OTRA HISTORIA DE CANARIAS

Fuerteventura y Lanzarote multiplican por cinco su población desde 1970

Diario de Fuerteventura revisa la revolución demográfica de dos islas que han pasado de ser cuna de emigrantes a albergar casi 300.000 residentes entre ambas

Mario Ferrer 7 COMENTARIOS 21/07/2025 - 06:49

Las cifras oficiales de residentes de 2024 indican que la población conjunta de Lanzarote y Fuerteventura está muy cerca de superar el número simbólico de las 300.000 personas, albergando más del 13 por ciento de la población total de Canarias. El ISTAC situó este dato demográfico el año pasado para la Isla de los Volcanes en 163.467 y para la Maxorata en 127.043, haciendo un total 290.510 residentes en la suma de ambas islas, mientras que la cifra total de Canarias fue de 2.228.862 habitantes.

En un documento del propio ISTAC se cifraba la población turística en 74.601 para Lanzarote y en 58.710 para Fuerteventura en el año 2023. Es decir, que la afluencia turística hace subir en 133.311 personas más la población total, llegando a más de 420.000, al sumarlos a los 290.000 residentes, que comentábamos anteriormente. La cifra de turistas volvió a subir en 2024 y en 2025 también sigue al alza, como los residentes, por lo que puede que muy pronto se supere la población total de 450.000 entre ambas islas.

Las ínsulas más orientales de Canarias son las que más han crecido con diferencia en las últimas décadas, especialmente, en el periodo de 1980 a principios del siglo XXI, cuando se vivió un verdadero aluvión poblacional. Ese liderato en el aumento demográfico se estancó o ralentizó tras la gran recesión que comenzó en 2008, pero en los últimos años ha vuelto a coger cierta velocidad. 

Esta pujanza poblacional de Lanzarote y Fuerteventura es algo novedoso históricamente. Hace 55 años, en 1970, el censo de ambas no sumaba más de 60.000 habitantes (41.146 para la Isla de los volcanes y 18.333 para la Maxorata) y apenas significaban el 5,3 por ciento de la población del Archipiélago. Hay que tener en cuenta que la superficie de ambas islas equivale al 33 por ciento del total del archipiélago. Eran ínsulas especialmente despobladas, sobre todo si las comparamos con las llamadas “islas capitalinas”.

Durante centurias, Lanzarote y Fuerteventura no solo fueron el granero de Canarias, sino también una fuente constante de jornaleros y mano de obra campesina barata para otros territorios. Valga un solo ejemplo en cifras. A pesar de la alta natalidad que se registraba, la población de Fuerteventura entre 1857 y 1920 apenas pudo subir en 500 personas, mientras que la de Gran Canaria casi se triplicó y en Tenerife se multiplicó por dos. Muchos pueblos y barrios de las islas centrales o de La Palma fueron creados por majoreros y conejeros, quienes también emigraban en masa a Sudamérica y, en menor medida, a África o Europa, según las coyunturas históricas de cada momento. En cambio, entre 1980 y 2024 la población de Gran Canaria creció solo un 36 por ciento, frente al 468 por ciento de Fuerteventura en el mismo periodo.

Los 300.000 residentes que están a punto de alcanzar Lanzarote y Fuerteventura dan para muchas lecturas sobre la variopinta situación de Canarias en el siglo XXI. Para empezar, el hipercrecimiento de las islas más orientales contrasta mucho con el estancamiento, o incluso caída, que han seguido en las últimas décadas las llamadas islas verdes: La Palma, La Gomera y El Hierro.

Hay realidades muy distintas dentro de Canarias, así, por ejemplo, El Hierro tiene una densidad de población 12 veces menor que Gran Canaria, una isla que, a su vez, multiplica por siete el número de residentes de Fuerteventura, a pesar de que es 100 kilómetros cuadrados más pequeña que esta última. Aunque el imaginario popular diga lo contrario, la “isla menor” es Gran Canaria.

El crecimiento de estas dos islas contrasta con el estancamiento de las “islas verdes”

De seguir así, el aumento de población de Lanzarote y Fuerteventura también puede tener consecuencias económicas y políticas destacadas en un futuro no tan lejano. El tirón de estas islas hace que la provincia de Las Palmas supere cada vez más a la de Santa Cruz de Tenerife en residentes y turistas, un dato siempre candente en el recurrente debate del “pleito insular”. Pero es que, a su vez, el despegue de Fuerteventura y Lanzarote podría desbancar la tradicional bipolaridad del Archipiélago centrada en las disputas entre las dos islas capitalinas. Gran Canaria y Tenerife miran con cierto recelo las crecientes demandas del “eje oriental”. Una cifra significativa al respecto, es que, con menos de la mitad de población, Lanzarote y Fuerteventura reciben conjuntamente más turistas que Gran Canaria y a su vez, la provincia de Las Palmas acoge muchos más visitantes que la provincia de Santa Cruz de Tenerife, por el poco peso que tienen La Palma, La Gomera y El Hierro.

Los equilibrios son frágiles en Canarias, aunque hacer prospecciones para el futuro es más bien ciencia ficción dada la diversidad demográfica de cada zona... En el último medio siglo, las islas centrales crecen con relativa moderación, mientras las más orientales se disparan y las occidentales están estancadas.

Saliendo del panorama meramente regional para tener una mirada más global, Canarias parece que evoluciona hacia un modelo de archipiélago superpoblado, más similar a los casos del Sureste asiático que a los de su entorno. Salvo el caso de Madeira, la densidad de población de Canarias duplica o triplica a otros archipiélagos de la Macaronesia atlántica como Azores o Cabo Verde.

Los 300 habitantes por kilómetro cuadrado de nuestras islas superan aún más a otros ejemplos del mundo occidental como Islandia (4 hab/km2) o Hawái (45 hab/km2). Y siguiendo el refrán, las comparaciones pueden llegar a ser odiosas: la renta per cápita de Islandia y Hawaii casi triplica a la de Canarias, 25.000 euros anuales frente a más de 70.000.

Diáspora y mestizaje

Durante muchos siglos, nacer en Lanzarote o Fuerteventura era sinónimo de ser emigrante. Las corrientes de salida llegaron a ser tan fuertes, que el geógrafo Antonio Macías, en su libro ya clásico sobre este tema, La migración canaria, 1500-1980, hablaba de “una auténtica diáspora” para referirse a estas islas.

La causa fundamental del gran cambio vivido en las últimas décadas está en el turismo. En un giro de guión muy paradójico, la falta de lluvias que tanto había castigado históricamente a la sociedad y la economía de Lanzarote y Fuerteventura se convirtió en un valor en alza con la nueva industria del viaje de masas. A partir de los años 60 y 70, el paisaje seco y de costas suaves de estas ínsulas pasó a ser considerado un paraíso para europeos ansiosos de vacaciones y sol, al tiempo que se convertía en una gran oportunidad de negocio para el inversor espabilado.

Retrato de varios miembros de la Asociación Canaria en Majagua (Cuba) en 1923. El hombre que tiene el número 14 es Miguel Bermúdez, emigrante canario con familia en Lanzarote y Fuerteventura.

Canarias parece que evoluciona hacia un modelo de archipiélago superpoblado

Tradicionalmente consideradas como islas casi improductivas y usadas para desterrar enemigos internos, la nueva industria, en cambio, las vio como espacios superdotados para el turismo: clima benigno todo el año, grandes playas, cercanía a Europa, territorios llanos y con óptimas comunicaciones, buenos estándares de seguridad, precios bajos del suelo en las primeras etapas... En pocas décadas su despegue económico fue brutal. Un cambió jamás imaginado que tuvo su reflejo demográfico en un gran aumento de la población. No obstante, se pueden observar diferentes ciclos en el último medio siglo. El gran estirón se produjo entre principios de los años ochenta y 2008, cuando el binomio turismo-construcción empujó mucho la llegada de mano de obra de origen foráneo, dando pie a un verdadero “boom” demográfico.

Aunque el fenómeno de la dramática inmigración africana ha centrado mucho la atención y los debates de la cambiante opinión pública, los números reflejan que casi toda la población nueva ha llegado del resto de Canarias, de la Península y especialmente de Europa y Sudamérica. Tras siglos emigrando hacia la orilla del “Nuevo Mundo”, desde hace unos treinta años el flujo se ha invertido, convirtiendo a Canarias en tierra de acogida para colombianos, venezolanos, cubanos, uruguayos, argentinos... El Viejo continente, por su parte, ha traído grandes colonias de ingleses y alemanes que, tras visitar las islas como turistas, se quedaron de residentes, aunque los primeros llevan ya un tiempo en relativa caída post Brexit, frente al crecimiento de otras nacionalidades como la italiana.

En el último medio siglo, la población de Lanzarote y Fuerteventura no solo ha crecido, sino que también ha multiplicado su mestizaje. El carácter tricontinental de las Canarias Orientales ha aumentado aún más en las últimas décadas. Las nuevas generaciones de conejeros y majoreras tienen raíces muy internacionales.

Comentarios

De cuna de inmigrantes
Y aún seguimos con la misma infraestructura
Es más!
Tod@s estamos mejor. ¡NO MÁS MENTIRAS en los comentarios! Solo nos faltan viviendas, como pasa en todo el país ...
Empezad a hacer casas para los trabajadores y dejad de especular con los alquileres sinvergüenzas,que eso es lo que sois,por una habitación 800 euros.y los canarios durmiendo en los coches y caravanas.
Dejad de especular con los alquileres ladrones,que eso es lo que sois.la gente está durmiendo en los coches y nadie hace nada
Prohíban la casas vacacionales y se arregla el problema de la vivienda.

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