Costa Calma: una generación sin futuro
Los vecinos de Costa Calma se quejan del abandono en que se halla la localidad. Frente a la maravillosa playa de Sotavento una cadena de hoteles y detrás viviendas residenciales que han formado un pueblo y carecen de numerosos servicios. De casi 8.000 habitantes censados, unos mil estudiantes crecen frustrados al comprobar las numerosas carencias que les rodean.
Cada día cuatro guaguas salen de Costa Calma con los estudiantes de Secundaria y Bachillerato a los institutos de Gran Tarajal. La realidad en este núcleo es la de una población en constante crecimiento pero sin futuro. “Llegan a la adolescencia desolados y perdidos sin actividades culturales ni una oferta deportiva o de ocio”, lamentan los padres. Durante los años de bonanza económica nadie se preocupó de apostar por las nuevas generaciones ni por la calidad de vida de este núcleo turístico y residencial.
Chelo Brenlla, camarera de piso y madre de Costa Calma con hijos en el instituto asegura que estudiar es un derecho “pero para nuestros hijos supone un sacrificio, y sabemos que el que quiere estudiar lo consigue pero las instituciones deberían poner las herramientas para favorecer el desarrollo y la formación de nuestros hijos”, reivindica. Se desespera cada día al ver la falta de oportunidades para una generación que ha crecido en el siglo XXI y que viven aislados, con poco transporte público, servicios y tecnología. “Muchos días veo a los jóvenes fumando en la parada de guagua y que abandonan sus estudios, y siento mucha tristeza ante lo que debemos crear e imaginar para que puedan tener un futuro mejor”, comenta.
“Mi sueño sería tener una biblioteca en Costa Calma, con un aula de estudio y ordenadores para consultar internet gratis. Una sala de lectura donde realizar trabajos y reunirme con mis compañeros del instituto para no tener que ir hasta Gran Tarajal o Puerto del Rosario para coger libros de préstamo, hacer consultas y leer biografías o novelas. Además, no todo el mundo se puede permitir wifi en casa o comprar libros”, manifiesta Idaira García, de 13 años de edad junto a Naray y Cheyma, que cursan segundo de la ESO.
También comparten ese deseo y exigen que salga de una vez la obra del nuevo instituto en La Lajita los estudiantes de doce años Matej, Ilenia y Kenda, que se sienten “defraudados con las promesas de los políticos” y sufren los incómodos viajes en guagua cada día.
Padres, alumnos y maestros exigen la apertura urgente de una biblioteca pública y más actividades deportivas y culturales
A eso hay que sumar las tardes en que vuelven a la carretera con los padres como taxistas, que se ven obligados a recorrer unos 60 kilómetros para que sus hijos puedan realizar las tareas con sus compañeros en Gran Tarajal. Unos niños a los que les suena el despertador a las seis de la mañana para esperar en la parada y acceder al instituto más cercano.
Por eso algunos se descuelgan, suspenden y abandonan los estudios a una edad temprana, entre los trece y diecisiete años, y ahí comienza un problema social que nadie atiende. Una realidad en la que muchos actores tienen responsabilidades pero dejan el futuro en manos de la suerte y el individualismo.
Un colegio para todo
La directora del colegio de Costa Calma, Yamila Hernández, explica que el centro es el único recurso educativo del pueblo y se presta para proyectos formativos, clases de apoyo por las tardes y matemáticas para los alumnos de secundaria “con el riesgo que supone porque carecemos de un conserje, y es el propio maestro y personal de limpieza el que voluntariamente colabora en la apertura y cierre de aulas, seguridad y mantenimiento para evitar accidentes, robos y otros peligros”.
Junto a las actividades que organiza el Ampa por la tarde, y Yamila recuerda que “a pesar de solicitar en reiteradas ocasiones al Ayuntamiento de Pájara recursos y personal para solucionar estas carencias nunca nos han proporcionado nada”.
“El centro es el único lugar de estudio, no hay biblioteca, ni inmuebles donde los jóvenes puedan reunirse, ni espacios donde toda esta diversidad se pueda unir en Costa Calma”, sostiene. “Hemos comprobado que esta falta de recursos impide una educación de calidad, y los que tienen que proporcionar estos recursos son los organismos autorizados. Aunque hemos informado y reivindicado desde la dirección del colegio, nadie nos ha dado respuesta a las necesidades detectadas”, destaca la directora del colegio de Costa Calma.
Las limpiadoras se ofrecen a realizar la labor de un conserje, los padres programan actividades, cuidan del centro como si fuera su casa y aprovechan los recursos que tenemos para proporcionar las herramientas educativas a los 530 alumnos matriculados en Infantil y Primaria”, añade.
Parques infantiles rotos y sucios
En este sentido, la presidenta del Ampa del colegio de Costa Calma, Tatiana Jaime Alcaraz, manifiesta que “resulta vergonzoso que nuestros hijos no tengan una academia de idiomas, ni de baile, ni clases particulares de apoyo, ni existan clubes de baloncesto, balomano, padel o surf”.
Ella no sólo reclama una biblioteca, actividades de animación a la lectura y cuentacuentos sino la reforma y remodelación de los parques infantiles y una mejora del espacio público. Demanda más limpieza en las calles que prácticamente las barren y desinfectan los vecinos, “que arreglen y mejoren las farolas y el alumbrado público, y una limpieza de los solares para lograr una mayor calidad de vida en Costa Calma”, resume.
“Estamos totalmente olvidados, se rompen los columpios y no se reparan, los suelos de goma de los parques están levantados, no existe limpieza ni en los parques ni en las calles y estamos en una localidad turística”, insiste.
Los vecinos han invitado públicamente al alcalde y a todo el grupo de gobierno de Pájara a que paseen por las calles de Costa Clama para que vean el estado de las infraestructuras. “Nunca asisten, no los vemos porque saben que pagamos nuestros impuestos, a un precio bastante elevado como pueblo turístico, y carecemos de servicios básicos”, lamenta Alcaraz.
En este sentido, la lista de necesidades es innumerable, indica, con “un servicio deficiente de recogida de ba- sura, sin apenas contenedores para reciclar y sólo tenemos los generales y están sucios, rotos y viejos”, detalla la presidenta del Ampa.
Una plaza pública
Los viernes o sábados por la tarde las jóvenes adolescentes se reúnen en un solar de tierra con un radiocasete viejo para bailar y ensayar coreografías. “Al anochecer regresan a casa con las deportivas llenas de tierra porque no hay ni un centro social, plaza, ni clases de baile donde desarrollar sus actividades y estamos en el siglo XXI, el de las tecnologías y la modernidad pero aquí vivimos como en países subdesarrollados por la dejadez de todos los que ostentan el poder”, cuenta enfadada una residente de origen italiana, afincada desde hace más de una década. “Siempre están con las promesas pero nunca llegan las infraestructuras ni hay dinero para invertir en Costa Calma”, reflexiona.
Muchos padres consideran que en cualquier pueblo o comunidad abundan las clases de pintura, baile, idiomas, manualidades, cocina y encuentros para los mayores. “Pero aquí no tenemos nada e incluso henos retrocedido porque hace unos años conseguimos una programación cultural y festiva que ha desaparecido”, explica la vecina Grimanesa González.
Ante la vieja demanda vecinal de una plaza pública, el Gobierno asegura que existe un boceto. Para el alcalde de Pájara, Rafael Perdomo, “sería una gran plaza que constituyera el centro que necesita Costa Calma para crear el embrión como pueblo. Eso sería fundamental. Tenemos centro de salud, campo de fútbol y ahora necesitamos esta plaza para que sea el centro de la parte residencial”. El proyecto de la plaza está ya redactado “y luego hay ya un boceto de cómo quedaría toda esa parcela de la que dispone el ayuntamiento para incorporar otras infraestructuras”.
Cancha polideportiva
Este año se ha inaugurado una cancha polideportiva junto al campo de fútbol pero se halla desbordada debido a las necesidades que existen. Omar, monitor de fútbol considera que la situación es insostenible. “No hay horas para más entrenamientos infantiles ni de fútbol ni baloncesto, no podemos coger más pequeños y realmente se necesita otra cancha para los jóvenes que quieran practicar otros deporte, como balonmano o baloncesto”, repasa.
Urge, declara Omar, la construcción de unas pistas de atletismo y una piscina municipal porque “tenemos suficiente población en Costa Calma para que las familias se apunten a nadar y practicar deportes”. Según Omar, algún hotel ofrece sus instalaciones para una actividad puntual con los niños pero “cuando se acaba la jornada laboral muchos padres y vecinos jubilados necesitan nadar como terapia, y actividades para promocionar y conservar nuestra salud y con instalaciones deportivas públicas”. Las familias piden con insistencia un gimnasio.
En Costa Calma reside Ndye Gnilane, una atleta senegalesa que llegó a la Isla hace 17 años con el club deportivo Playas de Jandía. Fue campeona en su país como jugadora de baloncesto y jugó en el club Los Toscones. “Vine con mi marido y vivíamos en el club Aldiana donde trabajaba y entrenaba pero el club Playas desapareció y me resultaba imposible trasladarme hasta Corralejo a jugar al baloncesto”, comenta. Adora Fuerteventura pero reconoce que “los servicios y deportes han empeorado” en los últimos años en el municipio”.
“Doy clases de baloncesto y puedo enseñar atletismo a los menores pero no tenemos espacios ni cursos”, explica en un perfecto castellano. Trabaja como masajista en un hotel y dispone de tiempo libre para ser monitora deportiva. “Me gustaría ayudar a los niños y jóvenes de Costa Calma para que tengan una oportunidad, se entusiasmen con el deporte y tengan una vida sana”, sostiene.
Ante tantas carencias los vecinos de Costa Calma se han unido y están dispuestos a organizar movilizaciones como ha sucedido a lo largo de la historia. “Fue muy conocida la protesta de los padres, y las manifestaciones en Puerto del Rosario para exigir un colegio y un semáforo en la carretera FV2 que atraviesa la localidad”, recuerda Grimanesa.
Una cabalgata de Reyes
Estos residentes no van a quedarse con los brazos cruzados y han comenzado a trabajar para que los cambios lleguen cuanto antes. “Cansadas de carecer de una oferta festiva por Navidad las familias nos hemos unido para organizar un mercadillo, encuentro de villancios, y una cabalgata de Reyes para ilusionar a nuestros hijos”, apuntan varias madres. “Queremos regalar a nuestros pequeños una verdadera cabalgata de Reyes con sus regalos, payasos y bailes para que disfruten de una noche mágica”, aseguran las hermanas Alba y Tatiana Jaime Alcáraz.
“Pedimos la colaboración del Ayuntamiento de Pájara para que nos proporcionara materiales, luces, animación y todo lo necesario para conseguir nuestro sueño pero una vez más nuestra petición fue rechazada”, denuncian públicamente.
Sin embargo están dispuestas a defender su proyecto, y “continuaremos con nuestra programación navideña pidiendo la colaboración de empresas privadas, amigos y vecinos para que el pueblo tenga una Navidad inolvidable” desvelan. El trabajo ya ha comenzado con talleres de manualidades y elaboración de guirnaldas y decoración para que este año los niños vivan una Navidad especial.
Comentarios
1 Antonio Olmedo ... Mié, 20/12/2017 - 07:45
2 Anónimo Mié, 20/12/2017 - 23:57
3 Vivían Jue, 21/12/2017 - 13:47
4 Vivían Jue, 21/12/2017 - 13:47
5 Lagunero Vie, 22/12/2017 - 18:05
6 Genoveva Jue, 04/07/2019 - 17:08
7 Manuel de la pe... Vie, 01/05/2020 - 12:18
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