“Los mensajes populistas que generan una percepción de miedo para hacernos elegir entre seguridad y libertad son intolerables”
Juan Carlos Lorenzo, coordinador de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Canarias
Un verso de Elvira Sastre escrito en el asfalto dice: “Mi única bandera es una puerta abierta”. La sociedad incrementa su sensibilidad y comprensión hacia las personas obligadas a migrar y estos sentimientos tiran de la agenda política. Así lo atestigua la concesión del Premio Canarias 2019 en la categoría de acciones altruistas y solidarias a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Canarias, tras más de tres décadas de trabajo en las Islas.
-El recién concedido Premio Canarias 2019 a la labor altruista y solidaria, ¿supone un respaldo a un intenso trabajo no demasiado reconocido por la sociedad de las Islas?
-Sin duda. Todo reconocimiento que visibilice la causa de las personas refugiadas y solicitantes de protección internacional supone poner de manifiesto una causa que merece ser protegida, defendida y garantizada con el acceso a derechos y a igualdad de oportunidades. Nos satisface y enorgullece recibir el Premio Canarias 2019 porque refleja un buen hacer dilatado en el tiempo, que pretende ser honesto, técnicamente óptimo y con impacto social positivo. Y no solo para los proyectos de vida de las personas que son sujetos de nuestro trabajo sino porque contribuye a concienciar de nuestra responsabilidad como país de acogida y asilo de las personas que buscan un lugar seguro entre nosotros. Por otra parte, la canaria es una sociedad permeable, solidaria, preocupada por el bienestar de su gente y de aquellos que vienen a contribuir a nuestro desarrollo. Aun así, debemos explicar muy bien la realidad migratoria porque lo que no se comprende no genera empatía.
-El propósito inicial de CEAR de defensa del derecho de asilo ha quedado desbordado por la promoción de políticas migratorias integradoras y la atención a las personas extranjeras...
-Si bien CEAR lleva trabajando cuatro décadas en defensa de los derechos de las personas refugiadas, que son en realidad las cuatro décadas del asilo en España, -alrededor de treinta y dos años en Canarias- no podemos obviar la realidad de las personas extracomunitarias que forman una parte principal del fenómeno migratorio. Entendemos la realidad migratoria como un contexto poliédrico en el que las personas extranjeras, se encuentren o no en el marco del asilo, son sujetos iguales de derechos. Y afrontamos con la misma intensidad los procesos de acogida e integración a través de programas de actuación específicos.
-¿Responden las administraciones públicas con solvencia y responsabilidad al creciente fenómeno migratorio?
-No lo suficiente. Estamos inmersos en una óptica de gestión de la realidad migratoria en la que las medidas de política de Interior están muy por encima de las actuaciones en materia de bienestar social. Echamos de menos una línea estratégica de actuación coherente y estable. No reclamamos nada más que lo que es nuestra responsabilidad dimanada de las leyes y los pactos internacionales. Desde CEAR, ponemos el acento en demandar un sistema de acogida e integración flexible y sostenible, un marco de protección social que sea garantista de derechos.
-Respecto a las cifras de llegada a Canarias, ¿son alarmantes respecto a la capacidad de respuesta pública o se gestionan dentro de la normalidad?
-No lo son, a pesar del aumento de personas que llegan a Canarias en los últimos años. Hemos pasado de 425 personas llegadas a las costas canarias en 2017 a 1.307 en 2018, dentro de un contexto en el que España se ha convertido en la principal entrada de personas por las costas de Europa. Aun así, la tendencia vista con perspectiva es que cada vez llegan menos personas a la Unión Europea porque hacemos ingentes esfuerzos por mantenerlas lejos, sin importarnos demasiado qué les sucede ni el porqué de su desplazamiento forzado; nos basta con que otros países sospechosos de vulnerar derechos humanos se hagan cargo de ellas a cambio de dinero, pagando por ello un alto precio. Podemos y tenemos capacidad para gestionar con responsabilidad y normalidad los procesos de acogida e integración de las personas que llegan, también con las dificultades que surjan en un momento dado. Pero para ello tenemos que poner encima de la mesa tres premisas: voluntad política, capacidad de trabajar conjunta y colaborativamente y puesta a disposición de los recursos públicos necesarios para que nuestra actuación sea efectiva. En ello estamos.
“Estamos inmersos en una óptica de gestión de la realidad migratoria en la que las medidas de política de Interior están muy por encima de las actuaciones en materia de bienestar social”
-¿Qué valoración hace de la instrumentalización electoralista del discurso sobre los desplazamientos forzados?
-Debemos evitar que la incertidumbre política y los intereses vinculados a la captación de votos afecten a la agenda de asilo y a las personas migrantes y refugiadas; y al mismo tiempo, prevenir y combatir su criminalización en el discurso político más aún en el momento actual de las próximas elecciones europeas, estatales, autonómicas y locales. Los partidos políticos y las personas que ejercen acción de gobierno deberían sustraer la migración de la brega electoralista: son responsables de desarrollar posicionamientos sólidos, respetuosos con la legislación vigente y con los derechos humanos, que no contribuyan a alimentar una opinión pública emocional sino una opinión pública real basada en datos y en argumentaciones sensatas. Los mensajes populistas y simplistas, que pretenden contribuir a sociedades exclusivas y excluyentes, generan una percepción de miedo que puede hacernos elegir la seguridad frente al ejercicio de libertades. Esto es intolerable y, por ello, tenemos que ser contundentes con nuestras respuestas y decir alto y claro que no estamos dispuestos a legitimar procesos de competencia hacia las personas de los colectivos más frágiles y vulnerables de nuestra sociedad.
-Recientemente, un político de primera fila ha defendido la protección temporal a las mujeres migrantes que entreguen a sus hijos en adopción y la reacción de rechazo no se ha hecho esperar. ¿Va la ciudadanía española por delante de la legislación en sensibilidad y compromiso con la justicia social?
-Lamentamos las manifestaciones, a nuestro juicio equivocadas, que conjugan elementos como maternidad, inmigración y recursos económicos, una alineación perversa y mezquina. Estamos convencidos de que los ciudadanos y ciudadanas de este país impulsan y generan cambios y manifiestan a nuestros gobernantes que hay límites que no se pueden traspasar.
-¿Qué papel juega la cultura como herramienta de integración y de concienciación sobre los caudales de la diversidad?
-Un papel fundamental. Entender y gestionar adecuadamente la realidad intercultural de nuestro país, con innumerables influencias de muchos pueblos, es construir una sociedad inclusiva y diversa. Por ello, el diseño e implementación efectiva de planes de integración, convivencia, igualdad y no discriminación en todos los niveles desde un enfoque de comunidad es uno de nuestros retos prioritarios como sociedad.
Comentarios
1 Andres Tiscamanita Dom, 21/04/2019 - 11:06
2 jornalero en paro Dom, 21/04/2019 - 14:55
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