Aceysele Chacón

¡Viva la Virgen del Buen Viaje! (de ida y vuelta)

Toda la vida he deseado que llegara agosto para ir a El Cotillo y celebrar las fiestas. El pueblo recibía un chute de energía, economía y felicidad con toda la gente que venía de otras partes de Fuerteventura, y sobre todo canariones. Hoy en día soy una vecina más y las cosas han cambiado mucho. Sobre todo, la demografía y los movimientos de personas.

Las fiestas ya no son cualquier cosa. Su fama ha trascendido los límites de las islas y viene gente de todos lados, incluidos turistas extranjeros que, supongo, por casualidad les pilla aquí. Ahora, las verbenas se celebran con un despliegue importante de medios: cuatro pantallas LED llegué a contar, los fuegos siguen siendo espectaculares y la Fiesta del Agua, que en su momento tuvo que trasladarse a horas de luz solar, cada vez recibe más gente. El asadero se sigue celebrando después de hacer la calada en el río y se arregla y jarea en el muelle a la vista de todos.

Si te quedas satisfecho con esto, mejor no sigas leyendo:

Poco antes de empezar las fiestas, me dio por ir contando todas las caravanas que había aparcadas en las playas desde el Bañadero hasta el Faro. Conté más de 60, dejando aparte coches y furgonetas. Y yo me pregunto: ¿Para cuándo un camping donde se ordene con conciencia el uso de estos vehículos? ¿Cuántos de ellos están estacionados permanentemente en la ZEPA Costa Norte de Fuerteventura? Si ya se ofrece un servicio gratuito de agua para estos usuarios, ¿por qué no cobrar "alguito" por disfrutar de estas maravillosas playas con la casa a cuestas?

Este pueblo marinero es increíble. Su gente no es normal, es extraordinaria. Son personas a las que les gusta estar al aire libre, trabajar, moverse, disfrutar y picar a cualquiera que entre en su juego. Gracias a niños, jóvenes, adultos y mayores se celebra una amplia variedad de actividades. Cotillo Joven saca adelante una gran programación para la juventud durante el año y durante las fiestas, pero yo me planteo si dos días de jaleo casi iguales en el muellito son necesarios para contentar a la misma franja de población.

El Cotillo Joven Day y la Fiesta del Agua impiden que se utilice esa zona para cualquier otra cosa que no sea volverse allí medio loco. Y, en cambio, me chivan los mayores que es uno de los pocos pueblos donde no se hace junta de ganado mayor —AKA: no fletan guaguas con usuarios de los centros de la tercera edad de otros pueblos para reunirse todos a bailar—.

En concreto, la Fiesta del Agua es un desmadre sin tino. Esa fiesta tiene un origen sanísimo. A la gente del pueblo hace unos cuarenta años le dio por cogerse en peso  unos a otros y tirarse al agua forcejeando por la playa de los barquillos —ya inexistentes— o por el mismo muellito. Actualmente, usan cañón de espuma y manguera para tener el aguante de estar todo el día "beberretiando" y bailando bajo el sol sin que te de una lipotimia. Conozco a un sorprendente número de personas que ese día deciden mandarse a mudar porque no quieren presenciar lo que pasa o pueda pasar. Y los coches, o en el garaje o fuera del pueblo. Todos los años hay algún bulo de que se va a cancelar y, sinceramente, creo que viene hasta bien porque así alguien se lo cree y decide no venir.

Los últimos años, la gente del pueblo no parece disfrutar de toda la fiesta. Se les hace larga. Por supuesto, siguen haciendo puchero, acogiendo amigos y familiares que vienen por tradición, y colaborando con lo que les toque (hacer chocolate, mojo, gofio amasado, pescar, remendar artes, ponerse a las brasas, coser y colgar banderines, o lo que sea) pero en la calle no se oye otra cosa que: ¡Ay qué ganas de que se acabe ya! ¡Gente, gente, gente! Es un poco acongojante.

No quiero entrar en detalles, pero sobre Ráfaga solo diré: más de 6.000 entradas vendidas en un pueblo de 1.800 habitantes, una cola de dos horas para entrar, concejales poniendo acreditaciones porque la organización no daba para más, un sonido paupérrimo al principio, y al final, un "punteazo" heavy-metal de diez minutos que la mayoría no esperaba y no valora (solo aplaudimos los cinco rockeros que había presentes).

El pueblo ya no necesita la fiesta para sobrevivir. Antes, se hacían el agosto (nunca mejor dicho), pero ahora son varios los negocios locales que cierran durante la fiesta. ¡Bien por ellos! Ya que son los que tienen más derecho a disfrutar de su fiesta, pero es una prueba más de que ya hay negocio todos los meses del año. El Cotillo no necesita agosto para sobrevivir.

Una de las cosas que más nos suele poner de mala la leche es el asadero popular. La calada es una forma tradicional de coger pescado con chinchorro que normalmente está prohibida pero se permite en determinadas fechas por respetar la costumbre. El pueblo hace décadas que usa este arte para alimentar gratuitamente a toda la gente que se acerca al muellito, no diré qué jueves. Este año hubo poca pesca, y los marineros, desinteresadamente, fueron dos veces a calar. Aun así, se hizo poco porque cada vez viene más gente y tuvieron que sacar pescado de donde no había. Pero es que encima, digamos, una ingrata minoría empuja en la larga cola que se hace para coger salemas asadas y papas arrugadas, exigen a gritos que les atiendan y hasta se llenan los bolsillos con refrescos para después. Ridículo.

Un pueblo tan acogedor y voluntarioso de invitar a todos los visitantes sin pedir nada cambio recibe ese trato de muchos que vienen a gorronear. No hay otra forma de decirlo. Es una lástima que la gran masa estúpida pueda llegar a cambiar la buena fe y el buen rollo de un pueblo cuya naturaleza está en vías de extinción. Algo parecido pasa otro día, pero no diré nada más. Cuantos menos se enteren, mejor. Como cuando se celebraba la fiesta de la maleta, porque todos se iban y quedaba el pueblo para el pueblo.

Es un hecho que recibir mucha gente a la vez —una invasión— no es grato para un pueblo pequeño. Pero espérate, que va a ir a más, ya que no cesa la construcción de nuevos alojamientos. Si ahora hay unos 1.800 empadronados y 2.400 plazas alojativas registradas, ¿cuál es el futuro que le espera a este pueblito marinero? Muchos que vienen una vez al año se quejan: "¡Aaay! ¡Esto lo van a convertir en Corralejo!" Y yo pienso: esto es peor, porque Corralejo no tiene el arraigo cultural y demográfico que tiene El Cotillo. Y si alguien me quiere pegar por esto, nos vemos a la salida, pero con datos históricos y demográficos. Lo que está pasando en El Cotillo hoy en día es un ataque directo a una población con identidad, historia y naturaleza únicos. Esto ya no es para "dar trabajo al pueblo". Esto es ESPECULACIÓN de toda la vida.

 

* Portavoz de Drago Canarias en Fuerteventura

 

Comentarios

Si. Que viva ella, La Virgen María y todos los que la veneran, bajo la advocación de la Virgen del Buen Viaje.
No suelo estar muy de acuerdo con las reflexiones que plasmas en tus artículos ni con tu ideario político, Aceysele, pero esta vez aplaudo de principio a fin tu texto, que tan bien plasma el sentir de un pueblo, y de muchísimos residentes, cada vez más. Y no es solo El Cotillo, cada vez se muestran más manifestaciones en diferentes puntos del planeta en contra de una masificación desmedida del turismo que en nada beneficia, fundamentalmente a los que deberían recibir más, que son los moradores de dichos pueblos. Terminarán por prohibir o por buscar otro nicho que depredar, cuando ya nada quede..

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