La bola canaria un deporte que llegó a las Islas con los primeros colonizadores
La primera referencia es de la primera mitad del siglo XVI
La bola canaria es una manifestación más del grupo de juegos de la familia del juego de las bochas; es decir, este grupo lúdico pertenece a los juegos de lanzamiento de bolas con el objetivo de aproximarse lo más posible a una bolita, boliche, miche o mingue, con el mayor número de bolas disponible del propio equipo, en enfrentamiento directo contra otro equipo que intenta, a su vez, alcanzar el mismo objetivo.
El origen del juego parece estar relacionado con acciones de adivinación, encontrándonos con ejemplos en las culturas egipcia (5.200 años a.C.), griega y romana. El juego de la bola debió llegar a las Islas Canarias con los primeros colonizadores, porque, como ocurría con la Pelotamano, estamos refiriéndonos a una práctica con una amplia difusión durante el siglo XV en sus lugares de origen.
La primera referencia conocida relacionada con el juego de la bola es de la primera mitad del siglo XVI. “En el 20 de abril de 1539, estando en la Plaça de los Remedios de esta ciudad, e por ante mí Juan López de Açosta, esc. Mayor del Conçejo, Lope de Díaz, pregonero público del Conçejo, apregonó la ordenança del juego de la bola, que de suso se haze mençión, en haz de muchas personas que ende se hallaron”. Acuerdos del Cabildo de Tenerife. Pregón de la ordenanza de las armas en el juego de la bola.
La bola tradicional se practicaba en el tiempo libre y tras la salida de la misa dominical, de forma ocasional y como ocupación del tiempo libre. Las bolas son de madera de dos tipos, unas grandes para “brochar” o “abrochar” y otras pequeñas para el “arrime”. Las bolas de cada equipo se diferencian con pequeñas incisiones o clavándoles una chincheta. Las bolas se hacen de maderas duras como moral, palo blanco o eucalipto. También se han utilizado bolas de piedra.
Tradicionalmente los campos de bola no tenían límites, siendo suficiente que fuera más o menos llano y limpio; pudiéndose jugar por todo el terreno. En ocasiones se acotaba, principalmente los fondos, para evitar tener que ir a buscar las bolas lejos y controlar la ventaja de algún jugador en los tiros largos.
La bola canaria en la actualidad
En la actualidad, la bola se practica en todas las Islas, y se pueden diferenciar matices entre la bola tradicional y la bola como deporte incluida en la Federación de Bola Canaria y Petanca desde 1992 y regida por un reglamento que surge de la combinación de las normativas utilizadas para la práctica de la bola tradicional, la bola criolla, las bochas y la petanca.
El terreno de juego es un rectángulo de 18 metros de largo, como mínimo, y 25 metros como máximo, con una anchura mínima de 3'5 metros, y máxima de 6 metros. La superficie del espacio de actuación debe ser llana, compuesta por una capa de tierra, arena, jable o cualquier otro similar.
El espesor de dicha capa no deberá exceder de 8 mm. Las bolas son de material de pasta homologada por la Federación Canaria. 24 en total, 12 para cada equipo. Los colores recomendados son verde y rojo, todas del mismo color para cada equipo. Sus características son: diámetro mínimo 90mm. y máximo 120 mm., y peso mínimo 1.000 gramos y máximo 1.200 gramos. El boliche será metálico y con un diámetro comprendido entre 35 y 45 mm. y un peso comprendido entre 50 y 500 gramos.
Si se analiza el desarrollo práctico del juego, la bola canaria es un juego motor de lanzamiento de precisión, perteneciente a la familia de las bochas, que consiste en lanzar un determinado número de bolas en dirección a otra bolita, denominada boliche, mingue o miche, con la intención de colocar lo más cerca posible del referido boliche el mayor número de las bolas del equipo propio que se pueda, alejando las del equipo adversario. El hecho puntuable es, por tanto, el situar las bolas propias más cerca del boliche que las del contrario.
Se obtiene un punto por cada bola participantes son dos equipos de cuatro jugadores y dos suplentes cada uno. Cada equipo tiene 12 bolas, tres para cada jugador. Esta es la modalidad más usada, si bien es posible otras composiciones tales como las siguientes: dos jugadores con cuatro bolas cada uno, tres jugadores con tres bolas cada uno, cinco jugadores con dos bolas cada uno, y desafíos individuales con cinco bolas cada uno.
Las principales técnicas o gestualidades son: lanzar el boliche, arrimar (acercar la bola que se lanza al miche u otra bola) y bochar (lanzar la bola con la intención de golpear una bola o al miche). El desarrollo de la partida consiste en sumar puntos, que estarán definidos en función del número de bolas más próximas al boliche, que da lugar al sistema de tanteo, que es a puntuación límite de entre 12 y 18 puntos. Los sistemas de competición son por equipos e individuales.
Desarrollo del juego
El juego se inicia eligiendo color y sorteando cuál de los dos equipos lanza el miche, acción que se realiza desde el rayo (semicírculo cuyo ancho debe estar comprendido entre 25 y 35 cm. que el jugador que lo lanza debe marcar en suelo) por un jugador del equipo al que le haya tocado en suerte. Ese mismo jugador tiene que tirar la primera bola, y siempre que la bola tirada quede entre los límites del campo, la siguiente bola la arrojará el equipo contrario, que dejará de lanzar bolas cuando consiga que una de las suyas sea la más próxima al boliche.
Cuando se lancen todas las bolas, se suman tantos puntos como bolas de un mismo equipo estén más cerca del miche que la más próxima del equipo contrario. Como regla general, uno de los pies debe estar tocando el suelo dentro del rayo hasta el momento en que el jugador se desprende de la bola. El sistema de tanteo que determina al equipo ganador está establecido en alcanzar una puntuación límite de 12, 15 o 18 puntos, según se halla acordado.
Un encuentro puede constar de una o varias partidas, resultando vencedor el equipo que primero alcance la puntuación y las partidas establecidas. La acción de enviar el boliche fuera de los límites del campo implica que al equipo que lo acaba de echar se le descuente un punto y se le sume al equipo contrario. Esta norma aparece en el momento en el que se empiezan a delimitar las canchas y supone la posibilidad de una puntuación negativa. En los últimos años la bola canaria ha tenido un auge espectacular en Fuerteventura, convirtiéndose en una de las islas con más fichas federativas y con equipos campeones de Canarias.
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