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Tindaya, al descubierto: la familia Chillida pide ahora una inversión pública de 25 millones

Los herederos reclaman que un tercio de la inversión del monumento sea pública, pero el Gobierno ha dado el paso de proteger como BIC toda la montaña, lo que enterraría para siempre el proyecto

M. Riveiro 10 COMENTARIOS 13/05/2021 - 07:06

Los ríos de tinta no se secan. La montaña de Tindaya y el proyecto del escultor Eduardo Chillida, que ideó hace casi tres décadas, vuelven a estar de actualidad. Por un lado, la familia del artista reclama que “al menos un tercio del coste total de la obra”, unos 25 millones de euros, salgan de las arcas públicas para hacer viable la ejecución. Por otro, el Gobierno de Canarias ha decidido ampliar el Bien de Interés Cultural (BIC), que ahora solo protege la cima, a toda la montaña, lo que haría imposible que el polémico proyecto de vaciar un cubo en el interior de Tindaya viese algún día la luz.

Hace cinco años, el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Fuerteventura constituyeron la Fundación Monumento a la Tolerancia. Lo último que ha hecho la entidad ha sido recibir un estudio de la consultora SILO, contratada para sondear la viabilidad del proyecto de Chillida, un cubo con lados de 50 metros en el interior de la montaña, con una inversión estimada de 75 millones de euros. La intención era la de lanzar una “consulta al mercado”. El eufemismo significa comprobar si hay empresas privadas dispuestas a efectuar el desembolso económico, en qué condiciones y a cambio de cuántos años de explotación.

En el estudio “preliminar”, la consultora se entrevistó con Lorenzo Fernández-Ordoñez, el arquitecto que firma el proyecto ideado por Chillida. También se entrevistó con la familia del artista y con la galería suiza Hauser & Wirth, que gestiona el museo Chillida-Leku. Para explorar vías de negocio, se reunió con Cristoph Kiessling, vicepresidente del grupo Loro Parque. “El objetivo es retomar el proyecto de Eduardo Chillida y, para ello, resulta determinante establecer un modelo adecuado de explotación de la obra escultórica de Tindaya”, señala el informe encargado por la fundación.

El arquitecto estima que el “vaciado de la montaña” llevaría dos años y que la ejecución total del proyecto sería de cuatro años, como “mínimo”. No obstante, el año pasado, en una intervención en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Fernández-Ordoñez reconoció que, aunque el último estudio técnico invita a “pensar que se puede hacer”, solo la intervención directa sobre la piedra “dirá si realmente la montaña aguantará el vaciado”.

Cuando se constituyó la fundación, en 2016, la familia de Chillida veía inminente la ejecución del proyecto. Con un cambio de dirección política en el Gobierno de Canarias y una crisis económica derivada de la pandemia de coronavirus, las prioridades parecen ser otras. La familia del escultor considera necesaria “la publicación de una declaración de intenciones por parte de la Administración pública, comprometiéndose a llevar a cabo la obra” de Chillida. Y también es consciente de la “necesidad de mejorar la imagen sobre el proyecto de Tindaya”.

En contra de materializar la idea de Chillida se ha articulado un movimiento que ha traspasado las fronteras de Fuerteventura y ha germinado en otras islas. La familia plantea “agendar reuniones con asociaciones ecologistas y otros grupos de interés” para “informar sobre aspectos técnicos” de la obra. Resultará difícil que ninguno de los grupos organizados se siente. De hecho, la Coordinadora Montaña de Tindaya acaba de reivindicar que la fundación del proyecto de Chillida se disuelva.

Agujero negro

Sobre la “necesidad de apoyo político” que también demanda la familia de Chillida se levantan más que dudas. Desde que se creó la fundación hace cinco años, el proyecto no ha estado realmente en la agenda de las instituciones. Una línea roja, después de que el Gobierno reconociese en el Parlamento al menos 17,5 millones de euros gastados en el proyecto monumental de Tindaya, ha sido no destinar más fondos públicos.

Este mandato los tribunales han decidido sobre 3,1 millones de un viejo pleito y 5,9 de un aval

Con todo, la factura real ha sido superior: en la última auditoría de la cuenta general de la comunidad autónoma se indica que, en noviembre de 2019, se formalizó un acuerdo con las empresas FCC y Necso, que resultaron adjudicatarias en 1998 del contrato para vaciar la montaña. El Gobierno canario desembolsó 3,1 millones para zanjar el pleito judicial abierto, y otro millón en intereses de demora.

Además, el pasado mes de septiembre, el Juzgado estimó una demanda de BBVA contra la comunidad autónoma por un aval de 5,9 millones concedido a la empresa pública Proyecto Monumental Montaña de Tindaya SA, que se convirtió en un agujero negro: está en liquidación, arrastra 19 millones de euros en negativo de ejercicios anteriores y tiene deudas a corto plazo que superan los seis millones.

Pese a estos antecedentes, la familia de Chillida considera “inviable la ejecución” del proyecto “si la Administración pública no adquiere compromisos financieros para su ejecución”, según se refleja en el resumen de la entrevista incluido en el informe de la consultora SILO. En su opinión, habría entidades, se entiende que privadas, “interesadas, si la Administración pública se compromete a invertir, al menos, un tercio del coste total de la obra”. La galería suiza que gestiona la obra del artista, no obstante, considera “complicado” que se pueda “implicar a empresas de gestión cultural en la situación actual del proyecto”.

Inversión complicada

Los números que se manejan son abultadísimos: la familia de Chillida defiende 25 millones de euros de fondos públicos y 50 millones aportados por inversores privados. Su planteamiento de que el acceso fuera “preferiblemente” gratuito choca con la realidad de las cifras. El empresario Cristoph Kiessling subraya que “la mayor complejidad radica en la propia ejecución de la obra y en la necesidad de que sea financiada íntegramente por inversores privados”.


Infografía del proyecto.

Los empresarios reclaman un modelo de explotación en el que nunca pierdan

Aunque hubiese inversión pública, Kiessling considera que “la gestión del proyecto debe residir en entidades privadas, por la eficacia y agilidad que ofrece el sector”. El directivo de Loro Parque consultado para el estudio contratado por la Fundación Monumento a la Tolerancia ve “posibles modelos de negocio”, en los que los inversores privados nunca pierden. Por ejemplo, se establecería un número de visitantes anual. Si se supera ese umbral, “la adjudicataria comparte beneficios” con las instituciones públicas. Pero, “si el número de visitantes es inferior al estipulado, la Administración pública compensará al concesionario”. Este modelo, dice Kiessling, es el que se aplica en Poema del Mar, en Gran Canaria.

En el caso de Tindaya, el empresario estima necesario garantizar entre 300.000 y 400.000 turistas al año. Y también que se reduzca el “impacto económico” para las empresas privadas “con el objetivo de hacer más atractiva la inversión”. ¿De qué manera? Con la reducción del canon a desembolsar por el concesionario y firmando un plazo amplio para la explotación turística, unos 50 años con posibilidad de prórroga.

En las conclusiones de la consultora contratada por la Fundación se admite que “si no hay una aportación pública sólida, con el objetivo de compartir riesgos y beneficios en la ejecución y posterior explotación del proyecto, será muy complicado atraer inversores” para “acometer un proyecto de esta magnitud”.

La “incertidumbre” política, al no percibirse “unanimidad” o “entusiasmo”, y las dudas sobre la evolución del sector turístico en los próximos años, tras la pandemia de coronavirus, son otros elementos en contra de que se desarrolle el proyecto, tal y como reconoce la consultora. En este contexto, “no es posible lanzar unas consultas preliminares al mercado”, que era la opción que se barajaba para chequear la respuesta de las empresas, “dado el alto nivel de riesgo” y de que el proyecto no suscite “interés”.

Ampliación del BIC

El actual Bien de Interés Cultural (BIC) de Tindaya se limita a una superficie de 1.442 metros cuadrados en la cúspide de la montaña, con un entorno de protección que engloba un radio de 100 metros y abarca un total de 75.332 metros cuadrados. El inventario que se tomó como base apunta a la existencia de 111 grabados, con 244 podomorfos y ocho incisiones en forma de líneas, “concentrados alrededor de la cima, excepto dos grabados situados en la dorsal de la ladera sur de la montaña”.

El Gobierno destaca que el valor de Tindaya está “desde su base a la cúspide”

Sin embargo, el Gobierno de Canarias encargó un estudio integral de la montaña y, a finales del año pasado, instó al Cabildo de Fuerteventura a que incoase un expediente para ampliar la superficie del BIC a toda la montaña y proteger “todos los valores de Tindaya”. Su objetivo es que la delimitación del Bien de Interés Cultural se equipare con la superficie del espacio natural, casi 1,3 millones de metros cuadrados.

El nuevo consejero de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo, Rayco León, explica que El proyecto consiste en vaciar la montaña sagrada. El Gobierno destaca que el valor de Tindaya está “desde su base a la cúspide” el análisis técnico efectuado por su departamento concluye que no hay “valores suficientes” para extender el Bien de Interés Cultural al “resto de la montaña”. El Gobierno, dice el consejero, expone que hay “indicios”, como túmulos, pero “no hay evidencias claras”. “Hay yacimientos en otras partes de la Isla que tendrían mayor valor”, añade.

El Cabildo descartó tomar la iniciativa de la “protección integral” de Tindaya, como le había pedido el Gobierno, que el primer viernes de mayo dio a conocer que ha iniciado de oficio el expediente. El Gobierno defiende proteger “un paisaje cultural que desborda el simple hecho arqueológico”. En un estudio reciente se documentan 95 elementos de alto valor patrimonial y otros 24 de valor medio.

“Las manifestaciones culturales” son “consustanciales a la propia montaña, desde su base a la cúspide”, destaca el Gobierno regional, protagonista de una paradoja: como miembro de la fundación apuesta por el proyecto de Chillida y, al mismo tiempo, lanza una norma que lo impedirá. La batalla en el espacio público está servida. Otra vez.

Comentarios

Poca vergüenza tiene esa familia,ahora exige que se ponga dinero público para ellos seguir viviendo del cuento
Porque los heredero de Chillida no se van a perforar otra cosa?Gracias
Tindaya no se toca. El que quiera perforar algo que empiece consigo mismo y con un buen trabuco. Hasta los mismos de intereses económicos por destrozar la isla. La población habló claramente en contra de la ciudad del cine en el municipio de La Oliva, tampoco quiere la planta fotovoltaica junta a las dunas, pero no dice nada de los molinos eólicos que matan a nuestra fauna. Ya hay 4 en el cruce de Lajares y ahora van a por el quinto. Ya no se divisa la isla como medio salvaje que tanto gustan a locales como a visitantes (de ellos comemos casi todos). Harán de la isla, una como otra cualquiera y seremos el moco de un pañuelo de papel. Nos la quieren destruir por unos miserables puñados de euros.
Ya está bien de venir gentes de fuera a destrozar la Naturaleza y Paisajes. Tanto los Chillida como el Kiessling que se vayan a vivir del cuento a su casa a ver si los dejan..
Que diria el gobierno vasco, o mejor aún, el alemán, sobre perforar uno de sus montes.... Exacto! Por eso aqui, no? Jajajaja!
Ante el vicio de pedir la virtud de no dar. Tindaya no se toca.
Soy el pueblo, y por supuesto la montaña que forma parte de el y no al revés, y solo pido una cosa.... Por favor, dejenos en paz, ya.
Para Ciudadana. Lo que sobra es el paletismo, menudo mantra tenéis con que la culpa siempre la tienen los de fuera. ¿Quién les ha permitido a esos de fuera enredar con esas cosas? Si no sabes la contestación ya te la digo yo...CANARIOS. Sin esa aprobación no pueden hacer nada, así que dirige tus reproches al gobierno canario, cabildo o quien sea pero que es de aquí, en cambio, si lo prefieres sigue encerrada en tu micromundo idealizado pero, insisto, son canarios los que permiten llevar a cabo destrozos semejantes. Ahora, olé por ellos, el gobierno canario quiere cortar esto de raíz y ha iniciado la tramitación de la declaración como BIC de la montaña, con eso se acaba cualquier especulación respecto de la montaña sagrada.
Tindaya no quiere ser destrozada. Necesita la protección del BIC. Los Chillidas pueden irse a pedir dinero y buscar inversión a su Euskadi querida.
Por favor, Tindaya tiene su dignidad....respetenlá. Es un proyecto absurdo para enriquecerse unos cuantos.

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