“No hay que cubrir el convento de Betancuria, habría que protegerlo consolidando sus ruinas”
Francisco Galante es catedrático de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna y profesor académico consultante de la Universidad Lovaina, en Flandes (Bélgica). Ha dedicado gran parte de su actividad profesional al estudio del patrimonio artístico de Fuerteventura y, en particular, de la Virgen de la Peña junto a otros temas como el Cristo de La Laguna, las relaciones artísticas entre Flandes y Canarias y la obra arquitectónica de César Manrique. Hace unas semanas impartió en Fuerteventura la conferencia “Betancuria, su convento y las primeras imágenes de la Historia del Arte en Canarias”. Entre otros asuntos, hizo especial referencia al convento franciscano, un edificio en ruinas y sobre el que planean futuros proyectos de restauración y debates sobre la conveniencia o no de techar la antigua iglesia conventual. “No hay que cubrir el convento, habría que protegerlo consolidando sus ruinas”, asegura el especialista.
- ¿Cuál ha sido la importancia artística e histórica del convento de Betancuria?
- Es el primer conjunto conventual de gran envergadura que se construye en Canarias, aunque previamente fueron erigidos otros edificios monásticos de menor trascendencia. No obstante, desde el punto de vista de la historia del arte, y de otras disciplinas humanísticas, el complejo conventual más importante del siglo XV en Canarias fue el de San Buenaventura. El establecimiento de los franciscanos en Betancuria, propiciado por la bula Pia Fidelium otorgada por Benedicto XIII (el Papa Luna, o el ‘antipapa’) el 1 de abril de 1416, es de crucial trascendencia para la historia de Canarias. Entre sus moradores más importantes habría que citar al lego menor San Diego de Alcalá y al teólogo Fray Juan de Santorcaz, seguidor del franciscano Ramón Llull, una de las figuras más sobresalientes del ámbito intelectual de la época. La constancia de algunos escritos lullianos en la biblioteca del convento de Betancuria le inscribe en la órbita de la cultura occidental. Asimismo, el inventario del convento más remoto que he consultado data de finales del siglo XVII, en el que se cita a una ingente cantidad de imágenes. He logrado localizar algunas, como el Crucificado ubicado en el baptisterio de la iglesia de Betancuria, que estaba presidiendo el presbiterio de la iglesia conventual. Llama la atención que cuando se elabora este inventario se menciona a la Virgen de la Consolación, precisándose que es la más antigua que hay en Canarias. Muchas imágenes de la antigua iglesia conventual fueron distribuidas especialmente en el siglo XIX en la iglesia matriz de Betancuria y en otros templos de la Isla, así como de Gran Canaria, debido a la aplicación de las leyes desamortizadoras. Hasta entonces, el convento constituyó el mejor exponente del arte religioso de Fuerteventura.
- En 2006 fue el pregonero de las fiestas de la Peña. Tras ese pregón vio la luz el libro La virgen de la Peña. Un pregón en su santuario. En esta publicación asocia la escultura a los talleres flamencos del ‘Maestro de Rímini’. Sin embargo, algunos sectores se siguen refiriendo a ella como la imagen que trajo el conquistador Jean de Béthencourt desde Francia en 1402…
- Creo que es un desatino que se vincule la escultura de la Virgen de la Peña a la que pudo traer Jean de Béthencourt en 1402. Posiblemente no se hayan consultado las últimas publicaciones sobre este interesantísimo tema cuyas tesis han sido confirmadas por acreditados especialistas europeos en trabajos científicos de reconocimiento incontestable. La escultura de alabastro de la Virgen de la Peña fue tallada entre 1430-1440 con base a los ideales estéticos difundidos previamente a través de las obras pictóricas de los primitivos flamencos, en especial de Roger van der Weyden. La Virgen de la Peña no tiene nada que ver con la escultura francesa y mucho menos con la normanda, ya que los lenguajes artísticos difieren sustancialmente.
-¿Es entonces la primera imagen flamenca de Canarias?
- Es, sin lugar a dudas, la primera imagen flamenca que existe en Canarias, realizada en los talleres de Brujas, o tal vez en los de Tournai o Lille, donde existían importantes yacimientos de alabastro. Estos centros artísticos, los más representativos de las décadas de los años 30 y 40 del siglo XV en la producción de esculturas de alabastros, estaban especializados en la producción en serie de pequeñas tallas, también denominadas esculturas de viaje para ser transportadas en cajas de madera bien ajustadas. Por ese motivo, la Virgen de la Peña fue esculpida con una oquedad en su reverso. El ritmo agitado de los drapeados de la Virgen de la Peña lo vincula con los talleres del ‘Maestro de Rímini’. No se trata de un personaje real, sino de una manera de hacer relacionada con la escultura producida en las fechas indicadas y del que proliferaron talleres de esculturas en los centros artísticos mencionados.
- ¿Y cómo llegó la imagen a Fuerteventura?
- Por las fechas indicadas, pudo traerla el conquistador Diego García de Herrera y su mujer Inés de Peraza. En este sentido, habría que anotar que entre 1454-1455, los señores territoriales de Fuerteventura y Lanzarote mejoraron el convento de Betancuria invirtiendo sus caudales al objeto de afirmar sus linajes y de perpetuarlos. De hecho, García de Herrera fue sepultado a los pies del altar mayor de la iglesia conventual de San Francisco. Más remota es la posibilidad de que pudo traerla algún miembro del linaje de los Arias y Saavedra, en tiempos más tardíos.
- El Cabildo ha anunciado una futura excavación en el convento de San Buenaventura, ¿qué le parece la idea?
- En ese conjunto conventual, de tanta importancia para Fuerteventura y el resto de Canarias, es necesario que se lleven a cabo investigaciones de diversa índole, pero siempre bien asesoradas y por especialistas altamente cualificados. Hasta ahora, se han ejecutado intervenciones de escaso rigor científico que han desvirtuado el carácter estructural, arquitectónico y espacial del cenobio.
“Creo que es un desatino que se vincule la escultura de la Virgen de la Peña a la que pudo traer Jean de Béthencourt en 1402. Posiblemente no se hayan consultado las últimas publicaciones sobre este tema”
- Con el proyecto de excavación y restauración ha surgido de nuevo la polémica en torno a si techar o no la iglesia conventual. ¿Cuál es su postura?
- La protección del patrimonio no se justifica en colocar una cubierta a un edificio que ha sido duramente castigado por el hombre. Habría que conservar la estructura del convento. Consolidar sus muros y sus ruinas, que constituyen testimonios irrefutables de nuestra historia. Parece incongruente que a escasos metros del convento, concretamente en la ermita de San Diego, la desidia y el desinterés hayan ocasionado el deterioro del edificio, y está techada. Parece más aconsejable reponer este ejemplo, conservando naturalmente la integridad del edificio, antes que intervenir en un edificio herido. Creo que Betancuria es un territorio muy frágil y en el que habría que excluir las intervenciones que pueden ser agresivas para su paisaje y para su historia. Tenemos ejemplos terroríficos en este sentido, como la construcción del nuevo Ayuntamiento. El mayor atentado producido en la más antigua capital de Canarias.
- Mientras tanto, el museo de arte sacro lleva más de una década cerrado y sus piezas desperdigadas en vitrinas y altares por la iglesia de Betancuria…
- Es un despropósito absoluto. El museo estaba en uno de los edificios más emblemáticos de la arquitectura popular de Canarias, aunque carecía de las infraestructuras necesarias para desempeñar sus funciones museísticas. El paulatino deterioro del edificio ocasionó el desplazamiento de las imágenes al interior de la iglesia parroquial, ubicándolas en vitrinas situadas en el buque de la iglesia. Se hizo con la mejor voluntad, pero eso no es suficiente. El patrimonio nos pertenece y no se puede arbitrar con decisiones personales carentes del necesario consenso. Con la ubicación de las importantes esculturas a los pies de la iglesia, se malogra el sentido litúrgico de un edificio religioso y se adultera el carácter iconográfico del excelente conjunto arquitectónico, aunque también muy dañado en sus indebidas manipulaciones, desde el trajín del desplazamiento de esculturas y pinturas hasta los apaños con materiales groseros en su pavimento.
- ¿Qué otros secretos artísticos aún permanecen escondidos tras los muros de las iglesias majoreras?
- Por supuesto que hay mucho que decir, nunca es suficiente. Lo importante es el cúmulo de noticias que continuamente ofrecen los historiadores. Con referencia a Fuerteventura, me ocupo, entre otros temas, del estudio de una excelente escultura localizada en la iglesia parroquial de La Oliva. Es una talla en madera, posiblemente del periodo comprendido entre 1530 y 1550, con referencias formales del norte de Europa, de los antiguos Países Bajos septentrionales, aunque también podría tratarse de una escultura hecha en España bajo el influjo de aquellos modelos. En breve, procederemos en los laboratorios de la Universidad de Lovaina a los análisis técnicos para determinar, a través del carbono 14 y de otras pruebas, el origen y antigüedad de la madera utilizada.
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