El temor al contagio y el riesgo de despido planean entre las limpiadoras de los establecimientos turísticos de Fuerteventura, que reciben a sus clientes con los brazos abiertos, “una gran sonrisa” y sin importarles su origen o situación sanitaria
‘Las que limpian’ son las nuevas guerreras de la pandemia
El temor al contagio y el riesgo de despido planean entre las limpiadoras de los establecimientos turísticos de Fuerteventura, que reciben a sus clientes con los brazos abiertos, “una gran sonrisa” y sin importarles su origen o situación sanitaria
El colectivo de camareras de piso de Fuerteventura ha vuelto a sus puestos de trabajo en los establecimientos turísticos este verano con el miedo al contagio, la carga de trabajo, ya elevada antes de la pandemia, el riesgo al desempleo sobrevolando y con la presión de cumplir a rajatabla las normas de prevención de riesgos laborales de la COVID-19.
Más de 5.000 camareras de piso de la Isla se han convertido en las nuevas guerreras de esta pandemia. ¿Sus principales armas? Coraje y esfuerzo para volver a la normalidad y recibir con su mejor sonrisa a los turistas, vengan de donde vengan.
El estado de alarma dejó sin empleo en marzo a Yadira, con sólo cuatro meses de contrato en el complejo de Apartamentos Playa Park de Corralejo. “El cierre provocó que fueran al Expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) los trabajadores indefinidos y al paro los eventuales”, explica esta trabajadora de Perú, que lleva una década afincada en la localidad norteña.
“Me dio mucha pena porque se trabajaba muy bien en este complejo, estaba muy contenta, todo era perfecto, con un buen ambiente entre las compañeras, a diferencia de otros en los que he sufrido gritos y muchos nervios”, explica.
La limpiadora, con 10 años de experiencia en el sector hotelero del norte de la Isla, comenta que el complejo ha reabierto en julio, pero ella todavía no se ha incorporado. “Estoy deseando trabajar porque el mercado laboral está muy complicado, hay poco turismo y me da pánico quedarme en el paro”, expresa Yadira.
“En algunos complejos, la carga de trabajo resultaba insoportable de afrontar, y he sufrido gritos y presión que me obligaron a salir corriendo y no aguantar ni un mes”, confiesa.
Yadira tiene tres hijos y necesita un empleo. El sector turístico ya tenía problemas antes de la actual situación. “Siempre he defendido mi dignidad y mis derechos laborales”, señala. Para ella, es una pena que algunas camareras de piso tengan que aguantar barbaridades por un sueldo. “En general, se gana bien, unos 1.400 euros, y en muchos hoteles se respetan las normas y nos ayudan”, asegura.
Por otro lado, algunas camareras entrevistadas por Diario de Fuerteventura, que prefieren mantener el anonimato, desvelan que tras la reapertura de establecimientos han permanecido ocho días sin librar, se han encontrado con los complejos sucios, con bichos, y se han visto obligadas a trabajar hasta 12 horas diarias con contratos temporales y precarios. Incluso comentan que, una vez limpio el complejo para la reapertura, se han iniciado obras. Ahora usan mascarillas y guantes, más productos desinfectantes, pero tienen “el mismo riesgo de contagio”, aseguran.
“Creo que somos una parte esencial del hotel, pero no se reconoce lo suficiente. Muchos aspectos dependen de nosotras para que los turistas vuelvan a alojarse en el establecimiento, pero la dirección no lo ve”, destacan las trabajadoras. “Las camareras de piso somos las caras visibles para los clientes y recibimos a los turistas con todo el cariño y una gran sonrisa, sin importar de dónde proceden ni su estado de salud”, añaden.
“Siguen incumpliendo”
La presidenta de Las Kelliss Fuerteventura, Amparo Pacheco, resume la situación con la que se han encontrado tras la reapertura: “Las compañeras comentan la carga de trabajo actual, el riesgo de despido tras los ERTE por la reducida ocupación y el miedo al contagio”. A esto se suma la falta de transporte para llegar a los complejos tras el cierre temporal. “Se sigue incumpliendo el convenio colectivo del sector y se siente la desprotección, en lugar de buscar soluciones a los problemas y respetar la salud laboral”, destaca la representante del colectivo.
“Horas extras sin remunerar, sobrecarga de trabajo, escasas medidas de seguridad en las zonas comunes y nuevas normas de trabajo” son algunos de los problemas a los que se enfrenta el colectivo, indica Pacheco. “Que nos expliquen cómo quieren limpiar todo el hotel cuando la mayoría de nuestras compañeras de departamento están en los ERTE”, subraya.
Pacheco recuerda que las asociaciones de camareras de piso de diferentes partes del Estado han constituido la Plataforma de Camareras de Piso para exigir al Gobierno “protección laboral y de la salud, el cumplimiento de los convenios y una normativa de prevención de riesgos laborales específica para la COVID-19”. Las Kelliss han anunciado incluso que llevarán a instancias como el Defensor del Pueblo la “desprotección” de las trabajadoras eventuales. Garantías de seguridad
Para Juan Manuel Gutiérrez, coordinador de Intersindical Canaria (IC) en Fuerteventura, las medidas de protección deben tener las mismas garantías, tanto para clientes como para trabajadores. “En el sindicato buscamos la colaboración entre la dirección y la plantilla, pero reclamamos que la seguridad sea exactamente igual para todos, clientes y trabajadoras, en un momento tan complicado por la pandemia, donde se refuerza la prevención de riesgos laborales”, apunta.
El sindicalista considera que las mujeres, camareras de piso y de bar, “han sido las más perjudicadas”. En ese sentido, cuestiona que se esté respetando de la misma manera la distancia social en las zonas comunes para que el cliente coma o se cambie, que en cocinas y almacenes.
“Las camareras de piso están siendo las grandes perjudicadas debido a nuevas exigencias de trabajo que complican la jornada”, resalta Juan Manuel. El sindicalista insiste en que buscan el entendimiento, pero que no van “a tolerar que se salten los derechos de los trabajadores y que encima les quiten los logros obtenidos en los últimos años, como desplazamientos, comidas, descanso, y salario digno”.
“Tampoco está Fuerteventura preparada para llenar hoteles como antes, porque el Hospital General carece de un plan sanitario e infraestructuras ante un posible contagio masivo, y hay que estudiar muchos factores y repensar la dependencia del turismo exterior”, alerta Gutiérrez.
La portavoz de las Kelliss Fuerteventura participó en julio en Madrid en una reunión de la asociación estatal de camareras de piso con Héctor Illueca, director de la Inspección de Trabajo, al que entregaron un dosier con muchas de sus inquietudes.
Entre las demandas, un aumento del número de inspectores laborales, controles aleatorios y castigo a los infractores, así como que se realicen los estudios ergonómicos para calcular y limitar las cargas de trabajo según las características de cada hotel.
Además, reclaman que se permita la conciliación familiar y “vincular la categoría de los hoteles a la calidad del trabajo que se genera en los mismos, con estándares laborales óptimos”. Por último, reclaman tener derecho a la jubilación anticipada con reconocimiento de trabajo penoso y acceder a una pensión “decente”.
Comentarios
1 Quiquere Mié, 19/08/2020 - 10:47
Añadir nuevo comentario