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Medio centenar de familias de Antigua empezará el curso sin transporte escolar

La Consejería de Educación deniega el servicio a alumnos de Caleta de Fuste y Nuevo Horizonte alegando que se abrirá el colegio de El Castillo, pero el centro educativo continúa en obras

Eloy Vera 3 COMENTARIOS 07/07/2023 - 07:35

Unas 50 familias de Caleta de Fuste y Nuevo Horizonte, en el municipio de Antigua, comenzarán el próximo curso con el quebradero de cabeza de no tener transporte escolar para sus hijos. La Consejería de Educación canaria impide apuntar a nuevos usuarios al servicio de guagua para acudir a los colegios de Antigua y Triquivijate con la excusa de que no tendrán que usarlo ante la apertura de un colegio en El Castillo.

La maquinaria a las puertas del centro y el estado de las obras barruntan que, salvo un milagro, no será posible que esté abierto en septiembre. Rossella Panaggio, María Leone, Sally María Bradnock y Martina Jonasova, con un café delante, buscan soluciones e intentan asimilar lo que les viene encima a partir de septiembre. Son cuatro de las alrededor de 50 familias a las que se les niega el servicio de transporte escolar para trasladar a sus hijos a los colegios de Antigua y Triquivijate.

“Nos están quitando el derecho al transporte de nuestros niños”, se lanza a decir Rossella. Esta madre tiene una hija a la que sí le permiten usar el transporte escolar por haberse matriculado antes del curso 2022/2023 y otro, de tres años, que irá por primera vez al colegio en septiembre al que le deniegan la guagua.

“Los que han solicitado el servicio por primera vez, desde el pasado curso, se quedan fuera. Es un servicio extraordinario que se puso en marcha en 2018. Se dijo que, desde que se abriera el colegio de Caleta de Fuste, se cerraba. Sin embargo, el centro no está abierto, pero desde el año pasado no dejan apuntar a los niños que lo solicitan por primera vez”, explica Rossella.

Su situación a partir de septiembre no será fácil. Su hija irá en guagua al colegio de Antigua, mientras que al pequeño lo tendrá que llevar y recoger en coche. Compaginar horarios del centro con el trabajo se convierte en un trastoque. “Tendré que ir más tarde al trabajo y luego intentar salir antes”, vaticina.

María ha intentado varias veces inscribir a su hijo, pero siempre se topa con una página web donde le dicen que no hay plazas. “Es un derecho, pero me dicen que no hay plazas”, denuncia. “Se nos dice que a nosotros nos toca el centro de El Matorral, pero entonces ¿por qué cuando hago la matrícula se nos da la opción de elegir el colegio de Triquivijate o Antigua?”, se pregunta. “Si se me da el derecho a elegir se me tiene que dar el derecho a servicios como el del transporte”, añade.

El curso pasado matriculó a su hijo en el colegio de Triquivijate. Hacía cada día un puñado de kilómetros. “Tenía media hora para ir a recoger a mi hijo. Comía en el coche y luego a trabajar otra vez”, cuenta. La situación, explica, “no es compatible con los horarios que tenemos los padres para trabajar. En mi caso, tenemos un solo coche. Mi marido tiene que coger la guagua por la mañana para ir al trabajo para yo poder llevar el niño al cole”.

María se he planteado cambiar al niño del centro, pero cuenta que su hijo se encuentra muy bien en el de Triquivijate. “Tiene hiperactividad y para él es muy importante la rutina. Conoce a la profesora y es un centro que hace muchas actividades. ¿Por qué tengo, entonces, que cambiar al niño a otro lado?”, se pregunta.

Martina vive en Caleta de Fuste y trabaja en una cafetería del centro comercial de la zona. El año pasado matriculó a su hija por primera vez en el colegio de Antigua. No tuvo la opción de poder solicitar el transporte escolar. “Muchas veces tengo que pedir permiso para ir a recogerla. Si terminan las clases algún día antes, por alguna fiesta o actividad, tengo que pedir permiso en el trabajo para poder ir a buscarla”, explica.

En gasolina se gasta unos 250 euros al mes. “Hago el trayecto a diario de Castillo a Antigua y vuelta y el mismo viaje por la tarde. Además, empiezo a trabajar a las ocho por lo que he tenido que apuntarme a la acogida temprana. Eso son 45 euros más al mes”, apunta.

Colegio de El Castillo, todavía en obras.

Rossella: “Nos están quitando el derecho al transporte de nuestros niños”

La historia de Sally es similar a la del resto de madres. Ella y su marido trabajan y les resulta complicado cuadrar horarios para poder llevar a su hijo al colegio. Al trastorno diario, se suma un bebé de ocho meses que tiene que estar para arriba y para abajo en el coche cuando llevan a su hermano a clase. “Para la gente que no tiene familia en la Isla es un problema. Si las instituciones no nos dan un mínimo de derechos es un problema”, un pensamiento común de las cuatro madres al que pone voz María.

Las Asociaciones de Madres y Padres de los colegios de Antigua y Triquivijate intentaron buscar una solución el pasado curso, pero la respuesta siempre es la misma: a los niños y niñas de Caleta de Fuste y Nuevo Horizonte les toca el CEIP Poeta Domingo Velázquez, en El Matorral. “He elegido vivir en el municipio de Antigua y quiero que mi hijo estudie en el municipio”, contesta Rosella a quienes plantean la opción.

A su lado, Sally comenta que si se matricula a los niños en el centro de El Matorral “nos encontramos con que, a los 12 años, los tenemos que mandar a Puerto del Rosario. Nosotros queremos que estén en nuestro municipio, que es donde vivimos”. Y se pregunta: “¿Por qué no pueden ir a Antigua o Triquivijate y sí a El Matorral que no está dentro del municipio?”.

Las madres aseguran no entender el empeño de mandar a los niños a El Matorral. “Al final, el centro de Triquivijate tendrá que cerrar porque se van a quedar cuatro gatos”, lamenta María, mientras se le viene a la cabeza si esa es la forma que existe para evitar que se cierren las aulas en los pueblos pequeños.

Guagua casi vacía

Denuncian que mientras se les niega a sus hijos la posibilidad de usar el transporte, muchas veces la guagua va casi vacía. Entienden que cuando el colegio de El Castillo esté abierto no tengan ese derecho, pero hasta que esté listo “lo lógico es que nos permitan tener ese servicio”.

La conversación está a punto de terminar, pero al móvil de una de ellas llega un video. Es el testimonio de Fanny Aarrenstrup. La mujer se muestra sorprendida de que, mientras desde las instituciones se habla de conciliación familiar, se niegue el servicio a las familias, muchas de ellas con los dos padres trabajando. “La guagua sería el primer paso para la conciliación familiar”, insiste. Además, continúa, “hay una parte discriminatoria. Los padres de los hijos con guagua se pueden permitir una jornada de trabajo más larga. Esta situación nos perjudica la vida laboral y personal”.

Las madres dicen no entender el empeño de mandar a los niños a El Matorral

También lamentan el retraso que sufren las obras del colegio de El Castillo. “Se dijo que iba a estar terminado en febrero de 2023, pero estamos en junio y no está ni cerca de que se termine”, lamenta Sally. Y añade Martina: “Llevo 20 años aquí y en el proyecto de campo de golf ya estaba planificado un centro de salud y el colegio. Hace 20 años, pero empezaron a construirlo el año pasado”.

A finales de 2021 comenzaron las obras del colegio de Infantil y Primaria de Caleta de Fuste con capacidad para 450 alumnos. En agosto de 2022 los diputados socialistas por Fuerteventura visitaron la obra y pusieron como posible fecha de apertura el curso 2023/2024. Sin embargo, el centro continúa en obras y todo hace presagiar que no abrirá en septiembre. Tampoco se ha ofertado la matriculación a las familias de la zona.

Las madres afrontan el curso con agobio, sabiendo que les tocará luchar con el trabajo para conseguir flexibilidad y permisos para poder ir a recoger a sus hijos al colegio y con la sensación de que les están cortando el derecho a una educación con todos los servicios, al margen del lugar donde han decidido vivir.

Comentarios

Una lástima, que estos padres de familia y sus hijos hayan de enfrentar estas odiseas e incertidumbres. ¡ No son pocos los esfuerzos, sacrificios físicos y económicos que han de hacer los padres para cuidar, criar, sacar adelante a sus churumbeles, como para que no se les ayude en este tema concreto! Ayudarles a ellos al tiempo que AYUDARNOS A NOSOTROS MISMOS, como sociedad y como país. Porque la terrible caída de la natalidad es uno de los nubarrones más negros que amenazan el futuro inmediato de Canarias y resto de España. ¡ Y en lugar de hacer todo lo posible para AYUDAR y animar a los padres potenciales a serlo de hecho, además de no hacerlo, les ponemos dificultades, como en este caso, obligándoles a odiseas para conseguir cuidados y educación para sus retoños, nuestros futuros ciudadanos adultos! Ya, casi, casi, ser padre.madre, me parece cosa de gente muy valiente, de héroes.
Un problema más que se dilata en el tiempo, y una papita caliente que le endosa el Gobierno de las Espinas al nuevo gobierno nacionalista de Asamblea Majorera - Coalición Canaria, PP, ASG e IH.
Y las adelantadas rehivindicadoras, las luchadoras encabezando esta causa a favor de los hijos, según este reportaje, son cuatro mujeres, madres, y ni un hombre, padre... No hay más que darse una vuelta por los centros de enseñanza, cuando se entregan las notas o se convoca a los padres.madres de alumnos, para ver cuántas madres y cuántos padres acuden. Las primeras ganan por goleada y media. Si esta realidad, estos hechos hablan, la conclusión lógica sería que las mamás se preocupan mucho, mucho más por los estudios y futuro de sus retoños que los papás.

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