La plataforma Kuvu promueve la convivencia intergeneracional, evitando la soledad de las personas al tiempo que contribuye a solventar la crisis habitacional
Eduardo Fierro, el majorero que conecta generaciones en busca de vivienda
La plataforma Kuvu promueve la convivencia intergeneracional, evitando la soledad de las personas al tiempo que contribuye a solventar la crisis habitacional
El majorero Eduardo Fierro ha logrado, con una aplicación, fomentar la convivencia intergeneracional, ofrecer una solución a la soledad de las personas mayores y de paso dar respuesta a la crisis habitacional que padece España. Se trata de la plataforma Kuvu, que se ha incorporado al programa de aceleración de startups de Fundación ONCE.
Kuvu es una plataforma online que presta sus servicios en toda España y que conecta a jóvenes con necesidades de alquiler habitacional con personas mayores que disponen de dormitorios libres en sus viviendas. “De esta forma se promueve la inclusión social y el bienestar emocional a través del apoyo mutuo”, resalta su creador Eduardo Fierro.
La idea surgió de la propia experiencia de Eduardo. El joven, natural de Corralejo, estuvo conviviendo con su abuela en Tenerife durante dos años mientras estudiaba Economía en la Universidad de la Laguna. Más tarde se trasladó a Bilbao para continuar desarrollando su carrera especializándose en Liderazgo Emprendedor. Cuando cursaba el segundo año de estos estudios ya tenía claro que quería desarrollar una empresa para mejorar la calidad de vida de las personas mayores.
La empresa, con sede en Bilbao, está implantada principalmente en Madrid, Cataluña y País Vasco y ya ha facilitado más de 18.000 noches de convivencia en toda España. Ha sido reconocida por su impacto en la sociedad y su contribución a un modelo de vida más justo y sostenible, lo que le ha permitido incorporarse al programa de aceleración de startups de Fundación ONCE, así como el trabajo que ha realizado en el apartado jurídico para ofrecer mayores garantías y la proyección de crecimiento.
El servicio basa su funcionamiento en la idea de que las personas de más de 65 años compartan su vivienda particular de manera temporal. El inquilino contribuye con una parte de los gastos de mantenimiento del domicilio que se incluye en el coste del alquiler. Asimismo, el programa cuenta con un servicio de mediación amistosa y asesoramiento para resolver cualquier incidencia que pueda surgir entre las personas convivientes.
“La sensación de soledad” es el principal factor que lleva a estos mayores a anunciar sus habitaciones en la plataforma, según las entrevistas que han podido desarrollar para incluir a los solicitantes, según destaca Eduardo Fierro. La convivencia intergeneracional permite el acompañamiento de los arrendatarios para subsanar este sentimiento. Por su parte, los demandantes de vivienda, que “tanto pueden ser jóvenes como no”, pueden aliviar la necesidad de acceder a una habitación a precios sostenibles.
“Cada vez tenemos más perfiles de personas jubiladas que contaban con un alquiler antiguo y que el casero no desea renovar. Y se encuentran con precios en el mercado libre que no pueden costear con su pensión. No deja de ser una relación intergeneracional porque conviven personas de 60 años con mayores de 80 o 90 años”. explica el CEO de Kuvu.
La empresa ya ha facilitado más de 18.000 noches de convivencia en toda España
La empresa nació en 2019 y se topó de lleno con la pandemia. Desde entonces, “se ha notado un crecimiento anual de solicitantes bastante drástico, hasta el punto de que en 2024 sumaron 4.500 las personas demandantes de alojamientos”, explica Eduardo Fierro en referencia a la crisis habitacional que se padece a nivel nacional. Mientras que se han interesado en ofrecer hospedaje 132 personas mayores, de los que algunos no llegan a entrar en el programa por no cumplir con los requisitos, como por ejemplo que el precio del alquiler sea excesivo o bien precisan de cuidados. Aun así, en 2024 se han gestionado un total de 50 contratos de convivencia.
Existen dos modelos de alquiler. El denominado “habitación solidaria” para aquellas ofertas de personas que buscan principalmente compañía sin necesidad de incrementar sus ingresos al tiempo que están concienciadas con la necesidad de ofrecer alojamiento. En estos casos, pueden encontrarse habitaciones por 80 euros al mes con gastos incluidos. Si bien, las exigencias al inquilino se amplían, como la necesidad de compartir horarios, con la intención de que arrendador y arrendatario pasen tiempo juntos “como compañeros”, explica Eduardo.
El segundo modelo de alquiler es aquel en el que la persona mayor que ofrece su vivienda busca tanto compañía como contar con ingresos extra, como el caso de pensionistas con pensiones bajas o personas en estado de viudedad que han visto menguar su economía familiar. “En estos casos, se ofrece alojamiento con precios más parecidos a los del mercado, pero con gastos incluidos siempre resultará más económico. También contribuye a que haya una relación natural entre ambas partes. Si el inquilino paga se siente en potestad de ser un compañero de piso, no que esté desarrollando un voluntariado”, añade el CEO de Kuvu.
Requisitos
Las personas mayores que anuncian sus viviendas deberán contar con una total autonomía y si precisan de asistencia deberá estar cubierta con servicios específicos. “La idea es que la persona que entra a convivir no se sienta con la responsabilidad de cuidar a su casero o casera, sino que exista una relación de compañerismo”. Por su parte, el perfil del demandante de alquiler es el de una persona que busca un entorno tranquilo en el que residir. “Ahora mismo hay mayor volumen de soledad en los jóvenes que en los mayores. Muchos echan en falta la sensación de hogar en la ciudad a la que se han desplazado por motivos de estudios o trabajo”.
En el caso de ser estudiantes, los solicitantes deben acreditar el lugar donde desarrollan estos estudios y quién va a costear el alquiler, como pueden ser los padres, o en el caso de que haya una beca, deben presentar el justificante de la solicitud. Si son personas con trabajo, deberán aportar el correspondiente contrato.
“La sensación de soledad” es el principal factor que lleva a los mayores a alquilar
Los representantes de la plataforma garantizan todos los alquileres, gestionan los pagos y velan por que se cumpla la convivencia a modo de mediadores. “Buscamos personas que encajen”, especifica Eduardo. Tanto es así que el CEO de Kuvu utiliza el concepto de “pareja” para describir a estos compañeros de piso intergeneracionales. El contrato de convivencia puede oscilar entre los tres meses y el año, prorrogable.
En el momento en que esa convivencia ya no se genere se rompe el contrato, ya sea por una hospitalización o un traslado a una residencia del dueño de la vivienda o bien porque el inquilino incumpla con su parte. “La clave de la plataforma es la flexibilidad: permitir que la persona mayor pueda adaptarse. La mayoría ven su vivienda como un valor familiar y si sus hijos la necesitan, preferirán concederle la habitación a sus descendientes”.
A pesar de que actualmente la mayor incidencia de la plataforma es en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Bilbao, cuentan también con ofrecimientos en Tenerife o Gran Canaria. “De forma incipiente, estamos viendo cómo hacer impacto en las Islas”, añade.
Eduardo Fierro asegura estar convencido de que “las relaciones intergeneracionales tienen el poder de transformar vidas y comunidades”. “A través de esta colaboración con Fundación ONCE, fortaleceremos nuestro enfoque y ampliaremos nuestro alcance, beneficiando a más personas que buscan una convivencia que va más allá de la vivienda y que aporta valor social a cada parte implicada”, concluye.
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