La Audiencia Provincial celebra este miércoles el juicio contra una ‘manada’ compuesta por tres hombres que, en el verano del año pasado, presuntamente abusaron de una mujer a las puertas de un local de ocio nocturno en Morro Jable.

Sobre las cuatro de la mañana del 31 de julio de 2021, los tres acusados se encontraban en el interior del Pub Mojo Beach, en un centro comercial de Morro Jable, “donde fueron rechazados” por dos mujeres, que no quisieron bailar con ellos.

Una de las mujeres, “al sentirse incomodada”, salió del local y se dirigió a la zona del pasillo del centro comercial cercano a los baños, “momento en el que los tres acusados, puestos previamente de común acuerdo en la acción y guiados del ánimo de satisfacer sus deseos sexuales, fueron tras ella a su busca y encuentro”, señala la Fiscalía.

“Acto seguido, encontrándose la víctima sola en la zona de las escaleras del centro comercial, los acusados la rodearon, con actitud agresiva, guiados del ánimo de infundirle el temor necesario para evitar que pudiera huir del lugar”, añade el Ministerio Fiscal.

Entonces, según el relato de hechos de la Fiscalía, “el acusado K.E.F., guiado del ánimo de satisfacer sus deseos sexuales, la agarró con fuerza a la altura del pecho y le rompió el botón de la camisa, procediendo a tocarle los pechos, a pesar de la fuerte resistencia que la víctima le mostraba de forma inequívoca, al tiempo que gritaba auxilio”.

“Lejos de deponer su actitud, el acusado K.E.F. continuó agarrando a la víctima, al tiempo que le tocó la vagina por encima del pantalón”, destaca la Fiscalía. Asimismo, el acusado M.E.F., “guiado del mismo ánimo de satisfacer sus deseos sexuales, así como de colaborar a neutralizar la resistencia que estaba oponiendo la víctima, se colocó detrás de ella, se fregó sus partes íntimas con el trasero de la víctima y le tocó el trasero y la vagina por encima del pantalón”.

“De nuevo, y lejos de deponer en su actitud, y ante los gritos de ayuda de la víctima, los acusados A.K. y M.E.F., siempre guiados de ánimo libidinoso y con el fin de poder ejecutar su acción sin ser sorprendidos, empezaron a estirar a la víctima con fuerza ante su resistencia activa, con el fin de llevarla a una zona más oscura y sin transeúntes del centro comercial con el fin de continuar y culminar su ataque sexual colectivo”, destaca el Ministerio Fiscal.

En aquel momento, añade la Fiscalía, apareció la otra víctima, quien, tras ver como tenían sujetada a su amiga, “se dirigió a ellos con el fin de liberarla”, de los acusados. Ante ello, el acusado M.E.F., “guiado del ánimo de proseguir su acción con la primera víctima, así como guiado del ánimo de atentar contra la integridad física de la segunda, le propinó un puñetazo en la cara”.

Agresión con una botella

“Acto seguido, la primera víctima consiguió librarse de sus agresores, momento en el que el acusado A.K., guiado del ánimo de impedir que la primera víctima consiguiera huir de su dominio” y con la intención de “menoscabar severamente su integridad física, siendo conocedor de la gravedad de las lesiones que le podía ocasionar, le lanzó desde varios metros con fuerza una botella de cristal, la cual le impactó en la parte posterior izquierda de la espalda”, destaca la Fiscalía.

La mujer sufrió una “contusión y eritema con importante dolor en la palpación, las cuales requirieron para su curación de una primera asistencia facultativa, tardando las mismas en curar cinco días”.

La segunda perjudicada, junto con otras personas que fueron alertadas, consiguieron liberar a la primera víctima de los acusados, “acompañándola a la parada de taxi para que pudiera acudir al centro médico”. Esta mujer reclama por los daños morales sufridos por la agresión sexual y por las lesiones sufridas.

Peticiones de condena

A los tres acusados se les imputa un delito de agresión sexual con empleo de violencia e intimidación y con la actuación conjunta de dos o más personas, por el que la Fiscalía solicita para cada uno de ellos una pena de 10 años de prisión.

Además, se solicita para ellos la prohibición de aproximarse a la primera víctima a una distancia de 1.000 metros durante 18 años, de comunicarse con ello o de establecer cualquier tipo de contacto.

Del mismo modo, la Fiscalía reclama una medida de libertad vigilada con la prohibición de residir en la misma localidad que la víctima durante un tiempo de siete años, así como la obligación de participar en un programa de educación sexual.

Por su parte, el acusado A.K. se enfrenta también a un delito de lesiones mediante uso de objeto peligroso, por el que se le solicita una condena de un año y 10 meses de prisión, y el acusado M.E.F. se expone a un delito de maltrato, por el que le piden 900 euros de multa.