
Sobre la identidad canaria
Cada año, cuando se acerca el día de Canarias, siempre me hago la misma pregunta: ¿En qué consiste, alejados de los mitos y del folclore, la idiosincrasia canaria?
Hace unos años, el nacionalismo canario entró en una grave crisis y el mismo término “nacionalismo”, fue rechazado por algunas fuerzas políticas, pasando a denominarse “canaristas”. ¿De dónde procede este miedo o rechazo a llamarse nacionalistas?
Si conocemos un poco de nuestra historia, deberíamos estar profundamente agradecidos a esos hombres y mujeres que fundaron las bases de un nacionalismo ya casi desaparecido, quienes lucharon y apoyaron las reivindicaciones laborales de los canarios y canarias. Grupos o partidos nacionalistas como Pueblo Canario Unido, Asamblea Nacionalista Canaria, e incluso, miembros del extinto MPAIAC, quienes estuvieron, desde un inicio, al lado de nuestro pueblo. Hará falta mucho trabajo para rescatarlos del olvido, pero sobre todo una verdadera voluntad política para reconocer a estos hombres y mujeres que lucharon por las mejoras sociales en canarias. Intelectuales, abogados, maestros, pero también gente humilde, portuarios, labradores, empaquetadoras, trabajadoras de todos los sectores encontrarían en estos grupos nacionalistas, en los años setenta y ochenta, la defensa de sus intereses. Muchos de ellos siguen aún en el pozo del olvido, víctimas y héroes de nuestra historia reciente, a quienes se les debe a un reconocimiento.
Ser nacionalista debería ser defender y apostar por nuestros autores, por nuestros músicos, por nuestros científicos, por nuestros ingenieros, por nuestros talentos, que lo hay y mucho, por encima del resto. Sin embargo, no sucede, nuestros jóvenes deben irse de aquí porque quienes nos dirigen, políticos locales, alcaldes pedáneos y demás sucedáneos, ni siquiera sienten vergüenza en dispendiar el dinero de todos, en traer músicos, artistas extranjeros, y en apostar por lo ajeno.
En comunidades con verdadero arraigo nacionalista, como Cataluña, donde sería impensable que, en unas fiestas locales o municipales, se derrochase el dinero como lo hace Canarias en traer artistas extranjeros. Allí se apuesta por la cultura catalana, por la música hecha en Cataluña, por defender su patrimonio cultural, artístico, diferencial como único medio para defender y conservar su propia identidad.
Creo que esta es la base del nacionalismo, defender nuestra identidad, formar ciudadanos responsables y orgullosos de su tierra, conservar, difundir, respetar, instruir para que conozcan su pasado y respeten su presente. Pero esto no será nunca posible mientras no haya una educación canaria, basada en la obligatoriedad de los contenidos canarios en la programación docente, mientras no se apueste por los maestros y profesores canarios ni se defienda una escuela pública canaria como hicieron los primeros grupos nacionalistas.
Me pregunto qué es lo que hace la Academia Canaria de la Lengua, dónde están los informes de sus resultados, en qué está trabajando. Nada sabemos, como nada sabemos de tantas instituciones creadas solo para lucir fachada, pero huecas por dentro.
Me temo que no hemos sabido defender nuestra cultura ni nuestra idiosincrasia. Hemos aceptado las costumbres externas como buenos recipientes: se realiza la feria de abril o fin de año chino, la fiesta coreana o la navidad noruega, pero, de igual forma, se celebra el día de Canarias.
Aceptar la diferencia no es creerse superiores al resto sino hacer valer nuestro patrimonio, físico, cultural, social, oral…como riqueza, pero también, susceptible de ser destruido u olvidado.
Ser nacionalista debería ser reconocer la fragilidad de nuestro territorio debido a nuestra especial situación geográfica y estratégica en el mundo, o el hecho innegable de que estamos situados en África, frente al Sáhara y con Marruecos al lado que siempre se ha comportado más como un enemigo que como un amigo.
Saber de dónde venimos y lo que hemos padecido a lo largo de nuestra historia: hambre, ignorancia, abandono, caciquismo, para saber cómo hemos llegado a conformar nuestro carácter: afable, alegre, pero también, resignados y sometidos a causa de un pasado cargado de miseria, colonialismo y olvido.
El nacionalismo debería ser una base y una estrategia para conocer y defender nuestra identidad, una forma de estar despiertos y combativos frente a los abusos, a la lejanía, al desconocimiento de los otros, pero, sobre todo, al desconocimiento de nosotros mismos.
Todas estas razones deberían ser suficientes para servir y dar sustancia a un cesto donde quepa el verdadero nacionalismo, que no es otra cosa que defender nuestra identidad y nuestras especiales circunstancias históricas, sociales, geográficas, políticas y económicas.
Comentarios
1 Tetir Vie, 30/05/2025 - 16:40
2 Ranciedad expon... Sáb, 31/05/2025 - 18:42
3 Juan din miedo Jue, 05/06/2025 - 15:53
4 Pal 3 Sáb, 07/06/2025 - 20:06
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