Maikel López, un trotamundos del baloncesto: de Agua de Bueyes a un doblete histórico en el basket de México
El entrenador majorero cuenta con una trayectoria plagada de éxitos en una trayectoria profesional que le ha llevado a Finlandia, Hungría o Rumanía
Maikel López, de 52 años y con origen en Agua de Bueyes (Antigua), comenzó en el baloncesto con 11 años y ya a los 15 le dieron la oportunidad de compaginar la práctica activa del deporte con la dirección desde los banquillos. Desde entonces no ha parado y atesora una carrera de éxitos en diferentes partes del mundo. Su última heroicidad ha sido un doblete histórico, al ganar primero la Liga femenina en México con el Adelitas y luego la masculina con el Dorados, ambos equipos del mismo club con sede en la ciudad de Chihuahua.
Sus primeros pasos en el mundo de la canasta los dio, tras abandonar Fuerteventura siendo muy pequeño, en el Colegio Arenas de Gran Canaria. Tras pasar por varios clubes recaló en el Club Baloncesto Islas Canarias, referente en el basket femenino. Su interés por ser entrenador viene por cómo funcionaban tradicionalmente los equipos. “Había una filosofía de club en la cual los integrantes íbamos a entrenar desde que salíamos del colegio y estábamos allí muchísimas horas”, relata. A partir de ahí le surgió la oportunidad de dirigir, la probó y le encantó.
“Los recuerdos son muy buenos, evidentemente, y ayudaron también los resultados, que eso es lo importante”, señala López sobre su etapa como entrenador base. A fin de cuentas, según explica el entrenador, una de las características principales de esa etapa es que se trataba de un deporte de competición, federado. “Me gusta siempre hacer ese pequeño matiz”, explica a Diario de Fuerteventura. “Los recuerdos son magníficos, tanto de cara a los niños o niñas que vamos formando como las vivencias propias. Es algo que no solo marca a los jugadores sino también a los entrenadores”, señala.
Tras varias temporadas dirigiendo en el deporte base, da el salto a la categoría senior entrenado al equipo de Liga autonómica del Islas Canarias. Este paso lo recuerda “con mucha ilusión”. “Cuando abordas retos nuevos, sea cual sea, dentro de cualquier faceta de la vida te supone un reto y una tensión y unas ganas inmensas”, destaca. Entre las diferencias entre dirigir a la cantera y a equipos de adultos, señala que hay muchas, como la cantidad de horas de entrenamiento, el análisis del rival como y la evaluación interna sobre el desarrollo del propio equipo.
Sobre la carga de trabajo de un equipo profesional, apunta: “Aunque la gente cree que son solo dos o tres horas de entrenamiento al día, en medio hay una serie de horas en las cuales no sólo estás preparando los entrenamientos, estás preparando al rival o estás viendo los errores cometidos esa semana para corregirlos, ya sea a nivel específico o a nivel general. El grado de exigencia en el profesionalismo es muy alto: Y, por supuesto, lo que prima son los resultados”, apunta.
En la temporada 2003, Maikel toma las riendas del primer equipo del CB Islas Canarias. En esa etapa, el club se encontraba en la primera división nacional y disputaba competición europea, lo cual generaba “mucha responsabilidad”. “Los nervios siempre existen para llegar a los objetivos” pues, a fin de cuentas, se trataba de un equipo “que nunca había bajado de categoría”. Además, se daba la circunstancia de que era un entrenador joven liderando desde el banquillo y lo que Maikel quería era “intentar devolverle” al club la confianza. “Lo fácil hubiera sido situar en esa posición a alguien ya consagrado”.
Tres años en Finlandia
Tras seis temporadas en el primer equipo canario le llegó una oferta de Finlandia, del Torpan Pojat, un club en el que dos leyendas del baloncesto llegaron a vestir su camiseta: Dennis Rod-man y Scottie Pippen, que entre ambos atesoran 11 anillos de la NBA, la mayoría con los Chicago Bulls de Michael Jordan. “Lo pensé y lo analicé con mi pareja en aquel momento y decidí cogerla”, recuerda. Se trataba de un equipo femenino en la máxima categoría y en un lugar completamente diferente. “A mí, más que el clima, lo que me afectó en las tres temporadas que estuve allí fue la oscuridad”. Se trata de un país que está ubicado muy cerca del Polo Norte y por tanto son seis meses de día y seis meses de noche. “A mí, esa oscuridad era lo que me mataba, el frío no, al final te pones ropa y todo estaba muy bien acondicionado”, relata el técnico majorero.
En el plano deportivo reconoce que “todo salió muy bien”. Ese año ganó la Liga con el equipo femenino y, al año siguiente, le llegó una oferta en el mismo club, pero para el conjunto masculino. “La cogí y quedamos subcampeones de liga y, al año siguiente subcampeón de Copa. Paralelamente, nació mi hija y eso hace que sean años especiales”, recuerda.
En el deporte de élite resulta extraño o poco habitual ver a un entrenador cambiar de equipo femenino a masculino y viceversa. Sin embargo, Maikel le quita hierro al asunto. “Creo que soy un privilegiado porque tengo la inmensa suerte de dedicarme a lo que me gusta. A lo que me apasiona”, asegura. Además, considera que es entrenador de baloncesto, con independencia de la categoría y de quienes integran su equipo: “Todos somos entrenadores de baloncesto, indistintamente del género”. En cambio, “cada baloncesto, cada categoría o cada país tiene una idiosincrasia completamente diferente”. “Por eso, parte de nuestro trabajo es la gestión del grupo y saber adaptarnos a distintas situaciones”, añade.
Hungría, Rumanía...
Tras aquella experiencia por el norte de Europa, a Maikel le llega la posibilidad de volver al CB Islas Canarias. “El equipo seguía en primera categoría y en competición europea, con lo cual era una etapa bastante especial en ese sentido”, recuerda. “Fue volver a casa y retomar dos competiciones que conocía perfectamente, con lo que me sentía identificado”, señala sobre esa segunda, pero no última etapa en el baloncesto español. En aquel momento, se confeccionó una plantilla con jugadoras únicamente de la casa, baloncestistas canarias formadas en una entidad “que lleva muchísimos años trabajando y que ha formado muchísimo talento”.
De nuevo, en la temporada 2013-2014 toma una difícil decisión: asume un cambio para coger las riendas del DVTK Miskolc, en Hungría. Un reto complicado, pues con el combinado canario que entrenaba se encontraba bien clasificado. El aterrizaje en el centro de Europa no pudo ser mejor: “Conseguimos, siendo un equipo recién ascendido, quedar una vez campeón de la Liga regular, dos veces subcampeón de liga, una copa de Hungría y dos subcampeonatos de Copa”. Además, por primera vez, el equipo jugó competición europea y llegaron a estar entre los cuatro primeros clasificados.
Estos éxitos conllevaron que la ciudad de Miskolc incluso le rindiera un reconocimiento. También recibió el premio a mejor entrenador de todos los deportes en Hungría. Maikel reconoce que sintió “vergüenza”. “Dentro de la cancha no soy tímido, cuando hago lo que me gusta soy puro nervio, sin embargo, fuera de la chancha soy todo lo contrario y me dio bastante vergüenza”, admite. Además, es muy crítico con estos premios y, en un año olímpico, considera que representar a un país era algo más importante que los logros que él había conseguido. “Eso sí, estoy muy contento de que me den premios... Ese tipo de cosas te gustan, pero a la vez a mí me dan muchísimo reparo”, concluye.
Tras un breve y último regreso al CB Islas Canarias en el año 2017, Maikel ficha por el Satu Mare, un equipo de Rumanía confeccionado para estar entre los cuatro primeros puestos y que estaba “atravesando un mal momento”. El técnico canario pudo remediar la situación y consiguió el subcampeonato de Liga y el subcampeonato de Copa. “Además, en estos países no solo se mira por la plaza europea”, pues dependiendo del puesto que obtienes recibes una determinada cantidad de dinero. Con una buena temporada en el bolsillo, le llega una oferta de China con un final de película.
Espacio aéreo
Por primera vez, el técnico canario viajaba fuera del viejo continente para dirigir un equipo en China: la oferta consistía en tres temporadas, de 11 meses cada una, en la que alternaría con otra persona el puesto de primer entrenador y entrenador asistente. Tras terminar la temporada en Rumanía, López viaja directamente a Estados Unidos para hacer una gira de pretemporada, asumiendo el cargo de primer entrenador. Tras recorrer todo el país jugando contra equipos norteamericanos, volvieron a China para seguir con la temporada. Es entonces cuando el otro entrenador llega y asume el cargo de primer entrenador y Maikel pasa a ser segundo.
Destaca la importancia de estar “en la misma sintonía” que sus jugadores
“La temporada iba excesivamente bien y llegó el Covid”, recuerda. Pese a contar con la palabra del presidente de que no tendrían problemas para abandonar el país y que el equipo siguió con su preparación pese a las restricciones por la pandemia, dadas las buenas instalaciones de las que disponían, finalmente recibieron la noticia de que se cerraba el espacio aéreo. “Evidentemente salimos corriendo, las maletas se quedaron allí, de hecho, porque lo principal era salir, llegar a tu casa y poder estar en tu país en el caso de que pasara cualquier cosa. Cogimos el último avión antes de que se cerrase el espacio aérero de China”, relata. Una vez sucede esto, el enorme país asiático queda cerrado y, ante la duda de no saber cuándo podrían volver, rescindió el contrato y volvió a Satu Mare de Rumanía otras dos temporadas “bastante buenas”. “Jugamos tres finales”, ensalza.
Tras estos buenos resultados, el Adelitas de Chihahua se pone en contacto con Maikel para intentar conseguir el campeonato, algo que para el club era “importantísimo”. El proyecto le gustó y cruzó el Charco para afrontar el reto. “Se consiguió, ganamos todo, tanto la primera vuelta, la fase regular como la Liga y tuve la suerte de que me nombraron mejor entrenador del año”, relata. Cuando estaba de vacaciones, el club le vuelve a contactar, esta vez para hacerse cargo del combinado masculino: Dorados de Chihuahua. “Se llama Dorados, porque el ejército que tenía Pancho Villa, originario de esta ciudad, se llamaba Dorados cuando consigue la independencia de Estados Unidos y las mujeres, que eran guerrilleras e iban con ellos, se llamaban Adelitas”, explica. Aceptó el reto y logró algo que nadie había conseguido: la doble corona. “El equipo masculino es un equipo consagrado, que tiene mucho nombre en el baloncesto”, explica Maikel. Por el basket mexicano han pasado varios entrenadores españoles, como el consagrado Sergio Valdeolmillos, con pedigrí ACB, o el canario Iván Déniz.
Ahora, el técnico majorero está preparado para volver a la competición tras una época de descanso con su familia en Agua de Bueyes. Vuelve a liderar al Adelitas de Chihuahua y aspirará a revalidar la corona. “Aunque está muy complicado, sería muy bonito”, reconoce. Para ello, seguirá funcionando “como un canal de radio”, donde buscará estar “en la misma sintonía” que sus pupilas, al mismo tiempo que representa, de manera orgullosa, tanto a las Islas Canarias como a España.
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