Responsables del Instituto Nacional de Toxicología señalan que las muestras recogidas, vertidas en el mar sin tratamiento, como sostiene la Fiscalía que sucedió hasta el año 2014, disminuirían la “concentración de oxígeno” y afectarían a la biodiversidad
Los técnicos del Consejo de Aguas ratifican en el juicio los vertidos en Gran Tarajal de aguas residuales y suero generado por Maxorata
Responsables del Instituto Nacional de Toxicología señalan que las muestras recogidas, vertidas en el mar sin tratamiento, como sostiene la Fiscalía que sucedió hasta el año 2014, disminuirían la “concentración de oxígeno” y afectarían a la biodiversidad
Los técnicos del Consejo Insular de Aguas de Fuerteventura han ratificado en la primera sesión del juicio contra Grupo Ganaderos de Fuerteventura, también conocido popularmente por su marca de quesos Maxorata, y su administrador, Esteban Alberto, la existencia de vertidos al mar de aguas residuales y suero, en la costa de Gran Tarajal.
La Fiscalía destaca en su acusación que tanto las aguas residuales como el lactosuero generado por la empresa en la fabricación de queso tienen “un alto poder contaminante” y se estima que su volumen sería de unos 40 metros cúbicos al día.
En la primera sesión del juicio por un presunto delito contra el medio ambiente, celebrada este miércoles en el Juzgado de lo Penal número dos de Puerto del Rosario, se acotó el periodo enjuiciado entre los años 2008 y 2014.
En este último año, ya iniciado el procedimiento penal, se instaló en la quesería una unidad para el tratamiento previo de los residuos y se empezaron a enviar a la depuradora municipal, añadió la Fiscalía, que solicita la “restauración del equilibrio ecológico”.
En una extensa declaración, los técnicos del Consejo Insular de Aguas detallaron los dos tipos de vertidos que hizo constar el organismo público en sus informes. Por un lado, el vertido constante de aguas residuales y lactosuero de Maxorata, que llegaba de forma directa, sin tratar, al emisario submarino de Gran Tarajal.
Y, por otro lado, los vertidos en el cauce del barranco, en dominio público hidráulico, por las roturas de la tubería para llevar los residuos hasta el emisario, que aseguraron que no contaba con autorización del Consejo y que, en algunos tramos, no estaba ni siquiera enterrada.
En su declaración, salió a relucir que la empresa había solicitado al Servicio Hidráulico provincial, antes de la creación del Consejo Insular de Aguas, la instalación de la tubería hasta el emisario, pero los técnicos del organismo público recalcaron que no les consta que obtuviera autorización y sí un “reparo” porque el proyecto “no cumplía”. Así, se exigió a la empresa en 1991 que aclarase no solo el caudal de aguas sucias a verter sino que justificara “que no iba a generar problemas” en la playa de Gran Tarajal.
En agosto de 2012, y a raíz de vertidos detectados por roturas en la tubería, se efectuó por parte del Consejo una inspección tanto en las instalaciones de Maxorata como en la conducción por la que expulsaba las aguas residuales y se produjeron entrevistas con responsables de la fábrica y del saneamiento de Tuineje.
Los técnicos del Consejo de Aguas apuntaron a vertidos en el cauce del barranco de Gran Tarajal y también la emisión al mar de aguas residuales sin tratar
El técnico Domingo Montañez recordó que en la fábrica de Maxorata se le reconoció que “no había ninguna unidad de tratamiento previo de aguas residuales” y que el líquido se expulsaba por la tubería en la que se detectaban las roturas, por fugas en el cauce del barranco. Aunque desde la empresa no admitieron que vertían directamente al mar, esa fue la conclusión después de que en la planta depuradora no tuvieran constancia de la recepción de las aguas residuales y restos de la elaboración de queso Maxorata.
En ese sentido, la fiscal Clara Serrano, especializada en Medio Ambiente, se refirió en el inicio de la vista oral a un certificado de la empresa Canaragua, que se encarga de la depuradora municipal de Tuineje, que acredita que la entrada de aguas residuales generadas por Maxorata tuvo lugar a partir de 2014, cuando ya estaba abierta la causa penal e instaló una unidad para hacer un tratamiento previo de los deshechos.
“Si se hubiesen recibido caudales de este tipo” en la depuradora municipal, dijo el técnico del Consejo en referencia a las aguas residuales generadas por Maxorata, los responsables de la planta “lo hubiesen visto”. Se trata, añadió, de efluentes “especiales” y que, si no son tratados previamente antes de entrar en la depuradora, impedirían la reutilización de las aguas de la planta.
De hecho, las autorizaciones del Ayuntamiento de Tuineje para enviar los restos de Maxorata a la planta depuradora municipal son posteriores al periodo enjuiciado. Si antes la quesería hubiera estado conectada a la estación de bombeo y a la planta depuradora “se hubiese detectado”, recalcaron los técnicos del Consejo. Su conclusión, con toda la información recabada, era que la tubería de Maxorata “iba al emisario”, que expulsaba los restos a un kilómetro de la playa de Gran Tarajal.
Así, en un censo de vertidos de 2008, elaborado por el Gobierno de Canarias, se refiere a ese emisario submarino y a que por el mismo se vertían los restos de la “central quesera”.
Riesgos de contaminación
Los técnicos del Consejo de Aguas también advirtieron de la posibilidad de que los vertidos que se producían en tierra, por las roturas de la tubería, entrasen en “acuíferos” y llegasen a “alterar la calidad de las aguas subterráneas”. En ese barranco, explicaron, hay varios pozos “tradicionales”, además de un gran acuífero subterráneo.
En una de las inspecciones a raíz de vertidos en tierra de aguas residuales por roturas de la tubería se fotografió un impacto a lo largo de dos kilómetros, “una longitud importante”. Por la clase de suelo, que es poroso, existe el riesgo de que afectase a aguas subterráneas, apuntaron los técnicos del Consejo. “Descontaminar un acuífero no es fácil”, reiteró Montañez.
En la misma posición se manifestaron las peritos del Instituto Nacional de Toxicología, que efectuaron el análisis de las muestras tomadas en una inspección a Maxorata y que declararon por videoconferencia en la primera sesión del juicio. Así, resaltaron que este tipo de aguas residuales tienen una “gran cantidad” de nitratos y, vertidas al mar, como se presume que sucedió durante años en Gran Tarajal, “puede provocar el crecimiento de algas”, generar un ambiente donde disminuye “la concentración de oxígeno en el agua” y “afectar a la biodiversidad”.
Las técnicos del Instituto Nacional de Toxicología explicaron que sería un proceso similar a abonar el agua, alterando el equilibrio del ecosistema marino. “Hay especies que no van a poder sobrevivir en ese ambiente”, resaltaron, además de destacar que la “gravedad” no la produce solo la “contaminación” sino que esta “afecta al equilibrio” del sistema marino “durante mucho tiempo”. Los efectos del vertido de lactosuero, de forma específica, tendría mayores efectos sobre el ecosistema marino, concluyeron.
Clara Serrano, fiscal de Medio Ambiente.
Más sesiones
Este jueves está previsto que declaren agentes del Seprona de la Guardia Civil, así como agentes de Medio Ambiente y diversos testigos. El juicio, que en principio tenía contempladas dos sesiones, contará al menos con una tercera, el martes de la próxima semana, para las conclusiones de la Fiscalía y de las defensas: la de Esteban Alberto y la de Grupo Ganaderos de Fuerteventura, al estar acusada también la empresa.
Comentarios
1 Nada, otro prem... Jue, 12/01/2023 - 20:35
2 Majoreo. Vie, 13/01/2023 - 08:51
3 Majoreo. Vie, 13/01/2023 - 08:52
4 Cabrito_Frito Vie, 13/01/2023 - 11:26
5 Majorero Vie, 13/01/2023 - 14:29
6 Qjoper Vie, 13/01/2023 - 16:10
7 Volcán Vie, 13/01/2023 - 20:44
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