La familia del poeta popular recopila 40 de sus creaciones en un libro que traza un perfil biográfico del autor, que plasmó los claroscuros de la transformación insular
La recuperada voz crítica de Juan Vera Chocho: “Sé que no les va a gustar”
La familia del poeta popular recopila 40 de sus creaciones en un libro que traza un perfil biográfico del autor, que plasmó los claroscuros de la transformación insular
En el muro de TikTok, plagado de gente anónima bailando, famosos promocionando productos de forma encubierta y extractos de vídeos de consumo rápido, aparece de repente la figura de un hombre de otra época: perfectamente afeitado, una tez que se adivina morena, camisa azul y sombrero, en una estancia blanca con una estantería, a su espalda, que llega al techo. Con determinación y voz firme, se arranca: “Desde que Bethencourt/conquistó Fuerteventura/y dominó de norte a sur/pues creo que fue el primero/ha vivido el majorero/con miserias y amarguras”. En un minuto y cincuenta y tres segundos recita Esclavos sin ser esclavos. No se le identifica pero se trata de Juan Vera Chocho, el poeta popular nacido en Lajares en marzo de 1914, cuya obra acaba de ser recopilada por su familia, en una cuidada edición publicada por la Asociación Raíz del Pueblo, de la que el autor fue socio fundador.
El título del libro, Sé que no les va a gustar, toma prestado el verso de una de sus poesías, en las que destilaba críticas a quienes ejercían el poder. “Opinaba que es deber de los poetas populares expresar aquello que piensa el pueblo llano y le es difícil decir, ya que las ‘verdades’ son siempre difíciles de escuchar y de asimilar”, señala en el prólogo Juan Antonio Nieves Vera, nieto del autor y responsable de la edición, diseño y maquetación. “Repetía que la historia siempre la escriben los poderosos y vencedores”, pero que la “construía” la gente, aunque después no se viese reflejada en los libros, comparte Juan Antonio con Diario de Fuerteventura.
De esta primera edición se han impreso 500 ejemplares y la tirada está ya prácticamente agotada. “Hay intención de sacar una segunda edición”, explica el nieto del poeta, quien resalta que la familia llevaba tiempo recuperando la obra de Juan Vera Chocho. No ha sido una tarea sencilla: tal y como se destaca en el libro, el trabajo comenzó en vida del poeta, fallecido en agosto de 1998.
Se descartaron poemas de los que no se ha contrastado su autoría. “Popularmente se le atribuyen numerosos poemas y cantares que, o no se puede demostrar que son suyos, o son de algunos de sus antepasados”, señala su nieto Juan Antonio en el prólogo. Cuando se envió a imprenta, se conservaban 40 poemas que se pueden “atribuir fehacientemente a Juan Vera”. Después de la presentación del libro, “han aparecido dos más que, por la forma, es muy probable que sean suyos”, aunque habría que verificarlos, añade.
Juan Vera Chocho, subraya su familiar, “era un poeta popular, sin formación académica”, y “lo más importante para él era el mensaje”. En cuanto a la forma, “se encontraba muy cómodo entre quintillas y cuartetas”, pero “si el mensaje lo requería”, rompía la métrica. Era una “forma tradicional de hacer poesía, heredada de generación en generación, aprendida al oído, y escrita en contadas ocasiones”.
A la obra poética de Juan Vera Chocho le antecede un pormenorizado estudio biográfico, elaborado por el historiador y periodista Juan Jesús Darias, que enmarca la trayectoria vital del autor y refleja las dificultades para la subsistencia en la Fuerteventura de comienzos del siglo XX. “Que yo nací en Fuerteventura/en lo peor de su historia”, recuerda en uno de sus poemas, El desorden insular, de 1993.
El menor de cinco hermanos, su padre fallece cuando Juan tenía cinco años. La devoción por la poesía es cosa de familia: su padre, Antonio de Vera, “escribía obras de teatro en verso y poemas, con un sentido de la crítica social muy afilado”, y su tío, Agustín de Vera, también escribía poemas. Con una infancia marcada por el trabajo -fue pastor de cabras-, en su adolescencia emigra a Gran Canaria. Regresa luego a la casa familiar en Lajares. En la Guerra Civil termina destinado al Grupo de Artillería de Ceuta, un destino que aprovecha “para aprender a calcular parábolas”. Su pasión por los números y su curiosidad por aprender le acompañarán siempre.
“Lo más importante para él era el mensaje”, destaca su nieto Juan Antonio
De regreso a Fuerteventura, en los años 40 regenta, como medianero, una cantina y tienda en La Oliva, que pertenecía a Aureliano Negrín. También fue administrador de las propiedades de la familia Manrique de Lara. Fue juez de paz durante varias décadas y, en la Transición, le llega la oferta de presentarse a la alcaldía, que declina. En sus poemas son habituales las pullas a los políticos: “Es más honroso y honesto/sembrar, arar y arrancar/que el estar de concejal/con alcaldes como estos/que no dejan opinar/ni te echan nada en el cesto/mientras el de él ves llenar”.
Ya en los años 80, Juan Vera Chocho muestra en su obra la preocupación por que el turismo, entonces en plena expansión, no hace sino acrecentar las desigualdades, y advierte sobre la destrucción del territorio y del patrimonio. De 1989 es el recordado Esclavos sin ser esclavos, en el que reflexiona sobre la dependencia histórica de los dueños de las tierras y cómo la llegada del turismo lo que hizo fue cambiar a los dueños pero se mantuvo la dependencia. Destaca que ahora “somos de los extranjeros”, a los que “tenemos que asear y servirles la comida, limpiarles playas y plazas, trabajando noche y día”. “Pero nos están pagando/unos sueldos como rentas/y así no nos damos cuenta/de que nos están comprando”, añade, para concluir: “Y el día que hayan comprado/la Isla de norte a sur/tendrán igual resultado/que obtuvo Bethencourt:/¡esclavos sin ser esclavos!”.
Del mismo año es el poema Lo mejor del territorio, que empieza: “Con pistas y carreteras/y huyendo del promontorio/van metiendo bajo rueda/lo mejor del territorio/y debían de saber/pues parece que no lo saben/que en el mundo no hay ni un ser/plantas, animales ni aves/que puedan vivir sin comer”. Sabiduría popular en un tono mordaz que esconde una llamada de alerta más vigente que nunca.
Comentarios
1 Anónimo Sáb, 10/02/2024 - 09:21
2 Majorera Sáb, 10/02/2024 - 18:10
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