el personal de la lonja. La Cofradía de Pescadores en Gran Tarajal es una de las mejores del Archipiélago, está muy bien organizada, es productiva, rentable y tiene relevo generacional. He cogido el testigo de Roger, que dejó unas instalaciones que funcionan muy bien, tenemos pescadería y venta al detalle. Muchos restaurantes de la zona vienen a comprar aquí, nosotros queremos que las familias residentes puedan consumir un pescado fresco y de calidad. Creo que la función de una cofradía es poder alimentar a su pueblo, y esa idea no debe desaparecer. A veces no disponemos de producto suficiente para cubrir la demanda. Todo lo que se pesca se vende y no acumulamos en neveras porque el mejor lugar para conservarlo es el mar. En Gran Tarajal hay una flota de 39 barcos profesionales, casi todos pequeños. En julio, el sector se unió en un sentido homenaje a un pescador que falleció, Gilberto García, que llevaba 45 años de oficio en Gran Tarajal. Somos una de las cofradías más grandes de Canarias y nuestra función es asesorar y cuidar a todos los marineros asociados. Morro Jable y Gran Tarajal estamos muy unidas. Tal vez en un futuro se contemple la fusión, porque en el sur quedan unos siete barcos profesionales y podemos compartir servicios y trabajo. Las cofradías realizan una labor muy importante e impagable. Aquí nos encargamos de todo el proceso: se pesa el pescado, damos una factura y desarrollamos la venta y comercialización del pescado, bajo unos precios establecidos. La cofradía gestiona toda la documentación para el profesional, como el despacho de barco, la licencia de pesca, las revisiones relacionadas con la embarcación, los cursos sanitarios o la formación básica.
“No es un trabajo para hacerse rico, pero si te gusta, se puede vivir del mar”
-¿Ha sido rentable la campaña de atún rojo este año para el profesional?
-Considero que sí. Las tres cofradías de la Isla trabajamos unidas y en la misma línea. Podemos presumir de que los majoreros somos los que mejor hemos cobrado el atún rojo este año en Canarias. El marinero recibió una media de nueve euros por kilo, en los comercios su precio de venta supera los 20 euros pero se pierde un 35 por ciento en cabeza y espinas. En túnidos se han contabilizado unas 200 toneladas este año, por eso pedimos que se puedan pescar todos los que pasan por nuestra costa. Sufrimos las restricciones de la normativa europea, pero que se las apliquen a otros, no a los que trabajamos de forma artesanal. Ahora estamos con la campaña del bonito listado y rabil. Tenemos una tarea muy grande que hacer en Canarias en concepto de comercialización de nuestro producto, que se valore y se pague mejor. También en hostelería, para que consuma el producto local.
-En Gran Tarajal y, en general en Fuerteventura, ¿existe relevo generacional?
-Sí, hay tres marineros esperando por sus barcos para hacerse profesionales, en Gran Tarajal. No es un trabajo para hacerse rico, pero si te gusta se puede vivir del mar y se gana dinero. La Cofradía de Morro Jable tuvo mucha importancia en el pasado, registró mucha actividad, pero en los últimos años ha ido a menos, algunos se jubilaron y otros abandonaron, porque en esta profesión vive de la pesca el que quiere dedicarse a esto de verdad. Es muy sacrificado, pero en la actualidad disponemos de todas las comodidades, no tiene nada que ver con las condiciones de antes. Ahora no te mojas si no quieres, te puedes calentar comida, tenemos información detallada sobre el estado del mar, previsiones meteorológicas, radio, comunicaciones, balizas, botiquines y casi podemos elegir las jornadas de trabajo. Tenemos barcos con tecnología, equipamiento, y seguridad, neveras de frío y todo lo necesario para faenar durante horas. No tenemos horarios porque hay días buenos, en los que pasas muchas horas en el mar, y días malos, que ni sales. Ahora lo nuestro es casi un deporte, yo trabajé en condiciones mucho más duras de joven, fui al mar desde niño con mi familia y antes era más peligrosa.
“La protección ha sido fundamental para conservar las especies que tenemos ahora”
-Existe un proyecto para dar formación a los menores migrantes, visitaron la cofradía y han pensado en ofrecerles formación para que puedan labrarse un futuro. ¿Cómo lo van a sacar adelante?
-Vamos a trabajar para intentarlo. Las sensaciones fueron muy positivas por ambas partes. Nos encantó la experiencia de estar con esos menores que han llegado en patera y se enfrentan a un futuro incierto. Les enseñamos las instalaciones, la labor que realizamos en la cofradía, y queremos organizar con Acción Costera cursos de formación para que los interesados puedan dedicarse profesionalmente al mar. Muchos mostraron un gran interés, aprendieron los nombres de todos los peces, querían subir al barco y pescar con nosotros. Así que nos parece muy interesante integrar a estos jóvenes que buscan un empleo y una salida profesional. Les transmitimos que en este sector pueden ganar dinero, tener futuro e integrarse en la sociedad majorera. Había jóvenes de diferentes puntos de África, y todos se volcaron en conocer nuestro modelo de pesca, y demostraron mucha ilusión y agradecimiento. Esta Cofradía siempre ha estado implicada con los centros educativos, enseñando a los estudiantes nuestro sector. Tenemos una juventud muy desinformada, desconocen lo que comen, de dónde viene, falta mucha formación alimentaria y estamos encantados de enseñar nuestro quehacer. Cuando te dedicas a lo que te gusta se nota. Un ejemplo es que en el confinamiento y durante la pandemia salía con el barco fuera y no veía diferencia, sentía mucha libertad y tranquilidad. Los pescadores que amamos este trabajo, tanto si hemos registrado una jornada productiva o no, volvemos al puerto renovados, y eso es lo que queremos transmitir a las nuevas generaciones.
“Tenemos relevo generacional, con casi 40 barcos profesionales en activo”
-Se cumplen 20 años de la moratoria en el uso de las artes agresivas. ¿Se han logrado los objetivos de conservación de los recursos marinos?
-Sí, fue una decisión acertada y adelantada a su tiempo. Los profesionales de Fuerteventura lo tenían claro, de hecho conservan la pesca de siempre, artesanal, a cordel y muy sostenible. Cuando empecé a trabajar se echaban nasas, palangres, y se veía el problema. Como marinero participé en todas las reuniones para decretar la moratoria y prohibir el uso de artes de arrastre, porque sabíamos que los recursos no son infinitos y se acaban. Se necesitaba una moratoria para la regeneración de las especies. La protección ha sido fundamental para tener una riqueza en biomasa y conservar las especies que tenemos ahora. Rechazo totalmente cualquier propuesta para volver a usar aquellas artes. Hay que perseguir y sancionar al que se salta las normas, sea recreativo o profesional, y no se puede vender pescado sin el pertinente registro sanitario. Para eso están las lonjas y nuestra red de venta. Ahora hay más información, podemos conocer todos los detalles de las capturas: la especie, su origen, día de pesca, zona, barco profesional y hasta la hora de recogida. El consumidor debe exigir todos esos detalles y con las nuevas herramientas informáticas a bordo se estudia una regulación eficaz para conocer todo eso. No se puede comprar pescado sin el preceptivo registro sanitario, tenemos que evitar infecciones, problemas de salud pública y se necesita más control. A nosotros nos fríen a normas, nos controlan las cuotas y pagamos impuestos, pero los barcos deportivos hacen lo que quieren. Por eso, pedimos más controles para todas las embarcaciones, que todas respeten por igual la normativa y así se acabaría con la competencia desleal. En el mar debemos ser respetuosos, solidarios y pensar en el futuro.
Añadir nuevo comentario