En Fuerteventura también se silba
La Asociación Yo Silbo imparte un curso en Tetir para aprender el lenguaje silbado y rescatar su uso en todas las Islas
El investigador David Díaz Reyes asegura que existen indicios de que en Fuerteventura también se ha silbado, aunque se sabe con certeza documentada que se silbaba en El Hierro, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria. Según diversas consultas realizadas entre los mayores de Fuerteventura, algunos majoreros recuerdan que sus padres y abuelos silbaban en los riscos de la costa y entre los volcanes de la isla tranquila, para dejar constancia de su presencia en la zona, responder o dar una orden concreta de alerta o tranquilidad, aunque esta costumbre se perdió con el paso del tiempo. Sin embargo, ahora en la Maxorata se aprende a silbar. Varios expertos de la Asociación Yo Silbo imparten todos los sábados en la localidad de Tetir un curso para aprender el lenguaje silbado y que su uso se extienda por todo el Archipiélago canario.
Además, investigadores de todo el mundo han elaborado una carta, firmada por las dos universidades canarias, para proteger este patrimonio inmaterial. “Lo primero que buscamos es que aprendan a silbar, porque una cosa es emitir un sonido para llamar a alguien y otra es el silbo articulado, con el que los monitores enseñamos a hablar con el silbo”, explica el instructor Tinguaro Betancor. Añade que se trata de un proceso de aprendizaje, para “diferenciar las vocales, añadir consonantes y conjugarlas para formar palabras y frases”. Hasta la fecha, profesores de Gran Canaria y Tenerife se rotan para impartir el curso en Tetir, pero Meri De la Calle y Tomás Lorenzo, afincados en Fuerteventura, se preparan para coger el testigo y enseñar el silbo en la Maxorata en un futuro.
Tetir acoge estos meses la segunda edición del curso de silbo, que ha conseguido bastante éxito para esta iniciativa cultural, con unos 25 participantes, y destaca la presencia de siete niños acompañados de sus padres. En este momento, la Asociación Yo Silbo imparte clases presenciales en Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife y La Palma, y cuenta con una sede digital, llamada San Borondón, que se constituyó durante el confinamiento para continuar con el aprendizaje cuando no se podían dar enseñanzas en persona. El objetivo de este colectivo es el estudio, recuperación y divulgación del lenguaje silbado.
Los nuevos silbadores de Fuerteventura están entusiasmados con el curso. “Nunca había silbado y ha sido un descubrimiento genial para mí”, expresa emocionado el alumno Eduardo Nebot. “Estoy disfrutando y aprendiendo una nueva forma de comunicarme, que siempre había valorado por su importancia y su antigüedad. Siempre me pareció admirable el trabajo y defensa del silbo en La Gomera, y ahora he aprendido mucho más sobre el tema”. Para Eduardo, lo más complicado es romper el silbo, y después conseguir las “entendederas”, o lo que viene a ser descifrar el mensaje que emite el silbo. “Estoy en ello y en general es una maravilla y lo pasamos muy bien”, afirma este músico grancanario, afincado en Tetir. También ha destacado la pericia de los monitores, al tratarse de magníficos enseñantes e impulsores de la cultura canaria, en sus diferentes vertientes.
Eduardo Nebot: “Nunca había silbado y ha sido un descubrimiento genial para mí”
Otra alumna enamorada del silbo es Adelina Padrón, que conoció la labor de la Asociación Yo Silbo en un encuentro cultural en Antigua, a través de la investigación de David Díaz Reyes sobre el lenguaje silbado en El Hierro. Se quedó entusiasmada con el vídeo documental que se proyectó y quiso profundizar. “Me llamó mucho la atención, porque es algo cultural, que viene de nuestros ancestros. Pienso que antes no había otra forma de comunicarse y el silbo podía superar la distancia geográfica que les separaba, y me animé a aprender”, destaca.
Además, comenta que sentía que no avanzaba, pero en una manifestación en Gran Canaria logró romper el silbo, algo que le costó bastante. “Me gustaría en un futuro enseñar a los niños, de momento lo veo difícil, pero no voy a desistir porque requiere repetición y mucha práctica”, admite, al tiempo que valora el crecimiento personal que aporta este lenguaje.
Tomás Lorenzo enseña a su hijo a normalizar su uso. “Ahora se puede mantener una conversación normal con el silbo, y mi hijo silba poco, pero entiende bastante y desde la azotea le pregunto al salir del instituto cómo se encuentra, qué tal un examen o le doy los buenos días”, apunta. Esto demuestra que “se está llevando el silbo al uso diario”, reafirma.
Origen en África
“Según diferentes estudios el silbo procede del pueblo amazigh, de los bereberes del Norte de África e incluso hay testimonios de que allí todavía se silba”, informa Tinguaro. Los guanches silbaban y “en las islas grandes se abandona de forma mayoritaria por el intenso desarrollo cultural y social”. La Gomera ha sido una excepción y los estudios certifican que su uso ha continuado hasta la actualidad, por necesidad, debido a la orografía del terreno y la distancia entre los pueblos por los barrancos. Asimismo, sus pobladores han sabido valorar y apreciar la grandeza de este lenguaje, que se imparte como asignatura en los centros educativos de la Isla.
Adelina Padrón: “Me gustaría en un futuro enseñar, requiere repetición y práctica”
Recientemente se ha grabado un documental con un intenso trabajo de investigación que recoge el testimonio de antiguos silbadores de Gran Canaria, producido por la agencia Macaronesia junto al experto, estudioso del lenguaje silbado y uno de los fundadores de la Asociación Yo Silbo, David Díaz Reyes, que demuestra que en la isla redonda quedaban vestigios del silbo.
Tinguaro Betancort.
La asociación ha creado un método para aprender a silbar, adaptado al habla actual. “Antiguamente, los mayores canarios hablaban de forma diferente y posiblemente silbaban con un estilo propio, pero el trabajo de rescatar su uso ha consistido en ajustar fielmente el sonido del silbo que se ha heredado de los mayores”, advierten los expertos.
Tomás Lorenzo: “Mi hijo entiende bastante y lo llevamos al uso diario”
Tinguaro Betancor analiza que tradicionalmente el silbo se ha utilizado para salvar distancias grandes, porque presenta unos decibelios más altos que un grito y tenía un enorme alcance. Por eso, para poder comunicarse y entenderse los canarios emitían mensajes cortos, como una llamada para comer, pedir ayuda o traer un animal, pero ahora se ha desarrollado la capacidad de poder emitir cualquier mensaje en el lenguaje silbado, con la misma fluidez con la que se habla.
Finalmente, hay que resaltar que esta asociación trabaja para que en un futuro la población recupere este uso en todas las Islas y se pueda comunicar a través del lenguaje silbado, sin que resulte “extraño o excepcional”. Un reto en el que las nuevas generaciones jugarán un papel determinante.
Comentarios
1 Vodafone Jue, 04/01/2024 - 20:04
2 Un indignado más Dom, 07/01/2024 - 08:12
3 Sigan Vie, 12/01/2024 - 09:03
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