La primera ermita de la capital aspira a ser un espacio cultural
Puerto del Rosario adquiere por 90.000 euros el antiguo almacén que sirvió de oratorio a principios del siglo XIX
En los albores del siglo XIX, un Puerto Cabras que aún retrataba su historia en blanco y negro comenzaba a surgir en torno a un puerto habilitado para la exportación de cereales y barrilla. En torno a él empezaron a levantarse hileras de casas cuyos propietarios no tardaron en demandar un lugar de oración. En 1812, un almacén de la calle La Marina, hoy calle García Hernández, abría sus puertas al culto. Dos siglos más tarde, el viejo edificio aspira a convertirse en un espacio cultural tras ser adquirido por el Ayuntamiento de la capital.
Poco a poco, el viejo Puerto Cabras parece que comienza a salir de las ruinas. Algunos de sus antiguos edificios empiezan a respirar tranquilos de la amenaza de la piqueta. La adquisición de tres inmuebles del casco por parte del Cabildo: la fonda donde se alojó la escritora inglesa Olivia M. Stone en el siglo XIX, la sede del primer Cabildo y la vivienda del primer presidente, Juan Domínguez Peña, ha dado un soplo de oxígeno al patrimonio de la ciudad.
Ahora, y tras meses de negociación, el Ayuntamiento de Puerto del Rosario ha adquirido el almacén donde se oficiaron las primeras misas de la capital. Un paso más para recuperar la memoria de la ciudad. El historiador Francisco Cerdeña insistía en un reportaje de Diario de Fuerteventura titulado La historia que puede acabar destruida por la piqueta en que, en una ciudad como Puerto del Rosario de doscientos años, cualquier edificio antiguo debe suponer “nuestra Puerta de Alcalá” en cuanto a valor histórico y recuerdos. Tal vez, las administraciones empiecen a escuchar a Cerdeña y a todos los que llevan años reclamando una segunda oportunidad para el casco antiguo de la capital.
Gracias a la información de Francisco Cerdeña y la de otros investigadores que han centrado sus estudios en los orígenes de Puerto Cabras podemos reconstruir la historia de un edificio sobre el que siempre ha estado la sombra del olvido y la falta de interés por darle el papel que se merece en la historia de Puerto Cabras.
A principios del siglo XIX, Puerto Cabras veía cómo las familias que en ese momento controlaban el poder económico y agrario comenzaban a construir pequeños almacenes a la orilla de un puerto que empezaba a beneficiarse del comercio de la barrilla. Movidos, tal vez, por las ansias de prosperar empezaron a llegar familias de los pueblos del interior y de la Península que comenzaron a levantar hileras de casas en el entorno de la bahía. Pronto, los nuevos vecinos, entre ellos un grupo de burgueses, comenzaron a reclamar un oratorio o capilla “por no sernos posible abandonar nuestras casas para ir a dos leguas a oír misa... haciendo lo mismo todos los que se ejercitan en la pesca, que son muchos, como asimismo las tripulaciones de los muchos buques que llegan a este Puerto, así nacionales como extranjeros...”.
En 1983 el doctor en Historia Agustín Millares Cantero daba la bienvenida a las fiestas del Rosario con un pregón en el que hacía una síntesis histórica del origen, desarrollo y significado de Puerto Cabras desde sus inicios como lugar habitado, allá por 1795. El historiador aseguraba en su discurso que junto a los esposos Jorge-Estrada figura entre los pioneros un matrimonio peninsular, Manuel Martos y Teresa López, apodada la española, que “arribaron en 1803 y su contribución será decisiva para los destinos del puerto. Aquel edificó las primeras casas; ésta le dio su patrona, al instalar una imagen de la virgen del Rosario en un barracón propiedad de José Francisco Velázquez que hacía las veces de ermita”.
En 2012 se cumplió el bicentenario de la ermita. La efeméride quedó en el cajón del olvido. El historiador Francisco Cerdeña escribió por esas fechas un pequeño texto en su blog Cuaderno de Puerto Cabras en el que recordaba que ese primer templo se abrió “mucho antes de constituirse en municipio independiente. Tanto en lo espiritual como en lo político, los moradores de esta ciudad debían ir a la cabecera parroquial y municipal establecida en Tetir, de la que dependieron hasta 1835 y 1906, respectivamente”.
Los comerciantes Diego Miller y Cristóbal Molina solicitaron autorización al Obispado para abrir el almacén al culto. La licencia fue otorgada en 1812. En su interior, se colocó una primitiva imagen del Rosario, traída de la campiña andaluza por Teresa López y su marido Manuel Martos. El almacén debió actuar como oratorio hasta la década de los años 20 del siglo XIX. Algunos historiadores aseguran que estuvo abierto al culto hasta, al menos, 1828. También hay información de que el almacén llegó a ser propiedad de Cristóbal Molina. En su interior aún se conservan los techos de madera y un arco de medio punto en cantería.
Poco más se supo del local hasta que a finales del siglo XX sirvió de lugar de exposiciones. Más tarde se convirtió en el bar Frenesí, un espacio que trajo aires frescos al Puerto del Rosario de mediados del 2000 con una agenda que incluía exposiciones y proyecciones de cine. También fue local de ensayo de algunas murgas del municipio. Luego, se volvió a cerrar la puerta del inmueble y poco más se supo más allá del interés de algunos historiadores y aficionados al patrimonio majorero que recordaban, de vez en cuando, que en la calle García Hernández seguía en pie el primer lugar de culto de Puerto Cabras.
Conservar la memoria
Hace algún tiempo, la Concejalía de Cultura de la capital empezó a mostrar interés por comprar el local. Tras negociaciones con los propietarios, el inmueble ha sido adquirido por 90.000 euros. Su concejal de Cultura, Juan Manuel Verdugo, explica que el objetivo de la adquisición es la de “preservar nuestro patrimonio” y recuerda que se ubica en “una zona que consideramos estratégica para conservar la memoria de lo que fue Puerto del Rosario en su nacimiento”.
Verdugo insiste en la importancia de conservar el edificio por ser “depositario de la primera imagen de la patrona, la Virgen del Rosario”. “Por todo ello, entendemos que es importante para proyectar en el futuro lo que fue el pasado de la ciudad”, añade.
Una imagen antigua de la Virgen del Rosario. Foto: Francisco Cerdeña.
El almacén acogió la primera imagen de la Virgen del Rosario, patrona de la ciudad
Tras su adquisición, empezará un proyecto de rehabilitación. Una vez finalizado, la intención del Ayuntamiento de Puerto del Rosario es convertir el viejo almacén en un espacio cultural. “La idea es convertirlo en un equipamiento cultural o museo para que sirva de punto de desarrollo cultural y turístico dentro del municipio”, asegura el edil de Cultura. La intención es, insiste, que se cumplan, con su adquisición, dos funciones: “por un lado preservar nuestro patrimonio y, por otro, que sirva de polo de desarrollo económico y cultural”.
Una de las posibilidades es la de convertirlo en Museo de la Ópera de Fuerteventura, aprovechando el interés que la disciplina artística está despertando entre el público. En él se podrían exponer atrezos o los vestuarios que la asociación ha confeccionado a lo largo de estos años para las producciones operísticas que se han programado en la Isla.
Tampoco se cierra la puerta a otros posibles usos culturales. La adquisición del oratorio junto con la compra y restauración de los tres inmuebles de las calles Ruiz de Alda y León y Castillo servirán para salvar un pequeño reducto de la zona fundacional de Puerto Cabras.
Comentarios
1 lucas B Mié, 19/04/2023 - 11:00
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