Gara Torres, estudiante de Ingeniería Ambiental, señala que el embalse se encuentra colmatado de sedimentos
“Antes de rehabilitar la presa de Las Peñitas hay que analizar si compensa”
Gara Torres, estudiante de Ingeniería Ambiental, señala que el embalse se encuentra colmatado de sedimentos
La joven majorera Gara Torres Lillo elaboró su Trabajo de Final de Grado de Ingeniería Ambiental sobre la presa de Las Peñitas y su posible rehabilitación, ya que se encuentra colmatada de sedimentos en un 94 por ciento de su capacidad inicial.
Para ello, presentó una propuesta de gestión del embalse basado en los estudios realizados en los últimos 25 años sobre la tasa de erosión de los suelos, los manantiales salinos y las comunidades vegetales presentes en la zona.
De este modo, en su análisis destaca que “los principales problemas que presenta la presa en la actualidad son: la colmatación del embalse por sedimentos, que ocasiona una reducción de su capacidad, y la salinización de la escasa agua embalsada, que ocasiona una reducción de su calidad”.
Asimismo, según su estudio los resultados experimentales de la tasa de erosión indican que en la cuenca hidrográfica se erosionan 32.484 metros cúbicos de suelo anualmente, de los cuales en la presa se han acumulado 4.278 metros cúbicos de sedimentos al año desde su construcción.
No obstante, las medidas propuestas por la Administración pública se han orientado a extraer el sedimento del embalse y depositarlo en su entorno, a la vez que a aumentar un metro el muro de la presa. Lo que, según Gara “se trata de una propuesta no exenta de impactos y con una viabilidad a medio plazo escasa debido a la persistencia de las causas del problema, ya que los 134.000 metros cúbicos de capacidad de la presa que se pretenden aumentar quedarían colmatados en un periodo aproximado de 31 años”.
Además, hay que tener en consideración que el aporte de aguas salinas en años lluviosos, por el manantial de Vega de Río Palmas (4,3 gramos de sales por litro), produce una rápida salinización del agua embalsada y que los sedimentos arcillosos retirados de la presa tienen un bajo valor agronómico debido también a su alta salinidad.
Por todo ello, Gara Torres considera que, si el objetivo es el aprovechamiento del agua para uso agrícola, sería adecuado “un incremento de la altura del muro de mínimo seis metros con una capacidad de 372.000 metros cúbicos y un período de colmatación de 86 años, de forma que los efectos de la deposición de sedimentos y de la salinización del agua sean menos evidentes, aunque no libre de impactos en la vegetación”.
Considera que no se puede actuar tan solo en la presa sin considerar la cuenca hidrográfica en la cual se encuentra, por lo que es imprescindible la restauración de gavias y charcas
Asimismo, destaca que no se puede actuar tan solo en la presa sin considerar la cuenca hidrográfica en la cual se encuentra, por lo que es imprescindible realizar actuaciones como la restauración de los sistemas tradicionales de gavias y charcas, la revegetación de las montañas y la limitación del pastoreo.
En conclusión, “es necesario evaluar exhaustivamente si merece la pena realizar cualquier intervención en la presa desde el punto de vista económico, técnico y ambiental”, señala la estudiante Gara Torres.
Desde el punto de vista económico, hay que determinar si la inversión a realizar en la presa para la obtención de agua de uso agrícola es más rentable que su obtención mediante los sistemas actuales de desalación con energías renovables. Desde el punto de vista técnico, hay que estudiar la posibilidad de aumentar el muro de la presa preservando el muro original de mortero de cal y piedras de sienita, que tiene un gran valor cultural e histórico. Y por último, señala la estudiante, “desde el punto de vista ambiental es importante decidir la estrategia más adecuada respecto a las condiciones de la cuenca hidrográfica que presenta manantiales salinos, escasa vegetación y una alta tasa de erosión”.