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El Gabinete Numismático de Canarias rinde homenaje al escultor Emiliano Hernández

Es mayormente conocido por la colosal obra ubicada en el mirador de Betancuria: “Guise y Ayose”

Diario de Fuerteventura 0 COMENTARIOS 16/10/2024 - 19:39

El Gabinete Numismático de Canarias, a través de su representante Eduardo Almenara Rosales, homenajeó en la mañana del viernes al escultor canario Emiliano Hernández García. En el acto le fue entregada la medalla “Islas Canarias”, acuñada por la FNMT. Esta fue diseñada sesenta y siete años atrás por el propio escultor cuando estudiaba en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid.

El autor tiene una extensa obra escultórica repartida en diferentes partes del mundo. No obstante, en Canarias es mayormente conocido por la colosal obra ubicada en el mirador de Betancuria: “Guise y Ayose”. Se trata de dos esculturas de 4,5 metros que representan a los antiguos reyes de la isla.

El encuentro con Emiliano Hernández que tuvo lugar en el hall del Parque Tecnológico de Fuerteventura fue emotivo y cordial. Se mostró el escultor muy cercano y amable en todo momento, en compañía de su hijo Alfredo y su nuera Luci. A sus noventa y un años muestra un paso firme y una mirada enormemente expresiva. Sus manos conservan una fuerza y un pulso dignos de un formidable artista. En la oficina, su hijo muestra imágenes de su labor. Entre todas destaca cómo se las ingenió para realizar las enormes esculturas de Guise y Ayose en el pequeño patio rectangular de su casa. Con un andamio central y las imágenes a cada lado sobre una plataforma giratoria, Emiliano se encaramaba a aquellos hierros para dar forma a las impresionantes figuras. Alfredo recuerda cómo veía a su padre, con 70 años cumplidos, ayudado con un mecanismo de poleas, balanceándose como si de un trapecista se tratase. El escultor interviene con alguna de sus bromas y brinda un momento de distensión en la solemnidad del acto.

Se comenzó a hablar sobre la medalla “Canarias”. En el anverso destaca el rostro de una mujer con pañuelo y nos concreta que se trata de una tomatera. La acompañan elementos alusivos a las islas: un drago, el Teide, una palmera, un tomate y plátanos. En el reverso las siete islas, representadas por rosas, sobre las ondas del mar.

En el acto de entrega de la medalla, Emiliano recoge en sus manos aquel disco de cobre grabado y todos los recuerdos de más de sesenta años parecen volver a su cabeza. La emoción se desata y llegan los apretones de mano y los abrazos. Comenta sorprendido el gran tamaño, el peso, y los destacados relieves. Al ver el reverso con las siete rosas, dice: “falta La Graciosa”.

Emiliano nació en la villa de Teguise, en una familia de agricultores. Su vocación se inicia desde la más tierna infancia; siempre le había fascinado el dibujo. Con tan solo doce años recorría en burro los 12 kilómetros que separan Teguise de Arrecife, para recibir clases de su maestro: César Manrique. Tenía claro desde muy joven que esa era su vocación.

Interrumpen en un momento para preguntarle qué opinaba su padre. A lo que responde con una frase lapidaria que quedó grabada en su cabeza: “Me decía, “¡Milo! Con eso te vas a morir de hambre”, y arranca una sonrisa a todos los presentes.

En 1953 se traslada a Tenerife a estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife y al año siguiente viajaría a Madrid para terminar su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Muestra con orgulloso su magnífico expediente académico.

En 1960 cruzó el Atlántico y se estableció en Colombia. Tras más de media vida de dedicación escultórica en diversas partes del continente americano, regresa a Fuerteventura en 1999, donde ha realizado toda su trayectoria hasta la fecha. Actualmente, vive en Puerto del Rosario y alterna su vida entre el paseo y la charla con sus vecinos y las visitas a su taller, en la planta baja de su casa, para poner en orden sus herramientas y repasar alguna escultura.  

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