SÁHARA: medio siglo de conflicto

“Con España podía convivir, pero con un nuevo invasor, no”

Guerrillero del Frente Polisario durante 15 años, es el nuevo presidente de la comunidad saharaui en Fuerteventura: “El pueblo majorero es muy solidario”

Eloy Vera 3 COMENTARIOS 04/11/2025 - 07:22

Ahmed Hasanna pasó de estudiante a guerrillero en horas. Se fue con 18 años a la guerra contra Marruecos poco después de que los marroquíes entraran a ocupar su ciudad, El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental, a finales de 1975. Estuvo 15 años luchando en el Frente Polisario. Cuando no estaba con el fusil en la mano, se refugiaba en los campamentos del desierto argelino, un lugar inhóspito donde viven cerca de 180.000 personas en jaimas y casas de adobe esperando poder regresar algún día a su país.

Ahmed nació en 1956 en el desierto de Hagunía, en el Sáhara. Su familia era nómada. Su padre se dedicaba al pastoreo y su madre a los temas del hogar. Con diez años, el muchacho se fue a la escuela de El Aaiún. Tiempo después, su familia decidió aparcar la vida nómada y seguir su rastro para empezar una nueva vida en la capital saharaui. A las afueras de la ciudad, mantuvieron un ganado que servía para el sustento familiar.

Los primeros años de Ahmed fueron bajo bandera española. La presencia de España en el lugar comenzó en 1884 con tres casetas en la Bahía de Cintra (frente a Canarias, algo al sur de lo que hoy es Dajla). Tras la Conferencia de Berlín, Europa se repartió el continente africano. En esa distribución, la zona pasó a llamarse Sáhara español. Desde 1958 el Sáhara fue, a todos los efectos legales y administrativos, igual que otra provincia española hasta convertirse el territorio en la provincia 53.

Saharauis y españoles convivieron en calma. Los saharauis tenían DNI español; iban a la escuela española y compartían con los españoles película en el cine Las Dunas. A veces, la calma se interrumpía con sucesos como el de Zemla, en 1971, en el que desapareció Sidi Brahim Mohmed Basir, supuestamente a manos de la policía de la administración colonial.

“Bajo bandera española, llevábamos una vida normal. Había quienes trabajaban para alguna institución española; otros en el ejército español; algunos en la política territorial y otros se dedicaban al comercio”, cuenta Ahmed.

En mayo de 1973 se creó el Frente Popular para la Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro, el conocido como Frente Polisario, para liderar la lucha nacional por la independencia del Sáhara Occidental contra el dominio colonial español.

“Queríamos que el colonialismo español saliera del Sáhara y ser independientes”

El 20 de mayo de ese año se produjo el primer ataque militar del Frente Polisario contra un puesto policial en Janguet Quesat. En mayo de 1975 una misión de las Naciones Unidas visitó el Sáhara español para evaluar la situación del territorio y ayudar en el proceso de descolonización. La misión concluyó que el pueblo saharaui debía ejercer su derecho a la autodeterminación, según lo dispuesto en la Asamblea General de la ONU.

Ahmed era un joven atraído por las consignas del Frente Polisario. Recorría las calles de El Aaiún en manifestaciones exigiendo el fin del colonialismo español y animando a otros jóvenes a unirse a las ideas del Polisario. “Estábamos organizados en células, cada una de ellas con cinco miembros. Recibíamos información de otros compañeros más capacitados y con más estudios. Queríamos ser independientes y que el colonialismo español saliera del Sáhara”, reconoce.

Marcha verde

Con Franco agonizando en la cama, Marruecos organizó una Marcha Verde con 350.000 hombres para reivindicar el territorio del Sáhara español e impedir su independencia tras el inicio de la descolonización propuesta por la ONU.

Los marroquíes empezaron a entrar por la parte norte del Sáhara. Los mauritanos hicieron lo mismo por el sur. “Yo estaba en El Aaiún y vi solo la parte marroquí. Cuando los vi dentro de El Aaiún, no quise quedarme ni un minuto más. Solo buscaba la manera de irme a las filas del Frente Polisario, al lugar donde estaban combatiendo”, reconoce.

El 14 de noviembre, una semana antes de morir Franco, el último gobierno de la dictadura firmó con Marruecos y Mauritania los Acuerdos Tripartitos de Madrid a través de los que España entregaba el Sáhara a Marruecos y Mauritania.

En diciembre de 1975, Ahmed encontró la manera de salir. Se subió a un camión junto a otros jóvenes y un par de familias que huían hacia el sur, hacia Amgala donde mandaba el Frente Polisario. Allí, se unió a la lucha.

Cincuenta años más tarde recuerda, sentado en una cafetería de Puerto del Rosario, aquel exilio: “Fue un sentimiento que no se puede olvidar. Me había criado en El Aaiún, pero fui obligado a irme porque no podía estar bajo un nuevo colonialismo, viendo la invasión de un país que no conocía de nada. Con España podía convivir, pero con un nuevo invasor, no”.

“Conocíamos el desierto y [a los marroquíes] les hacíamos la vida imposible”

Su madre y sus siete hermanos, un varón y seis mujeres, se quedaron en El Aaiún. Durante los primeros 15 años en el Frente Polisario, no mantuvo ningún contacto con la familia. “Ellos no sabían si estaba vivo o muerto y yo nada de ellos. No había información. Vivía deseando saber algo de ellos y ellos de mí”, asegura. Cuando recuperó la relación, supo que su madre había muerto en 1977.

Con fusil en mano, empezó la lucha contra el ejército marroquí. “Hacíamos guerra de guerrillas. Les tirábamos proyectiles por sorpresa y les hacíamos una emboscada. Ellos eran un ejército muy grande y se veía desde todas partes. Nosotros éramos pocos repartidos en dos o tres coches. Conocíamos el desierto perfectamente y les hacíamos la vida imposible”, recuerda.

Cuando no estaba en el ejército, se refugiaba en los campamentos de Argelia, “un lugar inhóspito”, pero en el que, señala, “nos hemos adaptado a vivir. Hemos puesto jaimas, casas de adobe... Es duro, pero no hemos tenido otro remedio que vivir ahí sí o sí”.

Toda su familia se quedó en los territorios ocupados. Han sufrido la ocupación, aunque reconoce que, por suerte, “no han sido los más perjudicados si se compara con otras familias. Mis hermanos no fueron encarcelados ni torturados. La mayoría de los saharauis, que están en El Aaiún, lo fueron”.

Ahmed tiene cinco hijos, cuatro de ellos nacieron en los campamentos y uno en Fuerteventura donde llegó hace 25 años, después de un periplo por Italia,  varias provincias peninsulares y  Gran Canaria.

Desde hace unos meses es presidente de la comunidad saharaui en Fuerteventura. Asegura que existe “muy buena relación” entre la Isla y El Sáhara. “El pueblo majorero es muy solidario, sobre todo con los saharauis. Muchos majoreros estuvieron allá en el tiempo bajo dominio de España. Muchos se llevaban hasta allí las cabras de Fuerteventura para venderlas porque eran muy famosas por la leche. Hay buena relación entre la comunidad majorera y la saharaui. En general, el pueblo español ha sido muy solidario con nosotros”. No ha ocurrido lo mismo, lamenta, “con los gobiernos”.

Ha vuelto dos veces de visita a El Aaiún, una en 2019 y otra en 2024. El Aaiún que se encontró estaba llena de colonos. Tiene claro que volverá a vivir allí cuando “seamos independientes, antes no. No viviré nunca bajo bandera marroquí. Psicológicamente no puedo”.

“No viviré nunca bajo bandera marroquí. Psicológicamente no puedo”

Cincuenta años después de tener que abandonar la zona, el pueblo saharaui mantiene intacta la esperanza de poder regresar algún día a su país porque “todo se pierde menos la esperanza”, señala Ahmed.

El pueblo saharaui, insiste, “está siempre con la moral altísima y convencidos de que tienen que volver a su tierra y de que El Sáhara tiene que ser un país independiente. Nosotros no podemos vivir bajo la soberanía marroquí. Somos dos pueblos, culturas y territorios diferentes. Ese es nuestro único deseo y estamos convencidos de que lo logramos o moriremos”.

Mientras conversa con Diario de Fuerteventura, el Gobierno de Israel acuerda con Hamás el alto el fuego en Gaza y la liberación de rehenes. No duda en calificar lo ocurrido en Gaza de genocidio. “A veces, apago la tele porque no puedo soportar ver cómo se ha matado a niños. Es el Holocausto de la era actual. No se puede soportar ver tanta injusticia y con la mayoría del mundo callado”, dice indignado.

Y concluye diciendo, antes de terminarse la infusión que pidió minutos antes que, “en un mundo donde no hay justicia, no hay vida”. Cincuenta años después, los saharauis siguen esperando que se les haga justicia. Porque, insiste, “donde no hay justicia no hay vida”.

Comentarios

Sin lugar a dudas el Sahara es de los saharauis y tarde o temprano así será y nosotros tendremos que verlo. Como decía el gran Pi y Margal, no se adquiere la propiedad de los pueblos conquistados ni aún con a prescripción de los siglos. Como muy bien dice Ahmed, vivimos con la esperanza de ver un Sahara libre, a lo que estamos condenados.
El FRENTE POLISARIO, asesino a 7 marineros españoles a sangre fría embarcados en el CRUZ DEL MAR,en serio que pude venir un terrorista a dar discursos de convivir?
Eh? ¿un infiltrado marroqui?

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