La dura carrera hacia el 26-M en Fuerteventura
El PSOE espera mantener el impulso del 28-A, CC confía en revalidar su liderazgo insular, Podemos llega a las urnas en plena crisis y cinco partidos compiten por el voto de la derecha
Las elecciones generales del 28 de abril han supuesto en Fuerteventura un calentamiento para el partido que todas las formaciones esperan: las disputadas elecciones del 26-M. Hay más opciones que nunca: a los partidos tradicionales se suma todo el catálogo de nuevas marcas de ámbito estatal, alianzas estratégicas, descontentos que prefieren ser cabeza de ratón que cola de león (o ni siquiera eso) y también iniciativas vecinales que dan el salto a la política institucional. Hasta once organizaciones políticas se presentan al Cabildo majorero y doce al Ayuntamiento de Puerto del Rosario.
El PSOE llega a las elecciones locales, insulares y autonómicas en plena resaca por la victoria del 26-M. Acaba de conseguir por primera vez el escaño de Fuerteventura en el Senado, hasta ahora siempre en manos de nacionalistas y populares. La victoria en la Isla de Paloma Hernández, subida a la ola nacional de Pedro Sánchez, ha desatado la euforia, pero los datos también tienen letra pequeña: los socialistas ganaron el Senado con 8.770 votos, el 23,7 por ciento del total. El crecimiento ha sido relativo: en 2016 lograron un porcentaje de votos similar, el 23,3 por ciento, pero en aquellos comicios el PP arrasó.
Otro apunte significativo: los majoreros depositaron casi 1.400 votos más para el PSOE en las urnas del Congreso. Con todo, el crecimiento del PSOE en Fuerteventura a la Cámara Baja fue de apenas tres puntos con respecto a las anteriores elecciones generales de 2016, cuando en Canarias fue bastante superior al cinco por ciento y en España se situó por encima del seis por ciento.
En las elecciones al Cabildo se convierte en presidente, la misma noche electoral, el que saque un voto más que el segundo clasificado. Los socialistas repiten con Blas Acosta como candidato. El PSOE ha aumentado el respaldo de los ciudadanos en las dos últimas elecciones, las de 2011 y las de 2015, pero si se toma como referencia el resultado de la votación al Senado, solo ganará si Coalición Canaria se desploma y pierde unos 2.000 votos con respecto a hace cuatro años.
En la sede de Asamblea Majorera de la calle La Venta de Puerto del Rosario consideran, en cambio, que las elecciones locales son su ecosistema. Además, interpretan que el 28-A, con menos posibilidades que los partidos de ámbito estatal, no solo mantuvieron el tipo. El segundo puesto al Senado y los 6.048 votos de Edilia Pérez son considerados todo un “éxito”.
En un año y medio, Mario Cabrera ha asumido el liderazgo interno y ha puesto en práctica una estrategia de renovación del partido. Los críticos que quedaban han desaparecido de las listas o directamente han saltado a otros partidos: el todavía alcalde de Tuineje, Sergio Lloret, a AMF en el ámbito municipal y a la alianza encabezada por Nueva Canarias al Cabildo, y el consejero José Juan Herrera a la agrupación de electores para Puerto del Rosario de Manuel Travieso.
En el ámbito nacionalista alternativo, el espacio que trata de fortalecer Alejandro Jorge, la lectura del 28-A también ha sido positiva. Al Senado, Nueva Canarias obtuvo 2.110 votos, casi un centenar más que al Cabildo en 2015. La conclusión es que se ha logrado “un electorado fidelizado” para afrontar “con garantías” la cita local con las urnas. En las elecciones a la Corporación insular, AMF consiguió por separado unos 1.600 votos, que habrá que ver si suman a los de NC. En política, uno más uno no siempre son dos.
Sin duda, donde más movimientos telúricos se detectan es en el ámbito de la derecha insular. Si a escala estatal se ha fragmentado en tres opciones (PP, Ciudadanos y Vox), en la Isla hay que añadir también a Gana Fuerteventura, la alianza estratégica entre Domingo González Arroyo y Águeda Montelongo, que al Senado consiguió 2.152 votos (5,8 por ciento).
Hasta once organizaciones políticas se presentan al Cabildo majorero y doce al Ayuntamiento de Puerto del Rosario
González Arroyo no podrá aspirar a convertirse, como insistía, en presidente del Cabildo a sus 79 años. Su condena por inhabilitación ha servido para fijar la doctrina del Tribunal Supremo, que extiende la prohibición de presentarse a las elecciones a los condenados por delitos contra la Administración pública, con independencia del cargo público al que se opte. En su caso, la sentencia acotaba la inhabilitación para cargo municipal, pero el Supremo elimina con su doctrina esas apostillas, habituales en las condenas a políticos. El nuevo criterio del Supremo deja claro que si está inhabilitado, lo está para todo.
Con la desaparición de González Arroyo, Águeda Montelongo toma el testigo y hará doblete como candidata al Cabildo y a Puerto del Rosario. La hija de González Arroyo, Pilar González, es la candidata a La Oliva, con Marcelino Umpiérrez, que renunció a ser candidato de NC, como número dos.
En el Partido Popular de Fernando Enseñat hacen llamamientos, en público y en privado, para que los votantes y simpatizantes regresen a la que durante décadas fue la casa común de la derecha majorera. La preocupación es lógica: los populares perdieron el 28-A más de la mitad de apoyos en la Isla, al pasar del 32,6 por ciento de los votos en las generales de 2016 al 15,6 por ciento.
“Fuerteventura es una isla de derechas, pero el batacazo que se avecina puede ser descomunal”, reconoce una fuente del PP. En la primera parte del enunciado tiene razón: la suma de PP, Ciudadanos, Vox y Gana Fuerteventura alcanzó el 28-A 13.344 votos. Para la conclusión sobre el resultado del 26-M habrá que esperar a que se abran las urnas.
La irrupción de Vox se dejará notar. Si replican en mayo los votos de abril, es más que probable que entre en instituciones como el Cabildo y Puerto del Rosario. Habrá que ver si la especie de escisión que tuvo en la Isla, con antiguos rostros visibles como Guillermo Concepción, que va de candidato al Cabildo con el partido Contigo somos democracia, le araña algún que otro voto.
En la izquierda alternativa, la crisis de Podemos provocada por la dirección regional de Noemí Santana de apartar a Andrés Briansó de la cabeza de lista al Parlamento no se dejó notar excesivamente en las generales pero la formación morada es una olla a presión en la que cualquier cosa puede suceder, antes o después del 26-M. Un punto a su favor es que, en la actualidad, Podemos tiene una implantación territorial de la que carecía hace cuatro años. En su contra juega la división interna que ya existía y la sensación de que desde fuera de la Isla se ha guillotinado a su líder, víctima de una venganza por su cercanía a la congresista Meri Pita, rival de Santana.
En el tablero político también hay otras piezas que juegan la partida: Votemos amplía su rango y, tras una contundente oposición en La Oliva en este mandato, aspira a meter la cabeza en el pleno del Cabildo. En la capital ha nacido la agrupación Vecinos por Puerto, con el tándem formado por Óscar Hernández y Mariola Ceballos, conocidos activistas sociales. Para descubrir si se cumplen sus aspiraciones, como las de todos los que se presentan a las elecciones el 26-M en Fuerteventura, hay que esperar tan solo unos días. La suerte está, prácticamente, echada.
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