El salto del pastor, una actividad de desplazamiento para los pastores de Canarias
Su existencia viene determinada por la accidentada orografía del archipiélago
El salto del pastor es un juego psicomotor cuya finalidad es trasladarse en un espacio natural con la ayuda de un palo grande tanto en situaciones de descenso como de ascenso o en espacios llanos y que carece de competición. En la actualidad existe una Federación de Salto del Pastor Canario creada en 2001.
Se trata de una actividad originada por el desplazamiento de los pastores de las Islas con el ganado, pero también de todos aquellos individuos que precisaban transitar por lugares de difícil relieve. El carácter accidentado de la orografía canaria hace necesaria la utilización de una vara larga de manera que, generalmente, posee una punta metálica en uno de sus extremos y que recibe distintos nombres según la isla: en Fuerteventura y Lanzarote, lata; en La Palma, lanza; en Gran Canaria, garrote; en El Hierro, asta; en La Gomera, astia; en Tenerife, palo, astia, lanza y regatón.
El empleo de un palo grande para deambular por el terreno está documentado en la cultura aborigen, vinculado con una función utilitaria. No existen menciones precisas e inequívocas de que se practicase, en esa etapa, con la función de juego. Los aborígenes canarios en este tiempo colocaban en el extremo inferior de la lata un cuerno de cabra, pero con la llegada de los europeos y del metal, el regatón hizo su aparición.
Inmediatamente después de la llegada de los europeos a las Islas, el salto con un palo grande se generaliza entre los campesinos, y diferentes autores como Gaspar de Frutuoso, Viera Clavijo o Glas documentan ese uso por parte de las personas dedicadas a labores del campo y del pastoreo.
Esta actividad, como otras de carácter utilitario, en ocasiones se despoja de su carácter funcional en un contexto de juego convirtiéndose en una actividad lúdica. La dificultad de la acción supuso que numerosos visitantes de las Islas a lo largo de los siglos hayan dejado registrado el hecho de saltar entre los riscos con la ayuda de una vara.
“Arrójanse con la lanza, llevada a lo largo del cuerpo del hombre, terciada de manera que ponen un tercio primero en la tierra o piedra donde dan con una contera de acero que trae la lanza, de un palmo de larga con su cubo, sin que pueda desviarse de donde da , y aunque sean tres lanzas de alto se tiran abajo y vienen a ponerse en suelo con tanta facilidad, que parecen aves”, recoge Fructuoso en 1590.
“Otras mil gentilezas hacen, como es arrojarse peña abajo con una lanza muchos estados, que, como son a todos notorias, no quiero gastar tiempo en escribirlas”, señala Espinosa en 1594.
Utilitarismo
Como actividad ligada al utilitarismo, se practicaría como juego en los momentos de entretenimiento. En la actualidad se practica en todas las Islas Canarias, aprovechando los practicantes los días festivos y fines de semana para poder salir al campo a realizar esta actividad en su medio natural.
La existencia de esta actividad viene determinada por la accidentada orografía del archipiélago canario. Un terreno irregular y montañoso, al tiempo que transitable por el ganado. Actualmente su práctica lúdica se continúa realizando en el contexto natural.
El instrumento utilizado para la práctica del salto del pastor consta de varis partes. El palo, una vara de madera de forma cónica más gruesa en el extremo inferior y cuenta con una dimensión de entre dos y cuatro metros, como las utilizadas para salvar los riscos de La Caldera de Taburiente, en La Palma. La madera utilizada para su elaboración suele ser de pino canario, faya, barbusano, mocán, eucalipto, brezo, almendrero, acebiño, haya, tarajal, acebuche, riga, etc.
Otra parte es el regatón, una especie de punzón de acero ubicado en el extremo que entra en contacto con el suelo. Su tamaño es de entre 20 y 35 centímetros, en relación al tamaño del palo. Por último se encuentra el bocal o collarín, aunque no siempre está presente. Se trata de una funda metálica que se coloca en el extremo superior del palo para protegerlo y que no se abra la madera. En algunas situaciones, el regatón se sustituye por una argolla o por una argolla y una puya o puyón. El palo suele tener una protección de cuero junto al regatón.
La práctica tradicional se realiza en espacios naturales propios de la actividad de los pastores o de carácter similar. Estos espacios no tienen ningún tipo de estandarización, por lo que poseen una gran incertidumbre para la realización de las acciones de los participantes.
Para poder realizar las distintas gestualidades o técnicas, la lata se agarra por el palo con dos manos, una más alta que la otra de manera que favorezca el deslizamiento y frenado adecuado, con las palmas de las manos hacia arriba y se apoya el regatón en el suelo.
El agarre superior se ubica a la altura del hombro o por encima de él, y el agarre inferior, más o menos a la altura de la cadera y con el pulgar orientado hacia el suelo. Da igual que quede la mano derecha o la izquierda arriba, lo ideal es poder brincar tanto por un lado como por otro, aunque siempre tendremos una posición que nos resulta más cómoda. La separación de las manos varía dependiendo de la técnica que se use y/o el momento en cada salto, y el brazo que esté abajo nunca se debe doblar por el codo.
Partiendo de esta forma de agarre, las principales técnicas son: salto a regatón muerto, salto a regatón apoyado, caída a plomo, caída a banda, media luna (enamorado o abanico), subir saltando, subir escalando con las dos manos por el palo tirando del cuerpo, bastoneo, bordoneo, frenada y combinaciones de estas técnicas.
Respecto a la lata, el cuerpo se puede poner de dos formas básicamente, detrás del palo (a pies juntos o a plomo) o a un lado del palo (de banda). En cualquier caso se debe saltar "bien metido", es decir, muy unido a la lata formando ésta y saltador un conjunto y con las piernas flexionadas, preparado para amortiguar el contacto con el suelo. No es sano caer con las piernas completamente rectas.
Generalmente se deslizan las manos por la lata. En este deslizamiento hay que intentar que el contacto de los pies con el suelo sea lo más suave posible. La frenada se consigue apretando las manos sobre el palo y con el rozamiento del cuerpo. Para una práctica del salto sana es fundamental tener una buena frenada.
Saltos
Se puede subir básicamente de tres formas: usando la lata como un bastón con una mano, impulsando el cuerpo dando un brinco y con las dos manos en el palo tirando del cuerpo hacia arriba.
Bajar es una del las situaciones donde el salto del pastor ofrece más posibilidades y permite desplazarse por riscos de elevada pendiente y salvar alturas mayores a la lata. El bastoneo se caracteriza por deslizarse por la lata sin perder el contacto con el suelo.
En los saltos con regatón apoyado, se realizan brincos donde al deslizarse por la lata no se apoyan los pies y el regatón siempre está en el suelo. La altura a bajar siempre está limitada por la longitud de la lata. En el salto a regatón muerto el brinco es mayor a la longitud de la lata. En esta situación no se apoya el regatón en el suelo previamente y es fundamental dominar la frenada.
Para avanzar se usa la lata con la posición del cuerpo por un lado (de banda). Y casi no se deslizan las manos por el palo avanzando con impulso en línea recta. En este apartado hay que destacar el salto de media luna, en abanico o del enamorado, que consiste en desplazarse describiendo una trayectoria semicircular, normalmente para salvar algún obstáculo.
Se pueden combinar distintos usos, por ejemplo bajar y avanzar al mismo tiempo, saltar a regatón muerto con caída a banda, empezar a subir con impulso y terminar tirando de brazos… Aparte del uso laboral que el pastor le daba a la lata, también la utilizaba en sus momentos de ocio para realizar actividades lúdicas.
Así, se conoce de la existencia de pruebas de precisión en las que el pastor se lanza desde una determinada altura con el objetivo de clavar el regatón en un punto indicado, habitualmente una moneda.
También es una prueba de habilidad la denominada “vuelta del pastor”, en la que el individuo agarra la lata a la altura del regatón e intenta dar un giro pasando el cuerpo por debajo de ese brazo. Otras pruebas, relacionadas con la fuerza son la de pretender elevar la lata sujetándola por un extremo y con las manos cruzadas, o la de intentar levantar al oponente partiendo de una posición de sentados, agarrando la lata, paralela al suelo, y las piernas totalmente extendidas.
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