Medicina Interna llegó a tener a todos los doctores de baja, no se ha terminado de recuperar la situación de esta Unidad y se pasa consulta un solo día en semana por un profesional que viene de otra Isla
La angustia de los pacientes de VIH en Fuerteventura: largas esperas para una consulta
Medicina Interna llegó a tener a todos los doctores de baja, no se ha terminado de recuperar la situación de esta Unidad y se pasa consulta un solo día en semana por un profesional que viene de otra Isla
Mario ha perdido seis kilos de peso en el último año. Padece VIH y lleva desde 2020 sin tener una consulta en Medicina Interna, área que trata a los pacientes con esta patología. Es una más de “las víctimas” de la falta de especialistas en esta área que arrastra el Hospital General de Fuerteventura y que azota, especialmente, a los pacientes con esta enfermedad. En 2022 todo el personal de Medicina Interna del Hospital General de Fuerteventura se puso de baja. Había ocho profesionales, de los que quedaron seis. Se dejaron de dar citas y los pacientes se quedaron en el limbo. Entre ellos, los enfermos con VIH. Normalmente, las citas con los internistas eran cada seis meses, pero algunos han estado más de año y medio sin pasar por una consulta presencial de Medicina Interna. Otros siguen esperando cita.
Mario, al igual que el resto de testimonios que aparecen en este reportaje, prefiere ocultar su verdadero nombre por miedo a los estigmas que aún arrastra esta enfermedad. Tiene 45 años. En 2013 le diagnosticaron VIH. En un primer momento, se le vino el mundo encima. “Me asusté y pensaba que me iba a morir, pero al final no he tenido problemas con la enfermedad”, cuenta. El quebradero de cabeza comenzó en 2020. Fue la última vez que lo vio un médico de Medicina Interna. Luego, llegó la pandemia y las citas médicas presenciales se convirtieron en llamadas de teléfono. En 2021 fue citado para una consulta telefónica. “Me dijeron que me llamaban a la una. Estaba trabajando y me quedé con el teléfono cerca. Esperé hasta y media y no me llamaron. Lo hicieron a las dos y pico, pero ya no vi la llamada. Luego, llamé para pedir una cita, anotó mi número y me dijo que me apuntaban en la agenda. Quedaron en llamarme cuando tuvieran la cita, pero hasta hoy”, explica.
Mario asegura que ha llamado varias veces al Hospital diciendo que lleva tiempo sin cita. “Me dicen que me tienen apuntado, que hay un retraso y que todo eso ocasiona esa lentitud”. Hace alrededor de un año empezó a perder peso. Pesaba 76 kilos y ahora la báscula le marca 70. Su médica de cabecera le ha hecho algunas analíticas y están bien. “Pero me ha dicho que necesito una revisión urgente del internista porque estoy perdiendo peso. Me ha comentado que, a lo mejor, hay que cambiar de medicación o hacer un ajuste, pero no sé, como hace mucho tiempo que no tengo cita en Medicina Interna...”, explica.
Mario se muestra preocupado: “Si tengo una debilidad, puedo tener un problema más grave. Una persona con VIH está con el sistema inmune más débil. Si cojo una enfermedad, es más fácil que se me complique por tener VIH”. Ante los retrasos en las citas médicas, Mario está pidiendo ser derivado al Hospital Insular de Gran Canaria. “El servicio de Medicina Interna en Fuerteventura no funciona. Conozco a gente de Gran Canaria que, por ejemplo, tiene todas las vacunas puestas, como la del papiloma y la sífilis, y una atención especial que no tengo aquí”. Y añade: “Siento que tengo que salvar mi vida, pero no puedo hacerlo. Necesito que me vea un médico porque a lo mejor tengo algún problema”.
Andrea comparte la desesperación de Mario. Tiene 35 años. En octubre de 2021 fue diagnosticada. “Cuando me diagnosticaron, se encontraron con que la enfermedad se había desarrollado y estaba ya en la última fase del VIH, la fase SIDA terminal. Tenía una carga viral de 520.000 y las defensas en 120”, señala. Llegó a Medicina Interna en un estado muy deteriorado. Cada 15 días tenía que ir a consulta y, a día de hoy, sigue en manos de varios especialistas: digestivo, alergólogo y ginecológico. Se ha tenido que operar de un papiloma humano y del recto. Además, arrastra una depresión y ansiedad derivadas de la enfermedad. Tiene 14 medicamentos en receta, aunque solo uno de ellos, el retroviral, es para el VIH.
“Con el tratamiento para el VIH he mejorado”, explica. “Mi cuerpo está recuperado, pero es verdad que no tengo el nivel de defensas que tiene una persona sin VIH. Algún día me encuentro más cansada y soy propensa a algún catarro que se suele tardar más en curar”, aclara. Andrea empezó el tratamiento en octubre de 2021. En mayo de 2022, un internista le mandó a hacer unas pruebas. “Me dijo: ‘te veo el próximo mes’, pero desapareció. Desaparecieron todos los internistas. Sentí un sentimiento de abandono”, confiesa.
A pesar de lo avanzada que estaba su enfermedad, estuvo nueve meses sin pasar por consulta. “En febrero de 2023 me vio un internista que vino de Gran Canaria porque seguía sin haber internistas en la Isla. Luego, me vieron en junio y me dijeron que en agosto me volverían a ver, pero no me han vuelto a llamar más”, explica. Y añade: “Cuando me han visto es por la insistencia de estar poniendo reclamaciones. Cuando pregunto, me dicen que tienen agenda cerrada porque no tienen médicos”.
“Los resultados de las analíticas no han sido buenos. Me han detectado que han bajado las defensas y aquí sigo esperando por una consulta”, explica Andrea, mientras insiste en el desgaste mental que le está produciendo tener que estar rogando una cita y vivir con la incertidumbre de cómo estará evolucionando la enfermedad. “Todo esto me agobia muchísimo”, admite.
Un paciente ha perdido seis kilos y no lo ven en consulta desde el año 2020
“Nadie va a morir, aunque lleve un año de espera, pero sí puede empeorar su calidad de vida”, asegura Nahum Cabrera, gerente de la Asociación LGTBI+ Lánzate Canarias. Y aclara: “Pero sí pueden pasar pequeñas variaciones e incompatibilidades en la medicación y que el usuario no se esté dando cuenta. Hay algunas medicaciones que son incompatibles. Sobre todo, con algunos complejos vitamínicos que tienen metales y que pueden dejar totalmente anulado el medicamento para el VIH, los retrovirales”.
“Lo que observamos es una dejadez total en la isla de Fuerteventura” y un agravio comparativo con respecto a otras islas con listas de espera de cuatro a seis meses y con “una intervención inicial rápida”, añade el activista. Nahum no duda en asegurar que esta falta de respuesta es “otra discriminación más” y también “una dejadez hacia un colectivo minoritario”, pero también “silencioso, porque las personas con VIH, por el estigma que nos inflige la sociedad, sobre todo en las islas no capitalinas, es mucho mayor. Entonces, tendemos a callarnos, y eso no puede ser”.
Recuperar la plantilla
“No encontramos facultativos de Medicina Interna, Urgencias o Primaria”
El director del Área de Salud, Tomás Pérez, explica a Diario de Fuerteventura que, efectivamente, antes de su etapa se llegó a dejar de pasar consulta en Medicina Interna. Los profesionales de este departamento tienen esa función además de ocuparse de los pacientes en planta del Hospital. En la actualidad, asegura que los seis profesionales están activos, pero no se han podido cubrir las dos plazas vacantes asignadas al Hospital. Confía en que a lo largo del año fructifiquen los contactos que están desarrollando para reforzar la Unidad. Por ahora, “un día a la semana pasa consulta” un médico que se desplaza desde el Doctor Negrín de Gran Canaria, que se ocupa de los pacientes con VIH. No obstante, la demanda de atención es superior a la oferta. “No estamos encontrando facultativos de Medicina Interna, Urgencias o Atención Primaria, son los ámbitos más tensionados”, señala Pérez, quien insiste en que siguen buscando “activamente” profesionales.
Nahum Cabrera afirma que el argumento de que no hay especialistas “no se puede alargar en el tiempo” y agrega que “puede que la fórmula para traerlos no sea la adecuada y deba cambiarse”. Por su parte, el colectivo Altihay Fuerteventura LGTBI+ ha mantenido encuentros con el director del Área de Salud para abordar, entre otros asuntos, mejoras en la atención a personas con VIH.
Quejas recurrentes
Juan ha presentado cuatro quejas en el Hospital de Fuerteventura. Cada vez que protesta o pregunta cuándo lo llamarán, los propios trabajadores le dicen que presente una queja por escrito. Ha perdido la cuenta de las veces que ha escuchado que registre una reclamación. Hace 15 años le diagnosticaron VIH. Empezó, entonces, un control rutinario y exhaustivo que lo llevaba cada seis meses a la consulta del internista. Le hacían analíticas y todo parecía controlado. La baja de todos los especialistas de Medicina Interna lo dejó desamparado. “Estuve un año y medio sin que me viera un médico de Medicina Interna”, cuenta.
A base de quejarse consiguió que lo llamaran a consulta hace cuatro meses. Un médico de la Unidad lo vio. “Pero de qué me sirve que me vea si no me han hecho una analítica para que el especialista la revise”, se pregunta, mientras asegura que lleva dos años sin que le hagan una analítica específica para saber si sigue controlada la enfermedad. “El internista quedó en que me avisaría para verme dentro de tres meses y me dijo que estaba apuntado para una analítica, pero no he tenido más respuesta”, asegura. “No sé cómo está la enfermedad y eso me genera preocupación. A veces te encuentras mal y no sabes si es por la enfermedad o no”, asegura, mientras vuelve a preguntarse cuándo le darán cita.
Comentarios
1 Anónimo Jue, 14/03/2024 - 08:24
2 Anónimo Jue, 14/03/2024 - 10:29
3 Anónimo Jue, 14/03/2024 - 18:59
4 Libertad Jue, 14/03/2024 - 20:59
5 Que Vie, 15/03/2024 - 07:37
6 Majobrero Vie, 15/03/2024 - 14:22
7 Del pueblo Sáb, 16/03/2024 - 11:02
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