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Casillas del Ángel, de un pasado espléndido al ocaso del presente

Los vecinos del pueblo lamentan la falta de actividad deportiva y sociocultural y se quejan del abandono por parte del Ayuntamiento de Puerto del Rosario

Estado del terrero de lucha de Casillas del Ángel. Fotos: Carlos de Saá.
Eloy Vera 1 COMENTARIOS 15/04/2021 - 07:18

Hubo un tiempo no muy lejano en el que Casillas del Ángel era el espejo en el que se miraban el resto de los pueblos del municipio de Puerto del Rosario. La localidad, que llegó a ser municipio independiente hasta 1926, lideraba iniciativas socioculturales y deportivas y su plaza y centro cultural eran un hervidero de gente y de ideas. Hoy, de aquello, apenas queda nada. Los vecinos denuncian la desidia por parte del Ayuntamiento y, frustrados, ven cómo mandato tras mandato los proyectos que un día pidieron para su pueblo, siguen guardados en el cajón.

El reloj marca un par de minutos más de las cinco de la tarde la plaza permanece vacía. Sentado en un banco frente a la Iglesia de Santa Ana espera Bruno Morales, dispuesto a poner voz a las necesidades de los vecinos del pueblo. Es el presidente del Club Deportivo Terachi, el único colectivo que permanece en pie después de que la asociación de vecinos decidiera tomarse un paréntesis.

“Antes había muy buena participación. Funcionaba la asociación de vecinos, el colectivo cultural Los Barbechos, había una parranda y hasta un grupo ecologista que se llamaba Tao”, explica, rememorando tiempos no tan lejanos.

Luego, le viene a la cabeza que también hubo una murga, Los Cuaracuatos, que cada año desde el escenario sacaba los colores a la clase política. De todo aquello ya no queda nada. Ahora lo que hay entre los vecinos es cansancio y aburrimiento, motivado por la desidia de las autoridades y por ver cómo las promesas de los políticos quedan en buenas intenciones.

Los habitantes del pueblo se han cansado de esperar por el proyecto de acceso a la residencia de mayores desde la rotonda de la carretera. “Es una de las grandes preocupaciones del pueblo. Llevamos años pidiendo sacar adelante el proyecto, que depende del Cabildo majorero”, explica este vecino.

“Hay un camino de tierra por el que entran ambulancias, los trabajadores de la residencia... Y lo que pedimos es que se asfalte porque, entre otras cosas, los mayores del centro no pueden pasar por ahí con las sillas de ruedas”, asegura.

Incluso, los vecinos de la zona se quejan del daño que genera el polvo que se levanta cada vez que pasa un coche por la carretera en sus viviendas y plantaciones.


Acceso a la residencia de mayores.

Otra de las demandas históricas del pueblo es la red de saneamiento. Los vecinos se han acostumbrado a ver cada semana cómo viene un camión a vaciar los pozos del baño, una imagen en el siglo XXI que recuerda a los tiempos de la peseta y de la tele en blanco y negro.

Bruno explica que en el pasado mandato “había asignada una partida económica para el saneamiento de Casillas y Tetir, pero todavía no se ha ejecutado”. “El principal problema de saneamiento está en las casas de la parte de arriba del pueblo”, asegura. Abrir el fregadero y no salir una gota de agua es una imagen que se repite cada verano de sur a norte de Fuerteventura.

Casillas no se escapa tampoco de los cortes y averías en los depósitos, un problema que también trae de cabeza a los vecinos y para el que las soluciones llegan a cuentagotas. Precisamente, la falta de regadío está acabando con las palmeras que hace décadas plantaron los jóvenes del pueblo en los márgenes de la carretera.

“Los cargos públicos se han acostumbrado a no actuar si no avisamos”

Bruno recuerda cómo “muchos jóvenes fuimos partícipes de la plantación y hoy vemos cómo se secan. Hay un montón de palmeras secas a la orilla de la carretera porque el Ayuntamiento no da la autorización para que se abra el riego. Al final, eso a la gente le cabrea porque se plantaron con sacrificio y ahora se están secando”.

Bruno propone, incluso, que se lleven a cabo pionás de limpieza intensiva en el pueblo. “No pretendemos que todo venga del Ayuntamiento, pero, si la institución da el paso y, por ejemplo, hace una campaña de limpieza, estoy seguro de que nosotros nos encargaremos de hacer el mantenimiento”, explica. Y agrega: “Los cargos públicos se han acostumbrado a no actuar si no les damos el aviso y, así, desde mi punto de vista, no deberían funcionar las cosas”.

Además, los vecinos se quejan de las paredes derruidas y de la basura que acumulan los barrancos. También echan en falta una mayor seguridad, un parque en la zona alta del pueblo para evitar que los niños tengan que cruzar la carretera para ir a jugar al parque existente o un nuevo colegio que sustituya a la escuela unitaria. Tienen el terreno para hacerlo, pero allí no se ha movido una piedra.


Aspecto de la biblioteca.

Palomas en la ermita

Casillas del Ángel mantiene en pie algunas casonas antiguas que recuerdan el pasado glorioso de algunas familias burguesas de la zona vinculadas a la agricultura. También una ermita del siglo XVIII con una majestuosa fachada realizada en sillares de cantería negra. El templo, bajo la advocación de Santa Ana, fue declarado Bien de Interés Cultural en 1991.

La declaración no ha servido para frenar la presencia de palomas que, con sus excrementos, están poniendo en peligro la techumbre de la ermita. Cuando llueve, las goteras también ponen en riesgo los bienes muebles que atesora el recinto, la mayoría de ellos del XVIII.

“Cuando se llega a la plaza da sensación de abandono. Tanto a los turistas como a cualquiera que se acerque a hacer una foto a la iglesia”, sostiene Bruno. Mejor suerte ha corrido la ermita del Ángel, anexa al cementerio de la localidad, que ha visto cómo el Ayuntamiento ha realizado obras de mejora en su cubierta.

El reloj se acerca a las cinco y media de la tarde y al fondo aparecen dos jóvenes con un balón en las manos. Son Sergio y Mohamed y vienen dispuestos a echar la tarde en la plaza dando patadas al balón. Al poco, llegan Sandra y Selena. Ellas optan por sentarse en el merendero a hablar de sus cosas. “No tenemos ninguna infraestructura deportiva y eso es un problema. Si hay alguien que quiera practicar fútbol, se encuentra con que no hay infraestructura deportiva ni ningún campo y se tiene que ir a otro pueblo”, lamenta Bruno.

La única infraestructura deportiva que hay es un campo de lucha. Se usaba cuando Casillas del Ángel tenía un equipo, pero aquellos eran otros tiempos. Hoy, donde antes los luchadores echaban pardeleras y burras, crecen las hierbas y matos. Los vecinos han planteado dar otro uso al espacio. Tal vez, un lugar donde jugar a la bola canaria o convertirlo en un espacio para proyectar películas al aire libre. La opción de crear un concurso de ideas y que sean los lugareños quienes propongan qué uso dar al terrero, tampoco la descartan.

Hace años que se reclama el asfaltado de la entrada a la residencia

Si olvidado está el terreno deportivo, tampoco goza mejor suerte el aspecto cultural. “Desde el mandato pasado en Casillas no se organiza nada. No es cuestión de que nos den las cosas hechas, pero sí podrían darnos facilidades y el Ayuntamiento es quien tiene esas facilidades”, insiste Bruno. Y añade: “Lo que no puede ocurrir es que, como no hay asociación de vecinos, el pueblo se quede muerto. La institución debe promover actividades para que los jóvenes tengan qué hacer”.

“Estamos viendo que en diferentes pueblos se están realizando talleres y actividades, pero Casillas ha quedado al margen y no lo entendemos”, lamenta este vecino mientras se pregunta el motivo. En estos momentos, solo se imparten clases de guitarra por parte del Cabildo.

El centro cultural rebosaba vida en otros tiempos. Hoy es un espacio vacío, sin ideas. La biblioteca tampoco goza de buena salud. A pesar de tener una importante colección de libros, se ha tenido que dejar de usar porque se moja cuando llueve. El olor a humedad supera al del papel de los libros.

Sergio, Mohamed, Sandra y Selena deciden unirse a la conversación. Sus edades oscilan entre los 12 y los 14 años. Coinciden en que el pueblo se ha convertido en un lugar aburrido y sin vida para gente joven como ellos. “Antes había mucha vida en la plaza. Ahora mismo poca gente viene por aquí”, reconocen los cuatro. Echan en falta actividades culturales, deportivas e, incluso, un lugar donde poder estudiar o reunirse a hacer los deberes.

“Ahí enfrente hay una casa gigante y solo la usan para catequesis. Podría ser biblioteca”, plantea Sandra, señalando hacia la llamada casa del cura. Sergio recuerda las tardes en el centro cultural, cuando se podía jugar a los dardos, el ping pong o el futbolín. “Hoy el teleclub es un edificio que está ahí por estar, porque no hay nada en él”, asegura el joven de 14 años. Antes de despedirse, se acuerda de los mayores del pueblo. Para ellos pide una farmacia para que así no tengan que desplazarse hasta Puerto del Rosario.

El reloj marca ya las seis de la tarde. Por las inmediaciones de la plaza camina una mujer con un niño en brazos. Mohamed, Sergio y otro chico vuelven a dar patadas al balón. Sandra y Selena continúan con la charla. Así pasan otra tarde más a la espera de que llegue el día en el que Casillas recupere el esplendor de tiempos pasados.

TERACHI, UN RESPIRO PARA EL PUEBLO

El Club Deportivo Terachi se creó en octubre de 2016. Desde entonces, ha liderado una serie de actividades deportivas vinculadas a la gastronomía que han traído actividad al pueblo de Casillas del Ángel. El club celebra la Carrera del Queso y la Ruta de la Tapa, iniciativas que se han convertido en todo un referente en el mundo del trail y la gastronomía. Desde Terachi también se organizan, durante todo el año, rutas de senderismo, salidas en bici y trail. Es la única oferta que sigue en pie en el pueblo de Casillas del Ángel.

Comentarios

Personas trabajadoras,incansables y con muchísimo amor a su tierra, como Bruno,es lo que hace falta en esta isla....

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