La Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga-Asaja) ha denunciado la "lamentable intención" de algunas formaciones políticas de Fuerteventura de desmovilizar la manifestación del sector en la Isla que se ha desarrollado este viernes al mediodía en Puerto del Rosario.

En sintonía con las tractoradas que ya han tenido lugar en Gran Canaria, Tenerife y La Palma, esta protesta del campo "muestra su rechazo a la Política Agraria Común (PAC) que, con sus restricciones, regulación y burocracia, está arruinando y poniendo en riesgo el futuro de la actividad que produce alimentos", opina Asaga.

Según la presidenta en Canarias de esta organización, Ángela Delgado, presente en la manifestación de Fuerteventura, "este tipo de actuaciones no solo demuestra la poca o nula sensibilidad que tienen determinados políticos con la agricultura y, sobre todo, con la ganadería local, la actividad con mayor peso en la isla, con los mejores quesos de cabra de España y reconocidos en el ámbito internacional, sino también la intención de dividir al campo canario para que pierda fuerza en favor de intereses o fines particulares".

Entre las reivindicaciones del sector agrario, está el rechazo a la reactivación de la línea marítima con el puerto marroquí de Tarfaya ante el riesgo que percibe el sector de entrada de plagas y enfermedades ganaderas, así como de productos alimentarios tratados con materias activas prohibidas en Europa y bajo prácticas de bienestar animal inexistentes.

Un temor, ha recordado Asaga, que ha sido respaldado por dos informes del departamento de Sanidad Vegetal de la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias "donde se detallan los múltiples patógenos a los que estaría expuesta la actividad agraria del archipiélago si se pone en marcha esta conexión".

Asaga-Asaja, que reitera su negativa a la entrada de tráfico rodado desde Marruecos a través de esa línea marítima, defiende que toda importación agrícola, ganadera o de cualquier otro tipo de material que provenga de países africanos y comporte algún riesgo sanitario, "debe ser rechazada si no se dispone de los máximos controles y las máximas garantías de seguridad para evitar perjuicios a nuestra agricultura, ganadería, medio ambiente y territorio".

De lo contrario, han indicado, "estaremos condenando nuestro futuro alimentario como región que debe disminuir su dependencia externa".