Chacho, chacho, chacho. Buenos días Señor Director y señores y señoras leyentes. Perdonen ustedes que sea pesá, pero es que no afloja esta gente con lo de “abrir la ciudad al mar”. Ni que fuera una lata sardinas. Hoy le toca a D. Fernando y La Disa de Los Pozos. Sí, los Pozos mis niños, o la Hoya el Inglés, si peinan calvas como yo. Ay, si D. Marcial Morales se entera del cambio de nombre de la playa... Se le esrisca la perra de su estudio de los topónimos. Fuerte maná de acanarionaos: Playa Chica está en Las Canteras mis niños, majoreritos colonisaos, o haciendo un ahorcao majorero: fuerte s_ _ _pl_ _ _ s, que no respetan ni sus nombres, los que pusieron sus antepasados para que sus descendientes vivan en el mismo lugar. Bueno, ahora toca un poquito del libro gordo de Petete (ay qué bruta era la gente antes: hoy se debe decir con diversidad espacial). ¿De dónde le viene la pesadez a esta gente con lo de “abrir la ciudad al mar”? Solo partiendo del más profundo desconocimiento de la historia local se llega al más alto negacionismo de los hechos que construyeron una forma de vida muy peculiar. Pero..., aaaamigo, ¿por qué tanta perreta para negar algo tan evidente? Si además es gente estudiá. Pues, queridos niños, porque necesitan DESLEGITIMAR cualquier voz que justifique conservar un estilo de vida y los lugares que lo sustentaban, pa’ellos jacer lo que les convenga. Ay, si Juan Vera saliera del vídeo grabao por Roberto Hernández, les hacía una canción pa’ellos solos. Si lo consiguen, desmemoriarnos, que casi lo tienen ya, aparecen ellos como los muchachitos de la película, que van a salvar a los indios majoreritos de su fealdad e isnorancia. Y así les dejamos hacer lo que quieren y les damos las gracias por salvarnos. En cristiano, muchacho, contar la mentira muchas, muchas veces, de que Puerto era feo, sucio, inseguro, que no había ná, y aluego perritas pa’la buchaca. Como decía mi vecina Siona: pa’gobernarse ellos solos y mangoniarnos, maná bergantes. Y ahora llega otro perretoso con lo de abrir la ciudad al mar. D. Fernando, por favor, cuando salga, cierre la puerta, que se le sale el gato. A ver D. Fernando, repita conmigo: ¿aonde están las llaves? matarile rile rile ¿Onde están las llaves? matarile rile rile ¿Onde están las llaves? matarile rile rilon. En el fondo tu cabezón, chimpon. Lo de cabezón es solo descriptivo, oigastéh, no se me ofenda maestro; sin segundas intenciones, se lo juro por la cuquita del niño Suso. Es que es necesario, además de imprescindible, tener fuerte cabeza pa’que quepa la puerta que abre Puerto al mar ¿eh?, que no es cualquier cosa. Eso no es una cabeza cualquiera muchacho (puede leerse con retintín). Mira tú si somos tontos, perdón, quise decir buenos (qué estaría yo pensando), que estamos pagando una millonada para ponerles una playita, un paseíto, unas terracitas, una piscinita municipalita y el etceterita que prefieran, ¿pa’los vecinos de Los Pozos? Noooo, que son pobres y ensucian. ¿Pa’quién va a ser todos esos juguetitos, Fernandito? Pa’los de siempre mi niño. Pa’los que llevan mangoneando el pueblo desde que llegaron hace cuarenta años. ¿Y sabes por qué se hace todo esto en Los Pozos? Porque el resto de la ciudad vive en la Cuesta Perico. No existe zona turística en el centro del pueblo. Noooo, las más de doscientas plazas hoteleras de la avenida están en la Cuesta Perico. ¿Y dónde está el barrio del Charco, con sus piscinas naturales, sus barquitos de pesca, sus salinas? En la Cuesta Perico. Y, por cierto, ¿dónde está el barrio de Las Lojas? Sí, ese barrio que fue el primer barrio de la ciudad, ese mismo, de la entrá el muelle pa’llá. Pues tiene que estar en La Asomá, por lo menos. Si no, no se entiende que en un barrio tan marinero ya ni se nombre.. O igual es para los pobres vecinitos de junto La Disa. Esos pobres que llevan abandonaos tantos años. Fíjate tú si estaban abandonaos que hasta les tiraron unos hornos de cal frente a sus casitas. Seguro que fue Eustaquio pa’que el solajero les levantara más temprano por la mañana y no les dejara dormir. Pa’ botón un ejemplo: a ver, a ver, una cosita, ¿qué cosita es? Una cosita que empieza por…, el nombre de los dueños de los pareados, justito, justito, enfrente del horno de cal de Los Pozos. ¿Y no serán, hermano lobo, de parte los mismos que llevan trapicheando en el Ayuntamiento y el Cabildo, desde los ochenta, para modificar el frente marítimo en esa zona? Y tó eso sin hablar de los dueños de La Disa. Que con los de Tenerife siempre nos hemos llevado bien, incluso algunos mejor que otros, pero sin señalar que eso es faltar. Bueno, este capítulo lo dejamos para otro día, que se me gasta la tinta del ordenador, y luego se me quea la tele toa reblanquía. Lo dicho, muchos besos pa’tós, que son las fiestas y no es cosa de andar esabríos. Y a ver si el Cabildo nos da este año una cajita de polvorones a la gente, que el Mercadona los tiene imposible. Abrazos mi gente, que no hay ná mejor.