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Fuerteventura recibe 669 migrantes en un mes, el mayor número desde 2019

Desde El Aaiún alertan de la permisividad de la policía marroquí para salir, mientras en la Isla se siguen estudiando alternativas para una acogida digna

Eloy Vera 4 COMENTARIOS 08/07/2021 - 06:19

Fuerteventura recibió el pasado mes de junio 14 pateras con 669 personas a bordo, el mayor número de embarcaciones y migrantes desde que se reabrió la ruta canaria a finales de 2019. La derivación a otros centros de Canarias y la Península está siendo la alternativa para aliviar la situación y evitar el hacinamiento ante la escasez de espacios de acogida y la negativa a la cesión de suelos por parte de los ayuntamientos.

La llegada de embarcaciones a Canarias con inmigrantes subsaharianos de zonas del Sahara Occidental ha aumentado en las últimas semanas. La mayoría de las neumáticas que han arribado a Fuerteventura tuvieron como punto de partida El Aaiún.

El periodista Ahmed Ettanji, de la agencia de noticias del Sahara Equipe Media, explica a Diario de Fuerteventura cómo en las últimas semanas se observan “movimientos raros” en la capital del Sahara entre los subsaharianos y traficantes que los llevan en vehículos 4x4 a la costa, a plena luz del día. Y eso, apunta, “significa que hay bastante complicidad por parte de las autoridades de ocupación”.

“Hubo un tiempo en que apenas salieron pateras de la zona. Veíamos que había muchos subsaharianos esperando, pero ahora es como si hubieran abierto la frontera o el mar para que pasen”, explica el fundador de Equipe Media.

Su agencia ha documentado en las últimas semanas la convivencia de los subsaharianos en las calles de El Aaiún. “Hemos hablado con algunos de los que están esperando el momento adecuado para salir y nos están diciendo que ahora los traficantes les están ofreciendo más cruzar el Atlántico”, explica.

El pasado mes de mayo, en plena crisis diplomática entre Marruecos y España, más de 9.000 personas entraron de forma irregular en Ceuta a nado o andando por la frontera del Tarajal en apenas dos días. Fue la moneda de cambio que utilizó Marruecos después de que España permitiera el ingreso del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, en un hospital de Logroño por coronavirus.

Ahmed Ettanji insiste en que “Marruecos siempre ha utilizado el chantaje de la inmigración para presionar a España e intentar, así, que esté de su lado en la ocupación del Sahara Occidental”.

Las pateras que han llegado a Canarias durante las últimas semanas lo hacen desde luagares como La Playa, en el puerto de El Aaiún, y El Marsa, zonas militarizadas y con fuerte control policial. “La Playa es la zona desde donde se exportan muchos recursos naturales. Ahí hay mucho control militar y policial, por lo que las salidas no se pueden hacer sin el consentimiento o complicidad de los guardias que están en la zona”, explica Ahmed. E insiste: “Es difícil que se mueva algo sin que sea controlado”.

Miles de subsaharianos han llegado hasta la capital del Sahara Occidental con la intención de subirse a una patera que les acerque a Canarias. A la espera del momento, viven hacinados en pisos donde, en algunos casos, llegan a convivir hasta 15 personas. Se buscan la vida en la conservera de sardinas del puerto, como mecánicos o en cualquier trabajo informal que les permita ganar el dinero justo para comer. “Están tan desesperados que trabajan en lo que encuentran y los marroquíes se aprovechan de ellos”, denuncia Ahmed Ettanji. También tienen que soportar represalias por parte de la policía marroquí, que “les agrede, pega e, incluso, a veces allana sus casas”.

El director insular de la Administración General del Estado en Fuerteventura, Domingo Fuentes, desconoce la causa que ha generado el repunte de pateras hacia la Isla, aunque achaca la situación a las buenas condiciones climatológicas del pasado junio, después de un mes de mayo con viento y mareas malas. “Junio ha sido un mes de mucha calma y eso, probablemente, anima a los que trafican con seres humanos a echarse al mar”, explica.

Meses de inquietud

En Fuerteventura se afronta con “inquietud” los meses de verano y principios de otoño. Son los de mayor tranquilidad en el mar y, como demuestra la historia de la inmigración reciente a Canarias, los de mayor incremento de llegada de pateras. La falta de recursos de acogida, un mal que arrastra la Isla desde que se convirtió en puerta de entrada a Europa a mediados de los años 90, vuelve a la palestra.

El pasado 1 de junio, el Cabildo de Fuerteventura anunció que cedía el albergue de Tefía y las naves de la granja de Pozo Negro para acoger a personas inmigrantes. El Ayuntamiento de Antigua también se ofrecía a ceder terrenos a las administraciones estatal y autonómica. La noticia quedó en eso.

Según explica Fuentes, el Cabildo ha dado ahora marcha atrás en la cesión del albergue de Tefía, alegando, que el centro está utilizándose para cursos de empleo. “Nos han avisado de que no van a poder cederlo”, señala. Al parecer, las naves de Pozo Negro no reúnen las condiciones adecuadas, tal y como ha hecho saber el Ministerio de Migraciones tras una visita de sus técnicos a las instalaciones. Además, la zona se está utilizando como centro de operaciones de las grandes producciones que se ruedan en la Isla.

Según Fuentes, el alcalde de Antigua le ha comunicado que “habían dado marcha atrás” y que un solar de 26.000 metros cuadrados que se había ofrecido ya “no está disponible”. El espacio, explica, “sí reúne las condiciones, al tener agua, luz y alcantarillado”. “Podría albergar un Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE), un Centro de Gestión Compartida para que puedan pasar las cuarentenas y sacar a la gente del hotel, y un pequeño centro de régimen abierto”, detalla.

La falta de espacios se ha acentuado en las últimas semanas, después de que el Ministerio de Migraciones cerrara el Centro de Acogida, Emergencia y Derivación (CAED) que gestionaba Misión Cristiana Moderna y desalojara la Nave del Queso tras hacerse público un informe del Defensor del Pueblo en el que denunciaba las condiciones infrahumanas y de hacinamiento en las que se encontraban las cientos de personas que guardaban cuarentena en el recinto.

El campamento de El Matorral también ha visto reducida en las últimas semanas su capacidad inicial, que era de unas 700 plazas. El centro de acogida humanitaria se ha reducido a casi la mitad. Estos días se han estado desmontando las carpas para dar paso a las obras de rehabilitación del Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE). La intención del Ministerio del Interior es reabrir el antiguo cuartel como centro en régimen cerrado para acoger a las personas que están pendientes de su expulsión, tres años después de que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ordenara su cierre tras haber permanecido vacío los seis años anteriores.


Llegadas en junio a Fuerteventura.

Interior visita la Nave del Queso para ver si es idónea para las pruebas PCR

La única solución para evitar situaciones de hacinamiento en Fuerteventura es la derivación. El representante del Estado en la Isla señala que, mientras haya plazas disponibles, “se usarán y, cuando no haya, tendrán que derivarse a otros sitios de Canarias o la Península”. Fuentes recuerda cómo, desde 2018, han llegado unas 3.000 personas y “antes de junio había escasamente unas 300 en la Isla”.

El motivo es que “se han estado derivando a recursos de otras islas o la Península, también a los vulnerables, aquellos con enfermedades crónicas, mujeres, niños y solicitantes de asilo”. Además, adelanta que, de los 600 que llegaron en junio, muchos de ellos ya han sido derivados a otros lugares. Y aclara: “Los positivos y los que tienen que guardar cuarentena van al centro de gestión compartida que está en un hotel y, una vez son dados de alta, también son derivados”.

Aun así, reconoce que las llegadas de junio han sido muy difíciles de gestionar. Según datos de Cruz Roja, que atiende a los migrantes a pie de puerto, llegaron 669 personas en 14 embarcaciones. Durante la semana del 21 al 27 alcanzaron las costas de la Isla siete pateras. Hubo días en los que arribaron dos pateras.

La situación se complica en las naves convertidas en Centros de Atención Temporal de Extranjeros, utilizadas durante las primeras 72 horas para que la Policía lleve a cabo la filiación y el Servicio Canario de Salud, el cribado para detectar posibles contagios de COVID. Hasta hace unas semanas, solo estaba disponible una nave en El Matorral. Recientemente ha empezado a utilizarse de nuevo la nave Schengen del muelle de Puerto del Rosario.

“Los recursos son insuficientes. Ya en la patera que llegó el 26 de junio se estuvo a un paso de que la gente durmiera al raso”, reconoce el director insular. En las naves, donde los migrantes permanecen las primeras 72 horas, no se pueden mezclar personas de diferentes pateras hasta que no se conozcan los resultados de la prueba de la COVID. También se necesita un tiempo para su desinfección, una vez se vacían, antes de volver a usarlas.

Fuentes insiste en que “es importante” contar con más instalaciones de este tipo y recuerda que el Ministerio del Interior tiene los materiales para levantar prefabricados en Fuerteventura. Están solo a la espera de suelo. El pasado 30 de junio, representantes del Ministerio del Interior visitaron el campamento de El Matorral y la Nave del Queso. Esta última para ver su idoneidad para convertirla en CATE, donde los migrantes pasen las primeras 72 horas. Según Sergio Lloret, el Cabildo estaría dispuesto, de nuevo, a ceder unas instalaciones que el secretario de Estado de Migraciones, Jesús Javier Perea, ordenó desalojar en abril ante la situación de hacinamiento que se vivía en ellas.

Comentarios

Que sigan viniendo, los residentes de la isla vamos a vivir del aire.
No majorero, no lo entiendes. Hay que ayudar primero a los de fuera, ese el progreso (acogida digna...hay muchas personas que no tienen trabajo ni forma de mantener a su familia y no son "migrantes"). Cuando ni ellos ni nosotros tengamos nada, a ver quién nos ayuda.
Ponemos mil impedimentos a los turistas de nuestro propio país para que vengan de vacaciones a nuestra isla pero en cambio recibimos y alojamos con los brazos abiertos a miles de inmigrantes. Así nos va.
El nuevo turismo este deja pocas perras. Eso si, muy mal no estan al llegar cuando la primera parada es las rotondas. Creo que me voy a africa y vuelvo en patera, o muero en el intento, o tengo la jubilación asegurada si llego. Sea cual sea, mejor que morir de desnutrición mientras espero.

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