“Los buenos zoos son necesarios y vitales para las especies en peligro de extinción”
Guacimara Cabrera, directora de Comunicación de Oasis Park Fuerteventura
-¿Son realmente necesarios los zoos?
-Somos vitales para mantener vivas ciertas especies y promover la conservación. Hay programas de reproducción dentro de los zoológicos donde a menudo intercambiamos animales con otros zoos y centros de conservación científica de distintos países, para mantener la diversidad genética y ayudar a propagar la especie. Damos al público la oportunidad de aprender sobre muchos animales, de los que probablemente ni siquiera tendrían la oportunidad de conocer su existencia, sobre cuáles son las principales amenazas para estas especies y qué pueden hacer para ayudar a mantenerlas. Está demostrado que estar cerca de un animal tiene un efecto mucho mayor en las personas que ver una imagen. Hace que formen una conexión con ese animal y lo respeten más. Los problemas actuales como el tráfico ilegal de especies, y los futuros, como el cambio climático, el calentamiento global y los cambios en el nivel del mar, pueden tener efectos dramáticos en la vida silvestre, y es probable que nos cueste predecir qué especie podría estar en mayor riesgo. Podemos decir que somos los centinelas, junto a la comunidad científica, de la vida silvestre. Nuestra existencia es vital para todas aquellas especies que están en riesgo de extinción. Muchos animales se encuentran en peligro en su estado salvaje y pueden desaparecer muy pronto de la vida en la naturaleza. Hay animales que se han extinguido en la naturaleza, como el Órix Cimitarra, y solo sobreviven debido a que las poblaciones continúan en cautividad en los zoos. Incluso aquellas personas que critican los zoos a menudo reconocen este papel es fundamental, y que es mejor gracias a nuestra ayuda el tener especies protegidas en un lugar seguro que perderlas del mundo para siempre. Hablemos de un ejemplo muy cercano: en Oasis Park Fuerteventura vive una familia de lémures de cola anillada de Madagascar, de los que algunos provienen del rescate y otros de recuperación. Se reproducen bien en cautividad y el público los aprecia, formando así grandes familias en diversos centros, de distintos países, y convirtiéndolos en un animal muy común en los zoos. Sin embargo a pesar del gran número de grupos que existen en cautividad, están bajo una grave amenaza en la naturaleza. Recientes estudios indican que más del 95% de las poblaciones silvestres se han perdido desde el 2000. Esto es alarmante y también significa que los individuos restantes están en riesgo. Un año malo para la reproducción de esta especie, o una simple enfermedad, podría acabar con los que quedan en su hábitat natural, y las poblaciones pequeñas serán vulnerables a la endogamia, por lo que incluso una sola pérdida se puede sentir profundamente, llegando a la extinción en la vida salvaje de esta especie. Es entonces cuando los zoos tendríamos que reintroducir nuestras familias de genética pura criadas en cautividad para volver a repoblar esa especie donde dejó de existir. Esto es lo que hemos tenido que hacer con la Gacela de Cuvier en Túnez, pero nada de esto es posible si las leyes no les protegen, porque volveríamos nuevamente al mismo punto de extinción. Y yo me pregunto, sabiendo esto, yo creo que la pregunta correcta es: ¿qué pasaría si no existiesen los zoos?
“Los zoos modernos del siglo XXI hemos sido creados para resolver el problema del tráfico ilegal de especies y la destrucción de los hábitats”, destaca Guacimara Cabrera, directora de Comunicación de Oasis Park Fuerteventura
-¿Como zoo, cogen animales de la naturaleza?
-Todos nuestros animales han nacido en otros zoos o incluso en éste, no conocen la vida salvaje. Los buenos zoos no toman animales de la naturaleza, esto es ilegal, salvo aquellos casos en lo que una especie esté muy reducida y necesite de nuestra ayuda para poder reproducirla con seguridad, sin peligros, para evitar su extinción en el medio al no tener protección alguna. Otro ejemplo de ello es el del elefante africano, una especie de la que mueren 30.000 ejemplares al año, víctimas del tráfico de marfil, y que ahora se encuentra en Oasis Park dentro de uno de nuestros programas de conservación. También recibimos animales rescatados que son jóvenes, enfermos o están lesionados, que llegan de la mano de los agentes de medio ambiente, para su rehabilitación en nuestra clínica y su posterior suelta a la vida silvestre, como es el caso de las aves autóctonas de Fuerteventura. Solamente en 2019 más de 100 aves han pasado por nuestro centro, que han sido tratadas para su posterior liberación, o animales que han sido incautados por las autoridades CITES, que han llegado a las islas por tráfico ilegal de especies. Nuestro cometido es recuperarlos y encontrar un nuevo hogar donde habite su misma especie y sean plenamente felices. Es una enorme responsabilidad que asumimos sin ningún tipo de coste para las instituciones competentes en esta materia.
-¿Son mejores los santuarios, centros de rescate o parques de vida salvaje?
-La verdad es que todo es lo mismo, es una cuestión del concepto en sí. Todos tienen animales mantenidos en cautividad con un propósito, todos tienen barreras para evitar las fugas, sean de piedra, cristal o madera, pero todo son límites, lo único que cambia es el nombre, pero todos son exactamente lo mismo, y tienen objetivos comunes. Uno de los comentarios más ignorantes que se suelen leer es “que los quiten del zoo y los liberen en un santuario”, es decir que los pasen de un recinto a otro. Hay una gran cantidad de casas, refugios o centros ilegales sin ningún criterio científico o conservacionista, como también los hay buenos. Albergan animales como tigres u otras especies. Lo peor es que permiten reproducciones entre los animales del centro, animales con diferencias genéticas, provocando en sí una alteración de la especie, sin ningún estudio, ya que no pertenecen a programas oficiales de cría para su conservación, y esto es lo mismo que un zoológico malo. Si tuviera que decir un ejemplo de buen santuario, fundación o centro de rescate, hablaría de Fundación Mona en Girona, App Primadomus o SOS Primates, entre muchos otros. Al igual que nosotros, aportan soluciones al bienestar animal, rescatan y rehabilitan animales, a la vez que promueven un cambio social y legislativo más respetuoso con los animales salvajes. Los anti-zoológicos usan y manipulan la palabra “santuario”, puesto que son un zoo pero con otro nombre, donde habitan animales en cautividad, se les protege y se les da un hogar, igual que en los zoos.
“Con el mundo enfrentado a su sexta extinción, se necesitan más que nunca los esfuerzos de conservación proporcionados por la comunidad de zoológicos y acuarios, así como los centros de rescate”
-¿Son seguras las instalaciones de Oasis Park Fuerteventura?
-Los zoológicos son tan seguros como los hagas. Los accidentes ocurren como en todas las industrias, pero son muy raros. Damos una prioridad muy alta a la seguridad del personal, visitantes y especialmente a los animales. Los accidentes usualmente solo ocurren cuando los visitantes o el personal hacen algo mal, como subir a un recinto de animales, sobrepasar una barrera de seguridad incumpliendo las normas o incumplir un protocolo. Esto no es diferente a meterse delante de un coche mientras está en marcha. No lo hagas y estarás bien, respeta las normas de seguridad y todo estará bien. Es muy rara la ocasión que ante la fuga de un animal éste trate de morder a nadie. Normalmente están desorientados y asustados, y en segundos pierden la seguridad y la familiaridad de su recinto. En este caso debes de alejarte tranquilamente y dejar que actúe el protocolo de seguridad. En Oasis Park Fuerteventura realizamos simulacros de seguridad cada año, además de formación de prevención en casos de fuga, que cada dos meses es impartida a todo el personal que forma la compañía.
-¿Obligan a los animales a hacer malabares?
-Bajo ningún concepto. Esto pertenece a las casas de fieras y hablamos de 1975. En los zoos modernos no obligamos a un animal a hacer nada que vaya contra su naturaleza. Los circos enseñan a los animales a hacer trucos. Los zoológicos enseñan a los animales a ejercitar sus cuerpos. Principalmente esto es para el beneficio de los animales, para desarrollar su habilidad y su inteligencia, mientras interactuamos con ellos, porque ellos también lo necesitan. Hay que pensar que los animales en los zoológicos no tienen la libertad de vagar que tienen los animales salvajes, pero tienen muchos enriquecimientos que de otra manera no tendrían. También están protegidos de depredadores y cazadores furtivos. Viven vidas mucho más largas. Los animales no son sacados de sus entornos naturales, son rescatados o nacen ya en cautiverio, por lo que, en muchos casos, ni siquiera estarían vivos si no fuera por los programas de cría de los zoos. La función de centros como Oasis Park Fuerteventura es más educacional, mostrando al público la conducta natural de la especie, que de entretenimiento.
“Los críticos de los zoos siempre existirán. Muchos abogan por la eliminación gradual de los zoológicos, sin ofrecer ninguna sugerencia sobre qué hacer con los animales sin hogar. Incluso desaprueban su papel en la educación”
-¿Son un centro de explotación y crueldad animal?
-No puede ser más incoherente y sin sentido decir semejante disparate. El buen zoológico moderno es un lugar ideal para la naturaleza. Se tiene mucho nivel y esmero para garantizar que los animales estén en las mejores condiciones y lo más cómodos posible. En general, el personal profesional que se ocupa del mantenimiento del zoo, y aquellos que cuidan a los animales, se preocupa más por su labor de cuidado que por las críticas que hacen los que condenan a los zoológicos y que, en realidad, no tienen conocimiento sobre ellos como lo tienen los profesionales, ni tampoco de los animales. Lo que realmente deberíamos tener en cuenta es la opinión de los expertos preparados y experimentados, que cada día trabajan con animales, como son los veterinarios, biólogos, etólogos, etc… que trabajan en el cuidado y conservación de especies en zoos como el nuestro. La crueldad y explotación son conceptos inexistentes dentro de nuestras puertas y totalmente rechazados, porque luchamos día a día por ayudar a seres que vienen a nuestra casa siendo rescatados para buscar un mejor futuro.
-¿Cómo se define?
-Soy “prozoológico” y soy anti de los “anti-zoos”. Tengo excelentes amigos activistas, científicos, conservadores, educadores, etólogos y animalistas de corazón, que respeto y admiro, con los que compartimos muchos puntos de vista y con quienes trabajamos, mano a mano, sin ser juzgados, sino más bien admirados por nuestra labor y trabajo diario. ¿Por qué? Porque tenemos algo hermoso que nos une, la pasión por querer cuidar, proteger y mostrar la naturaleza con admiración y respeto. Pero también tenemos la experiencia y formación necesaria para saber cuál es la realidad a nivel global de cada una de las especies, que protegemos en su estado salvaje, donde muchas de ellas cada día son robadas o asesinadas para el comercio y consumo humano. Esto es más que suficiente para poder entendernos y darnos la mano para seguir luchando con empatía en la búsqueda de un cambio. Necesitamos zoológicos, pero buenos zoológicos que no tapen la gran labor de esta comunidad científica y conservadora, a la que pertenecemos muchos buenos zoos y acuarios dignos de mencionar.
-¿La educación en los zoos es una excusa?
-Los docentes saben que no hay mejor educación que aquella que tenga conexiones afectivas, y ver animales en directo ayuda mucho a la conservación. Es difícil que alguien se preocupe por el estado de un animal que nunca ha visto. Incluso una representación cinematográfica bidimensional de un animal no tiene en absoluto el mismo efecto que ver a uno en directo, escucharlo, olerlo e incluso sentirlo. La respuesta habitual a una visita real, ya sea en un zoológico o en la naturaleza, es emocional.