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“El proyecto de la Casa de los Coroneles debe asumirlo un equipo multidisciplinar”

Valentín Barroso, arqueólogo

María Valerón 0 COMENTARIOS 20/07/2025 - 07:42

Ni se trataba de un ejemplo de arquitectura militar, ni tenía originariamente torres o caballerizas. Valentín Barroso Cruz, arqueólogo, gestor de patrimonio y director de Arqueocanaria, conocida empresa dedicada a la arqueología, la musealización y la gestión de distintos espacios patrimoniales del Archipiélago, ha presentado recientemente en Fuerteventura las conclusiones de su investigación en torno a la Casa de los Coroneles, unos estudios que inició en el año 2018 por encargo de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias y que desmontaron muchas de las creencias que se habían afianzado en torno a la edificación.

Los resultados, que el experto hizo públicos en una conferencia en el Archivo Insular del Cabildo de Fuerteventura, dentro del ciclo Encuentros con el Patrimonio, reflejan no solo la evolución en los usos de este emblemático inmueble, sino también la importante desinformación que habían generado sucesivas obras dentro de la Casa, por falta de documentación específica sobre los trabajos (tanto por parte de los propietarios originales, como en campañas de reforma por parte de la administración pública).

El experto, que ya había presentado en 2019 sus conclusiones junto con una propuesta de musealización, en una reunión con vecinos y vecinas de La Oliva en Raíz del Pueblo, señaló como falsas muchas de las características atribuidas a la Casa hasta la fecha y apuntó como causante principal de esta confusión la falta reiterada de expertos o expertas en arqueología, historia del arte o restauración en los procesos de intervención arquitectónica del inmueble del siglo XVIII. “Por eso siempre hablo de que lo que se ha realizado hasta ahora en la casa no puede considerarse restauraciones en sentido estricto, sino arreglos u obras varias”, puntualiza.

La casa, cerrada con carácter temporal en 2022 para la reparación de humedades y algunas grietas, fue clausurada por emergencia unos meses después, tras valorar como estructurales las patologías que afectaban al Bien de Interés Cultural. El ejecutivo autonómico explica a este periódico que en la actualidad, tras finalizar las obras de emergencia que evitaron el peligro de derrumbe en la edificación, la corporación cuenta con un proyecto redactado para intervenir por completo la casa (en particular, modificando el sistema de redes, por donde se detecta una entrada continuada de humedades) de cara a realizar mantenimiento completo y prevenir la reaparición de las patologías que la llevaron a las obras de emergencia. La salida a licitación de estas nuevas obras se mantiene a la espera de la adquisición de crédito de los fondos 

-El estudio que realiza en 2018 da como resultado un buen número de sorpresas sobre las características del inmueble. ¿Cuáles son los principales hallazgos de la investigación?

-Hay varias conclusiones. Primero, que la casa se fue construyendo a lo largo de los siglos y se van sumando obras. La casa no fue originalmente lo que vemos hoy día. Cuando se construyó, la fachada no era la actual: primero fue el lado izquierdo, un espacio alargado con una portada, posteriormente otro de los coroneles hizo la fachada que vemos ahora y la cerró hacia atrás por el lado derecho. Un tercer coronel la cierra por atrás. Segundo, que la marquesa (María de las Nieves Manrique, hija del último coronel y última habitante de la casa) hizo varios cambios de importancia y la casa que vemos hoy es, en realidad, la casa que generó la marquesa. Eso en cuanto a la casa, a grandes rasgos. La otra conclusión que sale de este estudio es que se ha perdido mucha información por cómo se han hecho los trabajos en la casa, sin documentarlos siguiendo criterios arqueológicos.

-Dice que la casa que vemos hoy es la que generó la marquesa. ¿En qué sentido? ¿Fueron cambios de gran envergadura?

-Yo digo que la marquesa creó un escenario. Pensemos que ella regresa a la casa después de haber estado en la península, donde el romanticismo e historicismo imperante en la cultura europea en el XIX, está propiciando la construcción de nuevos edificios con aspecto de castillos o palacios del pasado, es decir recreando escenografías historicistas del pasado. Eso trata de hacer ella al volver. Primero, fue ella quien inventó las torres: las torres que ahora vemos, son un postizo. En las dos esquinas, en las azoteas, levantó muros de un metro de altura, hizo las almenas, pintó líneas verticales para acentuar la verticalidad y lo hizo parecer una torre. Añadió falsos balcones, porque consideró que no había suficientes para conseguir simetría y ritmo: se ven seis, pero hay dos que no tienen aberturas hacia la sala superior, son simplemente la estructura de madera. Lo mismo ocurre con las dependencias del gran espacio rectangular delimitado perimetralmente con una tapia a la derecha de la casa: siempre pensaron que eran caballerizas, pero no (tenían uno o dos caballos). Lo que se ve son los restos del jardín que se construyó la marquesa siguiendo la moda del momento. Sin embargo, si buscas información leerás de la casa: “Máximo ejemplo de arquitectura militar”. ¡Nada que ver! No es ninguna fortaleza. ¿Qué fortaleza conoces que tenga ventanas y balcones a la calle, para que el enemigo pueda entrar por cualquier ventana de la fachada? No es un edificio militar, es un edificio de una familia pudiente, pero no un cuartel. En realidad lo que vemos con todos estos cambios es el paso del tiempo, cómo la gente adapta las edificaciones a los nuevos usos.

Situación actual de la Casa de los Coroneles, en La Oliva.

-¿Concluyeron también nuevos usos en otras infraestructuras, u otros hallazgos que modifiquen los usos que se pensaba hasta ahora?

-Por ejemplo, las casas de los sirvientes. Habrás oído siempre hablar de la Casa de los Coroneles y en el entorno, las ruinas como las casas de los sirvientes y los mayordomos. Pero, de nuevo, nada que ver: esas son las más antiguas de todas las casas y eran en las que vivían, probablemente, los primeros coroneles. Esas ruinas, al observarlas más detenidamente, con aquellos techos de madera con unos artesanados labrados, con esas ventanas talladas, con esos vanos de puertas tallados en cantería... Esto no pueden ser casas para sirvientes. Eran casas de los siglos XVI y XVII, viviendas antiguas donde probablemente vivieron los coroneles antes de construir la Casa.

“El estudio concluye que la marquesa realizó cambios estéticos en la Casa”

-Comenta que las sucesivas obras en la edificación, y la falta de documentación, dificultan mucho la investigación. ¿Cómo se dieron estos hallazgos? ¿Por qué han tardado en darse?

-La investigación dio resultados actuando como arqueólogos sobre la propia casa y las ruinas colindantes, dibujando cada una de las dependencias, los espacios interiores, analizando cada pared y anotando pistas (restos, marcas que hacen ver que había algo que sujetaba...). Fue importante también el estudio de bibliografía, en especial el relato de los viajeros que pasaron por allí. Importantísimo el de Olivia Stone, por ejemplo, que describe con detalle La Oliva y apunta a una “casa de grandes balcones y tejados puntiagudos”. Habla en 1884 de tejados puntiagudos y no de dos torres, lo que nos confirma que fue María de las Nieves quien las construyó. El dibujo y análisis de todos los procesos pudimos hacerlo a partir de fotografías de la última obra que se había hecho (el contratista me dejó material fotográfico). Pude ver imágenes de cuando quitaron todos los enfoscados de las paredes, cuando abrieron, levantaron los pisos, etc. lo que nos permitió hacer un trabajo de arqueología con el material gráfico manejado. Me hubiese gustado en 1994, cuando se desmontó la Casa, haber podido hacer ese trabajo de lectura de paramentos, los techos, los pisos, coger muestras, madera... Nada de eso se hizo. Ese fue un error grande que se manifiesta en soluciones erróneas aplicadas en los arreglos de la casa, que no restauraciones.

-¿Qué consecuencias ve en la casa fruto de no haber hecho ese estudio de forma paralela?

-Lo decimos también en el proyecto. En la casa se hicieron muchas cosas erróneas: un tejado a tres aguas que se transformó a dos aguas, por ejemplo. O el patio, convertido en un patio de cantería de Arucas, cuando el original ocupaba todo el espacio central, debajo del corredor, con tierra, una pajarera en medio, dos aljibes, mucha vegetación... Yo diría que hay que levantar ese patio, quitar todo lo que se ha puesto y una vez que se ha quitado, hacer excavaciones arqueológicas. ¡Cuánto material arqueológico puede haber ahí enterrado que se ha sepultado...! Lo peor de todo es que ves la casa hoy día y crees que esa edificación ha sido así trescientos años y no. Se está falseando la historia, la realidad de la casa. No se puede intervenir un inmueble de este valor, de estas características, sin un historiador de arte, historiador, arqueólogo, restauradores etc.  Los arquitectos arreglaron la casa pero no la restauraron por no tener esa documentación histórica que tenían que haber tenido: antes de iniciar una obra de estas características hay que sentarse en una mesa y sala por sala, habitación por habitación, valorar con un equipo multidisciplinar la problemática, filosofía y acciones a realizar para ese espacio o elemento de la casa. Lo peor es que se continúa cometiendo el mismo error.

“No se debe tocar ni una sola pared de la Casa sin la supervisión de un equipo experto”

-¿Cómo deberían ejecutarse, en su opinión, los trabajos para garantizar la seguridad del patrimonio?

-Un proyecto de estas características debe ser un equipo multidisciplinar quien lo lleve, quien piense en lo que se tiene que hacer, porque a nivel arquitectónico puede considerarse muy buena una solución, pero un historiador o historiadora podría valorar que con esa solución se desvirtúan características arquitectónicas históricas importantes, por ejemplo. Por otro lado, hasta ahora se ha perdido mucha información por cómo se han hecho los trabajos en la casa, y creo que hay muchos elementos que se han cambiado de forma arbitraria y que habría que intentar volver a recuperar: ese patio, convertirse en el que fue, cada habitación una a una observar en qué se han convertido después de las aportaciones de los distintos arquitectos y recuperar la forma que la casa tuvo, por lo menos hasta el momento que la vivió la última persona que vivió allí, que fue la marquesa. Lo que no se puede permitir es que se intervenga, se toque una sola pared de la casa, sin que haya todo un equipo detrás que esté estudiando y analizando lo que fue, el problema y lo que se va a hacer.

-¿Estamos a tiempo?

-Claro, estamos a tiempo. Solo se trata de poner cabeza y tener los pies en el suelo para hacer las cosas bien, como ya hace tiempo que se debería estar haciendo y no cometiendo los errores del pasado. Hay respuestas que nunca tendremos porque los datos desaparecieron en la intervención de 1992, pero lo que no podemos es hacer obras en la actualidad y seguir eliminando esos datos e información arqueológica que nos permitirán al menos entender de una mejor manera la Casa de los Coroneles o de La Marquesa, como la llama la gente mayor de La Oliva.

El Gobierno apunta a la presencia de especialistas

El viceconsejero de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, Horacio Umpiérrez, señala que hasta la fecha las obras de excavación realizadas en el inmueble contaron con presencia de un arqueólogo: “Lo obliga la ley y lo obliga la Comisión de Patrimonio. Siempre ha estado como condición la presencia continuada de un arqueólogo especializado que pudiera ir informando. Y lo tiene que haber en la siguiente parte de la obra también”, apunta.

Umpiérrez indica, por otro lado, que la normativa no especifica el profesional concreto que debe ser tomado en consideración en las distintas obras: “Son las comisiones de patrimonio las que, dependiendo de los asuntos, entienden que debe haber presencia de un especialista u otro. En este caso, fue la Comisión la que, valorando el proyecto, entendió que debía haber un arqueólogo y se incorporó”. En relación a las próximas obras, el alto cargo defiende la garantía del proceso, desde el trabajo “cuidadoso” del custodio del bien (en este caso el Gobierno de Canarias) hasta la supervisión posterior: “La Comisión valora más allá si entiende que lo que se está poniendo sobre la mesa en la propuesta inicial es insuficiente”, apunta.

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