ECONOMÍA

Renace la viticultura en Fuerteventura

Al descubrimiento de la variedad majorera y las parras centenarias se suma el intento de los viticultores de volver a situar la Isla en el mapa de la producción del vino en Canarias

Itziar Fernández 3 COMENTARIOS 22/07/2021 - 08:45

Hubo un tiempo en el que Fuerteventura era “la primera productora de vino de Canarias”. Es cierto que aquella época, mediados del siglo XIX, queda lejana, pero también es verdad que la viticultura está cobrando auge en la Isla, que ya está posicionada en el sector primario del Archipiélago por la calidad de sus quesos y de sus aceites.

Un estudio acaba de acreditar la existencia de una variedad de vid propia, que se ha bautizado como vid majorera. Para el viticultor Pedro Antonio Martín, en Fuerteventura se debe “apostar por la calidad y por el trabajo bien hecho, para conseguir unos caldos tan buenos como los de otras islas”. Su bodega, Conatvs, ubicada en Lajares (Antigua), es la primera que se acoge a la Denominación de Origen Protegida (DOP) Islas Canarias. Pedro tiene parras centenarias que rescató de la finca de secano de su tío, que también hacía vino hace años, “y muchas de las que llamamos hoja de moral y otras variedades”. En su finca se tomarán muestras para “conocer en detalle” sus características.

Sobre la variedad que se acaba de confirmar en Fuerteventura, gracias a un estudio de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, dice que “tenemos que estar orgullosos y seguir trabajando en defensa del sector primario y de la viticultura, que tiene mucha historia en la Isla”. “Toda la vida se han plantado parras y los majoreros hacían su vino”, resalta.

Otro viticultor que busca la calidad y se distingue por sus caldos artesanales y ecológicos es Jacob Negrín, de Casillas de Morales, en Antigua. “Creo que mi concepto es diferente al resto, porque defiendo la agroecología”, explica. Con una finca que reúne viñedos centenarios, que han pasado de generación en generación, desde su abuelo a su padre y a él, Jacob enseña que su amor por la tierra, la calidad y la agricultura artesanal supera a cualquier deseo de rentabilidad económica. De hecho, una botella de su mejor caldo se vende por 10 euros. “Los clientes vienen a comprar a la finca, tengo unas 1.500 cepas de la variedad malvasía, marmajuelo y moscatel, y mi producción se reduce a unas 700 botellas de vino al año”, detalla.

El viticultor Pedro Martín destaca la fertilidad de la tierra de Fuerteventura

Para Jacob, el descubrimiento de la vid majorera tiene un aporte sentimental aunque duda de la resistencia de esas parras. El tiempo de la vendimia ya se aproxima. “A finales de este mes empezamos con la recogida de la uva y se prolongará durante unos 30 días, antes de que el calor arruine la cosecha”, explica Pedro.

El viticultor, y a su vez bodeguero, vaticina un año “muy bueno”, porque hay mucho fruto en las parras y no ha habido ni demasiado calor ni problemas de plagas. “Creo que vamos a tener una cosecha mejor que la pasada”, confía. Su producción en Conatuvs, artesanal, con lías y fermentos naturales y ecológicos, ronda los 6.000 litros de las variedades blanco y tinto.

Sus caldos han obtenido reconocimientos internacionales, como la Medalla de Oro al Conatvs Rosado 2020, en el Concurso Mundial de Bruselas celebrado este año. Recibió también el premio Bachus Plata en el concurso internacional de 2018.

Detrás de esos reconocimientos, dice Pedro, hay unos comienzos “sencillos”. Para evadirse del “estrés” de su restaurante en Corralejo no se le ocurrió mejor idea que embarcarse en la viticultura. Entre la “necesidad de desconectar” y que heredó la finca de su familia, Pedro se propuso “plantar unas parras para disfrutar” de lo que les gusta: “El campo”.

“Mi familia era agrícola y en los años 90 mi tío hacía vino”, recuerda. “Ante la acumulación de uva, decidí iniciar la aventura de producir mi vino, pero con calidad, y contacté por casualidad con el enólogo Alberto González, que me ha enseñado todo para llegar al nivel actual”, resume. En su bodega, Pedro dispone de una habitación destinada a los tanques y, poco a poco, ha ido creciendo.

“Queremos iniciar las catas comentadas e invitar a grupos de turistas a visitar la finca y la bodega”, detalla. No podía imaginar, en su primera cosecha, allá por el año 2010, que llegaría a la calidad actual y a recibir premios internacionales. Desde su parcela, ha batallado para borrar la mala fama de las últimas décadas de que en Fuerteventura se hacía un mal vino, tal vez por la falta de conocimiento y de medios técnicos, para demostrar que esta tierra es muy fértil, las cosechas tienen una gran calidad “y, si se trabaja de forma adecuada, se pueden conseguir unos caldos excelentes”, dice.

Para Jacob, el objetivo debe ser crecer, pero “manteniendo la calidad”

No obstante, emprender en el ámbito de la viticultura y llegar a poner en marcha una bodega que aspire a tener reconocimiento en el mercado no es sencillo. Pedro reconoce que los gastos se disparan cuando se quiere cumplir con todas las medidas y los controles pertinentes. El productor de la finca Coto Medio, situada en el malpaís de Lajares, agradece las recomendaciones y enseñanzas de su enólogo, un enamorado de los cultivos majoreros. En su opinión, se está viviendo “el resurgir de la viticultura de Fuerteventura y su apertura al mundo” de nuevo.

El ostracismo del mundo del vino durante largo tiempo, considera el viticultor del norte de Fuerteventura, se debió en gran medida a “la miportación de productos de fuera”, al “abandono del campo” y a que muchas personas lo dejaron todo para dedicarse en exclusiva al sector turístico. La pandemia también ha tenido consecuencias, de forma específica para la comercialización de los productos. En el caso de Conatvs, Pedro explica que, tras un año complicado, espera que 2021 traiga “grandes satisfacciones” para el sector vitivinícola de Fuerteventura y solicita la unión de los 80 socios de la Asociación El Majuelo “para que la viticultura alcance un largo futuro en Fuerteventura”.

Para Jacob, el objetivo del sector debe ser crecer, pero “manteniendo la calidad actual”. Su dedicación al campo es un ejemplo a seguir. Además del cultivo de las vides y la elaboración artesanal de vino, también atesora unos 400 olivos y produce aceite, tiene una pequeña plantación de hortalizas y forma parte de Asociación Ecogavia, con la que participa en el programa Ecocomedores. “La idea es que los niños se alimenten en los colegios con productos locales, naturales y sin aditivos”, destaca.

“VINOS ÚNICOS EN EL MUNDO”

El consejero de Agricultura de Fuerteventura, David de Vera, destaca que el descubrimiento de la cepa majorera pondrá en valor “la producción de un tipo de uva y vino únicos en el mundo”. El estudio de caracterización genética de las cepas majoreras ha sido desarrollado por la profesora Francesca Fort de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, una experta en las variedades canarias y que ya analizó antes la conocida como malvasía volcánica. Para llevar a cabo la investigación se utilizó la técnica de microsatélites.

De las 39 muestras recogidas en diferentes ubicaciones de la Isla, se detectaron ocho individuos de variedades conocidas y una desconocida que ha recibido el nombre de majorera. Tras realizarse el estudio de singularidad de esta cepa, se ha comprobado que la majorera es bastante diferente del resto de varietales canarios y podría ser originaria o haber recibido gran influencia de la zona este del Mediterráneo y Oriente próximo y, en menor grado, de la Península ibérica.

Los resultados de la investigación determinan, además, que cuatro variedades encontradas (listán prieto, listán negro, palomino fino y beba) presentan mutaciones, lo que demuestra la gran biodiversidad de las cepas de Fuerteventura. “Lo interesante ahora es abrir una nueva línea de investigación para comprobar que todas estas variedades pueden resistir los posibles efectos del cambio climático”, avanza Fort, para quien, “dadas sus condiciones climatológicas, Fuerteventura es el emplazamiento ideal para este estudio”.

La experta señala que la Isla “no sólo aporta una variedad al elenco de varietales canarios, sino que contribuye al enriquecimiento lexicográfico vitícola”, ya que los majoreros aportan el nombre de hoja moral para referirse al listán negro.

Comentarios

Como majorero no se puede estar más orgulloso de su tierra y de esta notica, el sector primario crea valor, economía e imagen…. Las políticas deberían de ir en esta dirección, en crear riqueza para la isla!!enhorabuena
Buenos vinos los de la bodega conatvs, si pudiera expandirse la producción o recibir ayudas para bajar el precio sería un éxito total
Vengo de fuera y creo firmemente en la recuperación de una actividad que le daría un plus excepcional a esta Isla, aquí viene gente de todo el mundo, vienen a disfrutar y eso no se puede hacer sin un buen vino autóctono, sin unas buenas bodegas y sin una pasión de sus vecinos por las cosas de la tierra.

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