La paleta de Inma de Saá refleja los colores de las mujeres africanas
La majorera expone en una colectiva con los artistas Pino Hernández, Abigail Ojeda, Belinda Delgado y Dolores Checa en el Centro de Arte Canario Casa Mané de La Oliva
Los colores de Fuerteventura siempre han estado presentes en la paleta de Inma de Saá (Giniginámar, Tuineje 1968). Sin embargo, la artista majorera ha su obra con una mirada a África. Ha cambiado los paisajes majoreros por retratos femeninos. La artista expone una colección de pinturas dedicadas a las mujeres africanas en el Centro de Arte Canario Casa Mané de La Oliva. Pino Hernández, Abigail Ojeda, Inma de Saá, Belinda Delgado y Dolores Checa conforman esta exposición, y el pasado 29 abril celebraron un interesante encuentro musical para dar a conocer su obra pictórica. Un encuentro en el que participó el coro del IES Puerto del Rosario.
Inma de Saá pertenece a una familia con una gran inquietud cultural y muy arraigada a las tradiciones. “Nací en el pueblo marinero de Giniginamar pero a los siete años me fui a vivir a Gran Tarajal (Tuineje). A los diecisiete me fui a estudiar a Las Palmas, y me inscribí en la Escuela de Artes y Oficios” recuerda Inma. Sin embargo, consideró que dedicarse profesionalmente al arte era complicado y se fue a Zaragoza a cursar la carrera universitaria de Relaciones Laborales.
Actualmente trabaja en el Banco Santander pero su pasión por la pintura le acompaña en todo momento. “Desde niña sentía una necesidad vital de pintar”, reflexiona la artista majorera. La pintura realista ha sido su pasión y los colores de la tierra majorera han sido testigos de su evolución como artista con una mirada fiel y diferente año tras año. A los 15 años se armaba de pinceles y telas para inmortalizar Fuerteventura con “una visión propia”.
“Me encanta la pintura realista y aunque haya nacido en la costa adoro los colores, las montañas del interior, del campo”, confiesa la pintora.
La artista sureña cambia sus adorados paisajes de Fuerteventura por los contrastes de la vida cotidiana de las féminas de África
Inma vio unas fotografías de mujeres africanas ataviadas con trajes y pañuelos, que se ponen en la cabeza, muy coloridos, y le inspiraron para pintar una colección que ha sido un gran éxito. Un total de ocho cuadros de esta serie se exhiben en el Centro de Arte Canario Casa Mané, y hay varios en el restaurante La Jaira de Puerto del Rosario. Inma describe como le cautivaron las fotografías de las mujeres de África. “La piel oscura de las mujeres y los contrastes como el amarillo o verde de sus pañuelos en la cabeza, sus trajes y sus collares”, detalla. Brillos, formas y colores salen de su paleta creando una nueva obra pictórica que surge a su edad adulta.
“Lo más complicado para mí es ponerle precio a esos cuadros porque son parte de mi ser y de alma”, expresa. “A cada uno le dedico mucho tiempo, me gusta ser minuciosa, y cada vez que vendo uno se va un poco de mi, me cuesta dejarlos ir”, exclama. Además, Inma confiesa que una colección que no vendería nunca son sus primeros cuadros de paisajes de Fuerteventura, que permanecen en su hogar.
Siempre vinculada a la vida cultural majorera
En su etapa adulta cambió los paisajes marineros por el interior e incluso ha formado su hogar en Agua de Bueyes (Antigua). “Cuando terminé mis estudios y regresé a la Isla me apunté a diferentes cursos de pintura, algunos en el Centro de Arte Juan Ismael, y también recuerdo que formamos una asociación de pintores Arte Sur, que ya ha desaparecido y siempre he estado vinculada a la vida cultural de la Isla”, recuerda.
Le encanta visitar las exposiciones de la Isla y siempre que viaja busca un hueco para acudir a museos y ver pinturas clásicas y modernas. “Algunas alumnas de los cursos hemos seguido unidas, y hemos expuesto en diferentes locales y espacios de Puerto del Rosario y Gran Tarajal. Aunque la más importante en mi vida artística ha sido esta colectiva en Casa Mané por la importancia que tiene este centro”, comunica. De sus técnicas Inma cuenta que lo que más le gusta es pintar con óleos y con espátulas. “Es más, considero que cuando aprendes a pintar con espátula ya nunca lo podrás dejar”, vaticina.
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