Entre Mares, diez años al lado del que emigra
La asociación sociocultural lleva una década prestando asesoramiento a la población migrante
Faltan apenas unos minutos para que el reloj de la iglesia de la capital marque las doce del mediodía. Los miembros de Entre Mares desenrollan una pancarta en la que se lee No más muertes en las costas. Hace unas horas han aparecido los cadáveres de unos migrantes cerca de El Hierro. Después de dar las doce, un minuto de silencio en memoria de los fallecidos y la lectura de un manifiesto para denunciar, de nuevo, cómo las políticas migratorias de Europa están convirtiendo el mar en un cementerio.
Entre Mares lleva adelante esta acción cada vez que aparece el cuerpo de un migrante en las costas canarias, pero ha realizado muchas más desde que a un grupo de atrevidos se les ocurriera crear en Fuerteventura, hace diez años, una asociación sociocultural para velar por los derechos de la población migrante.
Es 2013 y los ecos de la crisis llevan años recorriendo de norte a sur Fuerteventura. El desempleo se mueve de un lado a otro y los de la Isla empiezan a tocar a las puertas de las ONG en busca de ayuda. Poco a poco, los servicios de atención a la población migrante comienzan a bajar la persiana. Cierra la oficina de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) y la del Centro de Información para Trabajadores Extranjeros (CITE) de Comisiones Obreras por falta de financiación. Sólo queda abierta la oficina jurídica de Cruz Roja, mientras los programas municipales de interculturalidad se descuelgan de las partidas presupuestarias.
Un grupo de personas de la Isla, Península, Perú, Chile, Senegal... se reúnen en una casa de Tetir. Intentan buscar una alternativa que permita seguir atendiendo a los migrantes que recalan en Fuerteventura. Hace años que las pateras apenas se acercan a las costas de la Isla, pero el flujo de personas migrantes en los aeropuertos continúa. Después de varias reuniones, deciden crear la Asociación Sociocultural Entre Mares. Es 2014. En octubre de ese año, empieza el Servicio de Atención, Asesoramiento e Información para Población Migrante (SAAIM) a funcionar.
María Greco es una de las fundadoras y una de las mayores conocedoras de la realidad migratoria en Canarias. Explica que el objetivo, en aquel momento, de Entre Mares era “abrir un servicio de atención y asesoramiento a la población migrante para que estuviera informada y, a la vez, tuviera un lugar donde poder acudir y conocer otras realidades;el territorio y la cultura del lugar al que ha llegado”.
“Queríamos ampliar la visión de la inmigración, de la gente que se mueve en el mundo. No creemos que sólo se desplazan los africanos hacia Europa. Entre Mares entiende las migraciones como un concepto muy amplio que abarca a todo aquel que está en un proceso de movilidad que, desde hace tiempo, es restrictivo para muchas personas debido a las directivas y normas de Extranjería. Las personas que están en ese proceso necesitan un asesoramiento para saber qué derechos tienen”, sostiene.
A su lado, Faissal Ellatifi, uno de los fundadores y el primer presidente que tuvo la asociación, recuerda los comienzos: “Los inicios fueron tímidos. No disponíamos de recursos. Era la voluntad. Hacíamos un trabajo voluntario con una oficina que abría unos días en semana”.
En un primer momento, se instalaron en el hall de una consulta de pediatría que les habían prestado. Abrían una mesa de camping y empezaban a atender a usuarios. “Fue un trabajo duro, de mucho sufrimiento y de pocas alegrías y, cuando llegaban, duraban poco”, comenta el joven.
El hall de la pediatría dio paso a una oficina en unas instalaciones del Cabildo al lado de Cruz Roja. En una de sus paredes cuelga un cartel donde se lee “Ningún ser humano es ilegal”, al lado de una foto con un cayuco con africanos. En el pequeño habitáculo continuaron escuchando historias, asesorando, tendiendo la mano a los que llegan en busca de refugio, los que preguntan cómo pueden reagrupar a la familia y traer a los hijos que han dejado atrás, en territorio de guerra y miserias, o los que persiguen la nacionalidad española después de llevar 20 años en el país, trabajando y pagando impuestos.
En estos diez años han atendido a unas 5.000 personas. Desde el 4 de marzo de este año han realizado 823 atenciones; prestado atención a 339 usuarios; abierto 227 nuevos expedientes y realizado el seguimiento de 128 expedientes.
“Quizá la mayor de las satisfacciones ha sido comprobar que el servicio es necesario y que, si no existiera, habría muchísimas personas que estarían en una situación desesperada. En nosotros encuentran cauces para intentar mejorar su situación y sus niveles de integraciónen la Isla”, explica Marco Rodríguez, el actual presidente.
Y las alegrías conviven con las tristezas. “La mayor ha sido comprobar que quienes tienen, en buena parte de los casos, la competencia por ley para hacer el trabajo de mejora de la integración de las personas no la desarrollan. Nuestra principal expectativa sería poder dejar alguna vez de hacer ese trabajo y dedicarnos a otras formas de ayudar, centradas en la integración cultural y no en lo administrativo. Hacemos el trabajo que le correspondería al Gobierno central, autonómico o a las corporaciones locales”, apunta. Y añade: “Lo hacemos porque, si no, nadie lo haría”.
El colectivo se esfuerza en mejorar la integración de los migrantes
En todo este tiempo han escuchado miles de historias que tienen a resguardo en los archivadores. Muchas de ellas se han quedado también guardadas en el corazón de Entre Mares. Entre ellas, la del saharaui Fulani Mesaud, que falleció con 70 años después de estar gran parte de ellos luchando para que se le reconociera la nacionalidad española a pesar de tener su DNI español desde 1976.
También recuerdan con cariño la historia de un senegalés que consiguió el permiso de residencia por arraigo tras colaborar con las autoridades policiales destramando una red que engañaba a los migrantes haciendo contratos de trabajo falsos. Él había sido engañado. “Fue de los primeros casos que tuve”, recuerda María Greco. “Nos costó un año conseguir la residencia por colaboración con la policía”, explica. Hoy el hombre reside en Barcelona. Sigue en contacto con ella. Cuando hablan por teléfono, él siempre le recuerda que le salvó la vida.
Entre Mares presta asesoramiento jurídico a través del SAAIM. En la práctica, sus funciones van más allá. Faissal explica que además del ámbito jurídico abarcan otros como el educativo, el social, los temas laborales o la atención de aquellos casos que los servicios sociales “no pueden atajar” y acaban tocando la puerta de la asociación. Atienden al extranjero, pero también a canarios retornados a la Isla tras décadas viviendo el periplo migratorio.
“Piel con piel”
En tiempos de teleasistencia, Entre Mares defiende el trabajo “piel con piel”. “Debido a esta mecanización cada vez tenemos más dificultades para tener un contacto directo con las administraciones. Es muy difícil hablar con una persona, que atienda a una llamada o te reciba en una oficina”, lamenta Greco.
“Estas personas necesitan ser escuchadas, ayudadas y orientadas. La Administracion parece que ya no tiene tiempo de escuchar, asesorar, orientar y comprender. Nosotros escuchamos y les tratamos como personas. Ese es uno de los logros de Entre Mares”, asegura.
En estos diez años, han seguido de cerca los anuncios del Gobierno de regularización masiva, las reformas del Reglamento de la Ley de Extranjería, los mensajes preocupantes que llegan desde Europa a través del nuevo pacto de migración y asilo, la falta de recursos para acoger a los inmigrantes que llegan en pateras y cayucos, la problemática de los menores que hacen solos el trayecto migratorio o los anuncios del decreto de sanidad universal y que, años después, sigue sin cumplirse en Canarias.
“La mayor satisfacción es comprobar que el servicio es necesario”
Este asunto le quita el sueño a Entre Mares. “Se está facturando a personas que residen habitualmente en Canarias y no tienen recursos para pagar ese servicio. No acuden voluntariamente al médico, sino por pura necesidad. Cuando quieren regular se les dice que no pueden porque tienen una deuda de sanidad. Durante el Covid, muchas personas en situación irregular no acudían a los servicios sanitarios para no adquirir esa deuda. En muchos casos, eran padres que no llevaban a sus hijos por miedo a endeudarse. Estamos incumpliendo el derecho a la salud y, en segundo lugar, la obligación de velar por los menores”, explica Marco.
La Orden del Gobierno de Canarias, que está en vigor desde 2015, dice que estas personas tienen derecho a la sanidad. “Sin embargo, están vulnerando su propia norma”, subraya el presidente de Entre Mares.
Faissal se muestra combativo con este tema. “Al final, vamos a terminar concentrándonos delante del Ministerio o del Gobierno de Canarias. A pesar de todos los recursos que ha presentado el SAAIM y quejas ante el Defensor del Pueblo, vemos que no se soluciona. Creo que la única forma es presentarnos en Madrid diciendo que se está incumpliendo todo esto. Hay casos de mujeres embarazadas y menores a los que se va a facturar y eso supone, más adelante, una irregularidad sobrevenida si no llega a asumir el pago”.
Concentración de Entre Mares en Puerto del Rosario, tras el hallazgo de cadáveres de migrantes en el mar.
Muertes en el mar
El 2023 se convirtió en el más mortífero desde que existen registros. Ese año, la ONG Caminando Fronteras documentó 6.618 víctimas en las vías de acceso a España con una estadística de 18 muertes por día. 6.007 fueron en la ruta atlántica hacia Canarias. A pesar de las cifras, los estados han continuado con sus políticas; poniendo el foco en el número de llegadas a territorio y obviando las muertes y desaparecidos.
Cada vez que aparece un cadáver en las costas de Canarias, los miembros de Entre Mares se concentran en la plaza de la iglesia, frente a las oficinas de la Dirección Insular de la Administración General del Estado en Fuerteventura.
Con estas pequeñas concentraciones, explica Marco, “queremos significar que el drama quien lo sufre, realmente, es la población migrante. Las miles y miles de personas que en África arriesgan su vida y, en muchas ocasiones, la pierden simplemente para mejorar su vida”.
El presidente de la asociación denuncia cómo “se está tratando el tema de los migrantes que llegan a través de la ruta canaria bajo los términos de crisis, invasión o llegada masiva y todo eso crea la sensación de que quienes sufrimos el problema de esas llegadas es la población canaria”.
Desde su creación ya han conseguido atender a alrededor de 5.000 personas
María Greco insiste en que para Entre Mares estas convocatorias no son “una más”. Después de más de 80 movilizaciones, la técnica del SAAIM reconoce que cada vez que se concentran en la plaza de la iglesia les invade un sentimiento de hartazgo al ver que no cambia la situación. Para nosotros, insiste, “cada fallecido es una persona con nombre y apellidos, una víctima de unas políticas migratorias que no cambian. Sentimos tristeza, desánimo e impotencia”.
Su profesionalidad ha hecho que el Comité Internacional de Cruz Roja haya contratado los servicios Entre Mares para que recaben los datos relativos a la llegada de migrantes fallecidos a las costas canarias.
La memoria anual de Entre Mares recoge decenas de talleres, presentaciones de libros, charlas, jornadas con expertos y periodistas especializados en inmigración, celebraciones el día del migrante, el 18 de diciembre... “Estas actividades surgen de la necesidad de ver otras realidades migratorias y, a la vez, que sirvan para que la ciudadanía de Fuerteventura tenga la oportunidad de conocerlas. Es importante que vean que la inmigración no nos está pasando solo a nosotros. La intención es traer y atraer la realidad de otros lugares que también son frontera. Nos parece muy interesante establecer vínculos”, apunta María.
A veces les invade el desánimo; otras la rabia de ver cómo siguen muriendo personas en el mar por las injusticias de las fronteras; en ocasiones la burocracia les obliga a contar hasta cien y luego respirar. Es ahí cuando piensan en bajar la persiana, pero al final es mayor el compromiso y deciden seguir. María, Faissal, Marco y el resto de la familia de Entre Mares quiere seguir mirando a los ojos de las personas migrantes, escuchándolos. Que sean ellos los que hablen.
Comentarios
1 Querran Mar, 14/05/2024 - 11:23
2 Tireeee Jue, 16/05/2024 - 16:14
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